Egipto y las maravillas naturales del Nilo

0

[ad_1]

[Img #60851]

 

Asuán y Luxor son verdaderas capitales del turismo en Egipto, pero no solo por los grandes monumentos y por los museos de historia, sino también por los hermosos cruceros por el Nilo que, durante la época de vacaciones, atraen a miles de turistas y los acercan a las maravillas naturales del noreste de África, región que cuenta con una increíble biodiversidad y que forma parte del hábitat de muchas especies, algunas de ellas en peligro de extinción.

 

Estos cruceros suelen ir entre Asuán y Luxor, atravesando el tramo más salvaje del Nilo y pasando por algunas importantes reservas naturales abiertas al público, como la Isla de Kitchener, la Isla Elefantina, el Jardín Botánico de Asuán, entre otras.

 

La Isla Banana al norte de Luxor

 

Una de las atracciones naturales más famosas del Luxor es la Isla Banana, una plantación de plátano a los que los locales llaman Gezira El-Mozh; en ella puedes disfrutar de una experiencia mano a mano de turismo ecológico basado en el cultivo del plátano. En esta área tropical tendrás la oportunidad de acercarte a la naturaleza y disfrutar de una cena en faluca mientras disfrutas de la puesta de sol.

 

Para llegar a ella, una faluca llegará a buscarte en el centro de la ciudad de Luxor, disfrutando de un viaje a través del río con un tentempié de plátano. Al llegar, encontrarás algunos animales enjaulados y una fauna frutal variada, siendo el centro de la atracción la plantación de plátano y la cafetería. Luxor es una ciudad cosmopolita en la actualidad, así que un escape natural como este es muy bien recibido por los turistas y ayuda a fomentar la preservación del ambiente.

 

Asuán y las maravillas naturales que les esperan a los turistas

 

Aunque en la actualidad la mayoría de las atracciones se encuentran cerradas, después de la normalización y apertura del turismo, tomando las medidas de bioseguridad correspondientes, puedes disfrutar de los famosos cruceros que parten de Asuán; algunos se dirigen al sur, al Lago Nasser, uno de los lagos artificiales más grandes del mundo, que ha sido colonizado por una fauna y flora acuáticas abundantes.

 

Otros, se dirigen a Luxor en el norte, a través de un largo tramo del Nilo. Tales cruceros suelen durar 4 días, y puedes apreciar la increíble fauna que habita en estas aguas. Hipopótamos, la tortuga de caparazón blando, la perca y el mítico cocodrilo del Nilo, son abundantes en esta área.

 

[Img #60850]

 

Islas del Nilo cerca de Asuán y atracciones naturales en la ciudad

 

Si quieres tener una experiencia mucho más cercana, puedes disfrutar de un viaje en velero hasta las islas cercanas a Asuán; la Elefantina, la Isla de Kitchener Jazirat Al Makil, la Isla Agilkia donde también está situado un importante complejo de templos antiguos, paraísos de la vida natural imperdibles para cualquier ecoturista que quiera disfrutar de cerca de las maravillas de la naturaleza egipcia.

 

Otra forma de disfrutar de la flora y fauna de la región del Nilo es el Jardín Botánico de Asuán, que recoge la flora de toda la región en un solo parque guiado en el que puedes aprender mucho más de cerca sobre la flora del área y de las especies en peligro de extinción que se resguardan allí.

[ad_2]

Source link

“Bueno, ya no piso ningún bicho” | Ciencia

0

[ad_1]

La psicóloga Susan Blackmore preguntó una vez al neurocientífico Christof Koch si sus investigaciones sobre la consciencia le habían cambiado de alguna forma, y Koch respondió enseguida: “Bueno, ya no piso ningún bicho”. Hace de eso 15 años, y recuerdo mi perplejidad al leerlo en el libro de Blackmore Conversations in consciousness (conversaciones sobre la consciencia, Oxford University Press, 2006). En sus estudios de la consciencia humana y de los primates, que empezó con Francis Crick, codescubridor de la doble hélice del ADN y el código genético, Koch percibió que ser consciente depende en cada momento de unos circuitos neuronales tan escuetos que muy bien podrían caber en el cerebro de un insecto. Lee en Materia el estado de la cuestión sobre el dilema de Koch: ¿Debemos pisar bichos? O más en general: ¿Hasta qué punto es humana la consciencia humana?

