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Hace tres años, a Diana Larrea (Madrid, 1972) le cambió la vida. O al menos el modo en que veía la historia del arte, que para una artista es lo más parecido que existe a la vida misma. Asistió a una performance de su amiga Maria Gimeno llamada Queridas viejas, en la que se revisaba La Historia del Arte de Gombrich y a cuchillo (literalmente) se introducían en el libro algunas de las mujeres artistas que, desde los tiempos de las cavernas hasta el siglo XX, el autor había omitido en su narración historiográfica. “Salí impactadísima”, recuerda ahora Larrea. “Yo misma había leído ese libro en la universidad, y entonces ni me había llamado la atención que no mencionara mujeres. También me di cuenta de que no conocía una sola de esas artistas anteriores al siglo XX, y no por falta de calidad. Me dije: tiene que haber por ahí mucha más gente como yo, esto no puede seguir así”.

Así que el 18 de mayo de 2017 nacía su proyecto Tal día como hoy, por el que cada uno de los 365 días de un año subía a Facebook algunas fotos y un apunte biográfico sobre una artista cuyo nacimiento o fallecimiento se conmemorara en esa jornada. La primera fue la fotógrafa norteamericana Gertrude Käsebier, conocida (pero menos de lo que merece) por sus fotos de los indios sioux de finales del siglo XIX. Y pronto comprobó que su intuición era acertada: “Vi que en efecto había muchas más personas que desconocían a estas artistas, conseguí muchísimos seguidores, y al cabo de un año, después de un breve descanso, pedí una ayuda a la Comunidad de Madrid para crear una web que recogiera todos estos caso .

Diana Larrea en 'Nexus' (2009). |
Diana Larrea en ‘Nexus’ (2009). |

Pero el proyecto siguió creciendo, y por eso este 3 de septiembre inaugura en la galería madrileña Espacio Mínimo la exposición De entre las muertas, donde vuelve a reunir muchas de esas artistas femeninas que en los relatos oficiales han sido a menudo eclipsadas por sus colegas masculinos. Esta vez su trabajo se materializa en los autorretratos pintados por un centenar de creadoras desde el Renacimiento hasta las vanguardias del siglo XX, dispuestos según una estricta línea temporal. Tenemos en su selección autoras relativamente conocidas (Anguissola, Fontana, Gentileschi, Vigée-Lebrun, Morisot, Cassat, Goncharova) junto a otras cuyos nombres ni siquiera sonarán a la mayoría (Michaelina Wautier, Faraona Olivieri, Ottilie Roederstein). Todas se retrataron a sí mismas en algún momento de su carrera –es difícil no ver detrás de esto un acto de autoafirmación-, y Larrea manipula esas imágenes virando al azul su negativo, de modo que se convierten en falsas cianotipias.

Escultura de Sabina von Steinbach (s. XIII) en la catedral de Estrasburgo. |
Escultura de Sabina von Steinbach (s. XIII) en la catedral de Estrasburgo. |

“La cianotipia es uno de los primeros métodos fotográficos, y la primera en usarlo fue la botánica inglesa Anna Atkins, que editó con él un libro de fotos de vegetales”, nos cuenta Larrea para explicar la pertinencia de esta técnica en su proyecto. “Atkins colocaba sus muestras botánicas sobre un papel con emulsión, y al incidir el sol se registraban sobre el papel en negativo”.

Con ello se transforma a estas mujeres artistas en imágenes espectrales, casi en apariciones. Pero hay otro motivo para que Larrea haya optado por esta técnica: el nombre de la exposición realiza un guiño al título español de la película Vertigo (1958), de Alfred Hitchcock, en la que un hombre convertía a una mujer en otra (que en realidad era ella misma, aunque él no lo supiera), moldeándola a imagen y semejanza de su propia obsesión. Larrea ya tomó hace años la obra maestra hitchcockiana como punto de partida en un trabajo en el que se fotografiaba a sí misma posando como Kim Novak en diversas localizaciones del film original, en la ciudad de San Francisco. Pero aquí, en lugar de presentarse una chica que debe acomodarse a las exigencias y expectativas que impone el deseo masculino, es una mujer la que rescata la imagen de otras mujeres de ese reino de las muertas en el que el olvido las sepultó.