Imagina que una amiga te venda los ojos y te trae una bandeja con tres objetos de plástico. Solo tocándolos, adivinas enseguida que uno es una esfera, otro es un huevo, y el otro un cubo. Cuando, en el ejercicio siguiente, la amiga te quita la venda para que puedas ver los objetos, pero sin dejarte tocarlos, tú no tienes la menor dificultad para identificarlos. ¿Qué significa eso? Significa que los circuitos cerebrales que interpretan tu tacto y los que interpretan tu visión tienen que intercambiar sus conclusiones, y que por tanto esas conclusiones deben ser conocimientos abstractos, un tipo de red neuronal donde, en nuestro ejemplo, solo importa la geometría, y no los datos crudos que han llevado a ella.

El experimento de tu amiga quiere decir que tu cerebro ha formado un modelo interno de la esfera, el huevo y el cubo, uno que es invariante respecto al tamaño, la orientación y la modalidad sensorial por donde ha penetrado tu cerebro. Y ese es el mismo talento que los investigadores de Londres han demostrado ahora en el abejorro, el primo voluminoso y molesto de la abeja que suele llevarse la mayor parte de las bofetadas en las comidas campestres. Los abejorros reconocen a oscuras diversas formas geométricas, y luego saben cuáles son sin más que verlas.

Esto se llama percepción intermodal, y ha sido demostrada en humanos, primates, delfines y otros mamíferos, pero ahora sabemos que compartimos esa alta función cerebral con las abejas, que llevan 500 millones de años –desde la infancia de la vida animal en la Tierra— separadas evolutivamente de los mamíferos y demás vertebrados. La percepción intermodal no demuestra ni de lejos que las abejas sean conscientes. Ni siquiera sabemos en qué podría consistir esa demostración. Pero eso no quiere decir que la consciencia sea incognoscible, sino que nuestra neurociencia está en la prehistoria. Cuando sepamos qué circuitos nos hacen conscientes, sabremos si las abejas lo son también. Entretanto, no pisen ningún bicho.

* LA CIENCIA DE LA SEMANA es un espacio en el que Javier Sampedro analiza la actualidad científica. Suscríbete a la newsletter de Materia y lo recibirás cada sábado en tu correo, junto con una selección de nuestras mejores noticias de la semana.

[ad_2]

Source link

Estas bacterias intestinales controlan la alimentación de sus huéspedes

0

[ad_1]

Caenorhabditis Elegans

Son diminutas, pero sin embargo, las bacterias intestinales pueden desempeñar un papel descomunal no solo en la salud digestiva del su huésped, sino también en su bienestar general. Esta es solo una de las conclusiones que se desprenden de un nuevo estudio titulado Modulation of olfactory behavior by a gut bacteria-produced neurotransmitter publicado en la revista Nature esta semana y en el cual se ahonda en el papel de las bacterias intestinales a la hora de modificar el comportamiento, influyendo en sus decisiones culinarias, de un nematodo conocido como Caenorhabditis Elegans.

«Estas bacterias intestinales literalmente hacen que su especie sea más sabrosa para el animal»

«Seguimos encontrando papeles sorprendentes para las bacterias intestinales que van más allá del estómago», afirma Robert Riddle, director del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares -NINDS- del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos- NIH- que financió el estudio. «En este caso, las bacterias intestinales están influyendo en la forma en que el animal percibe su entorno y hacen que se mueva hacia una fuente externa de la misma bacteria. Estas bacterias intestinales literalmente hacen que su especie sea más sabrosa para el animal».

Michael O’Donnell, neurobiólogo de la Universidad de Brandeis y su equipo, querían saber ver si era posible que las bacterias intestinales controlaran el comportamiento de un animal huésped, por lo que se aventuraron a estudiar los efectos de las bacterias Providencia alcalifaciens -JUb39– i¡sobre gusanos de C. elegans, un nematodo ampliamente usado en investigación.

Una historia de zombis

Más información


Una historia de zombis



Las bacterias son el alimento principal para estos nematodos, por lo que para averiguarlo, los investigadores midieron cómo los gusanos alimentados con diferentes cepas de bacterias reaccionaban al octanol, una molécula de alcohol secretada por algunas bacterias y que los gusanos normalmente evitan cuando está presente en altas concentraciones.

O’Donnell y sus colegas descubrieron que los gusanos cultivados junto a JUb39 presentaban menos probabilidades de evitar el octanol en comparación con los animales cultivados en otras bacterias. Curiosamente, descubrieron que las bacterias vivas JUb39 estaban presentes en el intestino de los gusanos que se movían hacia el octanol, lo que sugiere que el comportamiento puede estar determinado en parte por una sustancia producida por estas bacterias.

Solución bacteriana al colapso de colonias de abejas

Más información


Solución bacteriana al colapso de colonias de abejas



A raiz de ello, los investigadores se propusieron saber cómo las bacterias ejercen control sobre los nematodos. «Pudimos conectar los puntos y determinar la vía completa que podría estar involucrada en este proceso», explica O’Donnell, quién está especializado en la relaciones entre microbios y sus hospedadores.

La tiranía de la tiramida

Según los investigadores, la tiramina es un compuesto orgánico del cerebro que puede desempeñar un papel importante en esta respuesta. En los gusanos, la tiramina se transforma en la octopamina, la cual se dirige a un receptor en las neuronas sensoriales que controla el comportamiento de evitación. Así, resultados del estudio sugirieren que la tiramina producida por bacterias aumentó los niveles de octopamina, lo que hizo que los gusanos fueran más tolerantes al octanol al suprimir su evasión.

Como las plantas convirtieron a las hormigas en sus esclavas

Más información


Como las plantas convirtieron a las hormigas en sus esclavas



En un experimento inverso, los investigadores descubrieron que gusanos genéticamente modificados para no producir tiramina tampoco evitaron el octanol cuando fueron cultivados junto a JUb39. Esto sugiere que la tiramina producida por la bacteria puede ser capaz de compensar la tiramina endógena creada por los gusanos.

Otros experimentos adicionales demostraron de la misma manera que los gusanos cultivados en JUb39 preferían comer ese tipo de bacterias en lugar de otras fuentes de alimentos bacterianos, y la tiramina producida por la bacteria también fue necesaria para esta decisión. «De esta manera, las bacterias pueden tomar el control del proceso de toma de decisiones sensoriales del animal huésped, lo que afecta a sus respuestas a los olores y puede influir en la elección de los alimentos«, explica Piali Senguptaprofesora de biología en la Universidad de Brandeis y coautora del artículo.

Estos gusanos comen...¡plástico!

Más información


Estos gusanos comen…¡plástico!



Estudios futuros identificarán sustancias químicas cerebrales adicionales producidas por bacterias que pueden estar involucradas en el cambio de otros comportamientos en gusanos, explican los autores. Se desconoce si combinaciones específicas de cepas bacterianas presentes en el intestino podrían dar como resultado diferentes respuestas a las señales ambientales. Y aunque los gusanos y los mamíferos comparten muchos genes y procesos bioquímicos, los autores también desconocen si existen mecanismos que puedan actuar de igual manera en los organismos superiores. Seguramente, este sea el gran horizonte que el equipo de O`Donnel espera alcanzar algún día.

[ad_2]

Source link