Retrato de Diana Larrea perteneciente a su serie 'Olimpia en San Francisco' (2005), basada en las representaciones femeninas de 'Vértigo' de Alfred Hitchcock. |
Retrato de Diana Larrea perteneciente a su serie ‘Olimpia en San Francisco’ (2005), basada en las representaciones femeninas de ‘Vértigo’ de Alfred Hitchcock. |

Larrea agradece que en tiempos recientes las instituciones se hayan contagiado de la nueva conciencia por el papel social de la mujer: “Es verdad que en los últimos tres o cuatro años se nota un esfuerzo por sacar los trabajos de las mujeres de los almacenes de los museos y hacer exposiciones sobre ellas. Como hizo El Prado con aquel cuadro de Rosa Bonheur que colocó al fin en sala atendiendo a la demanda social. Yo encantada de que se pongan las pilas. Solo espero que no sea una moda de dos días”.

Obra de la artista cubista Olga Rozanova (1886-1918). |
Obra de la artista cubista Olga Rozanova (1886-1918). |

De hecho, el propio Museo del Prado inauguraba hace un año una exposición dedicada a las pintoras renacentistas Lavinia Fontana y Sofonisba Anguissola, lo que puede interpretarse como otro paso en este mismo sentido. Para este otoño se anuncia Invitadas, centrada en la imagen de la mujer y el trabajo de las mujeres artistas durante el siglo XIX y principios del XX. Con ella El Prado devolverá al mundo de los vivos un amplio plantel de nombres que languidecían en el limbo de sus almacenes.

Antes de eso tendremos en el Guggenheim Bilbao una retrospectiva de Lee Krasner, una de las grandes del expresionismo abstracto neoyorquino cuya apasionante obra es, por desgracia, mucho menos conocida que el hecho de que su autora estuviera casada con Jackson Pollock. En el mismo museo puede verse también otra exposición dedicada a la brasileña Lygia Clark, pionera de la abstracción. En el Reina Sofía es la artista conceptual española Concha Jerez quien ahora disfruta de la exposición temporal más relevante, mientras que para octubre se anuncia otra con obra de la pintora noruega Anna-Eva Bergman. En Valencia, el IVAM ha organizado la primera gran exposición individual de la creadora turca Gülsün Karamustafa, mientras que el centro de arte Bombas Gens cuenta con la joven Inma Femenía.

Por su parte, en la nueva temporada de las galerías madrileñas que se inaugura el 10 de septiembre con el evento de Apertura, se incluyen muestras a priori tan interesantes como las de Cristina Lucas (en Albarrán Bourdais), Elena Asins (Elvira González), Isabel Muñoz (Blanca Berlín), Aurèlia Muñoz (José de la Mano), Laura Torrado (Freijo Gallery), Gabriela Bettini (Sabrina Amrani), Catarina Botelho (Silvestre), Ana Santos (The Goma) o Ana Prata (Travesía Cuatro). Y Elena Bajo abrirá en García Galería. Del mismo modo, en Barcelona la temporada galerística comenzará con Margaret Harrison, María Acha-Kutscher y Núria Güell (3 Punts), Anna Dot (Bombon Projects), Eulàlia Rovira (etHALL), Beatrice Gibson (NoguerasBlanchard) o Mar Aza (RocioSantaCruz). Son artistas de distintos orígenes geográficos y generacionales que nos hacen pensar que en efecto las cosas están cambiando y poco a poco desaparecen los obstáculos que impidieron a aquellas mujeres del pasado ser recordadas en el presente.

De momento, Diana Larrea seguirá trabajando en ello, con la mirada puesta en las nuevas generaciones: “Estoy maquinando cómo darle otro formato a la web y hacerla más atractiva para los millennials. Quiero traer algo del pasado al presente. El presente es la gente de ahora, no la de hace 20 años”.

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