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Los datos de participación en las históricas elecciones de este domingo en Italia no apuntan a una gran movilización sino al contrario, a una caída respecto a 2018. El escrutinio desvelado por el Ministerio del Interior indica que la afluencia hasta las 19 horas se ha situado en un 51,14% del electorado, siete puntos menos que a esta misma hora en los comicios anteriores, cuando alcanzó el 58,41%. Quedan cuatro horas para que cierren los colegios electorales, a las 23 horas, cuando se conocerán los datos definitivos de participación y comience el escrutinio.

A las 12.00 horas, la participación era del 19,21%, solo dos décimas menos que el 19,43% de 2018. La participación en las anteriores elecciones generales italianas alcanzó el 72,94%, una cifra relativamente alta. En España, la participación se quedó en el 69,87% en las elecciones de noviembre de 2019.

Junto a los datos de participación, otro de los atractivos de la jornada electoral es la del voto de la gran favorita. Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia y posible nueva primera ministra, ha dado hoy un golpe de efecto al retrasar su visita al colegio electoral hasta las diez de la noche. Votará apenas una hora antes del cierre. Una tardanza inédita en un candidato. Algo que ha justificado con el gran número de fotógrafos que la esperaban esta mañana, a los que desalojó la presidenta del lugar de votación. La dirigente ultraderechista tiene su colegio electoral en la escuela Vittorio Bachelet, en la calle de la Beata Vergine del Carmelo, en el barrio de Torrino, en Roma.

Todos sus rivales han votado mucho antes. En la capital italiana lo ha hecho el líder del Partido Demócrata (PD), Enrico Letta, y el centrista Carlo Calenda, al frente de Acción, una formación que acude a los comicios aliada con Italia Viva, de Matteo Renzi. Los siguió el exprimer ministro Giuseppe Conte, del Movimiento 5 Estrellas. Otro de los que ya depositó su voto en la urna es Matteo Salvini, de la Liga, que en este caso es uno de los aliados de Meloni.

De estas elecciones legislativas saldrá el gobierno que sustituirá al de unidad nacional de Mario Draghi que ha dirigido Italia desde febrero de 2021 hasta su caída este verano. La falta de apoyos provocó el adelanto electoral un año antes de tiempo (en Italia, las elecciones son cada cinco años).

Opciones

La unidad de la coalición de centroderecha que lidera Giorgia Meloni desde el extremo derecho le da una ventaja en el sistema electoral italiano respecto a los partidos de centroizquierda, que se presentan por separado en varias opciones. El bloque conservador se ofrece como una elección nítida: acude a los comicios en una lista unida formada por los Hermanos de Italia de Meloni (la que lidera la intención de voto en los sondeos previos), la Liga de Matteo Salvini, la Forza Italia de Silvio Berlusconi y los minoritarios Nosotros los Moderados de Maurizio Lupi. 

Por el centroizquierda, en cambio, hay más posibilidades, lo que dispersa el voto. Hay una coalición principal de cuatro partidos liderada por el Partido Democratico-Italia Democrática y Progresista del ex primer ministro Enrico Letta, en la que participan también los más pequeños Alianza Verdes e Izquierda, +Europa de Emma Bonino y el Compromiso Cívico-Centro Democrático de Luigi di Maio, el ministro de Exteriores en funciones que creó este nuevo partido en verano tras abandonar el Movimiento Cinco Estrellas, del que fue jefe hasta 2020. 

Además de esta coalición principal, el votante potencial de centroizquierda tiene en la papeleta al menos otras dos opciones destacadas. Una es la del Movimiento Cinco Estrellas de Conte, que fue primer ministro entre 2018 y febrero de 2021, cuando los partidos principales eligieron a Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, para presidir un ejecutivo de consenso, roto este verano.

La otra candidatura es la de la unión de los centristas Acción-Italia Viva-Calenda, que encabezan el antiguo primer ministro Matteo Renzi (abandonó el Partido Democrático para crear Italia Viva) y Carlo Calenda, este último partidario de un nuevo gobierno de concentración nacional como el de Draghi. 

De esta manera, mientras que el voto de centroderecha se concentra en una coalición, el centroizquierda acude a las urnas repartida en al menos tres opciones. 

Sistema electoral

Este 25 de septiembre se elige a los 400 diputados de la Cámara alta y a los 200 del Senado, reducidos desde los 630 y 315 anteriores tras la reforma constitucional aprobada en referéndum en 2020. El sistema de elección es mixto: el 61% de los escaños (245 en el Parlamento y 122 en el Senado) se reparte proporcionalmente, el 37% (147 y 74) se adjudica al candidato más votado en los colegios uninominales, y el 2% restante (8 y 4) lo escogen los electores en el extranjero por un sistema proporcional.

Con este sistema, quien obtenga, por ejemplo, el 44% de los escaños proporcionales y el 65% de los uninominales, se asegura la mayoría absoluta. En esta ocasión, la clave de los resultados está en la elección uninominal, donde el nombre más votado se lleva el escaño aunque sea por un solo voto de diferencia. Por eso, la candidatura unida del centroderecha, que ofrece un solo candidato por cada colegio uninominal, tiene más opciones de ganar aquí que el centroizquierda, que se presenta por separado.

Para participar en el reparto proporcional, hay que alcanzar como mínimo el 3% de los votos del país si es un partido que se presenta en solitario, o el 10% si es una coalición.

Quienes acuden a las urnas en los 7.904 ayuntamientos de Italia se encuentran con una papeleta rosa para el Parlamento y otra amarilla para el Senado que recogen todas las candidaturas. Cada candidatura (de una coalición o de un partido en solitario) tiene dos partes: una con el nombre del candidato para el colegio uninominal que corresponda (Italia se reparte en 147) y la otra, debajo, con la lista cerrada con hasta cuatro nombres que corresponda a su partido (o a cada uno de los partidos de una coalición) en ese municipio para el reparto proporcional. No se puede votar a un candidato uninominal y a una lista de partidos distintos. 

Una papeleta electoral para el Parlamento en un colegio de Roma, en los comicios de este domingo 25 de septiembre de 2022. A la derecha, arriba, la candidatura del bloque de centroizquierda encabezado por el PD. Abajo, la de la coalición de centroderecha a la que pertenece Meloni.


Una papeleta electoral para el Parlamento en un colegio de Roma, en los comicios de este domingo 25 de septiembre de 2022. A la derecha, arriba, la candidatura del bloque de centroizquierda encabezado por el PD. Abajo, la de la coalición de centroderecha a la que pertenece Meloni.

Por ejemplo, en la candidatura de la coalición de centroderecha (lo mismo vale para la del centroizquierda) aparece un único candidato, arriba, para el colegio uninominal y, abajo, la imagen de cada uno de los cuatro partidos del bloque para el reparto propocional. El votante tiene que marcar uno solo de esos cuatro partidos; si señala al candidato uninominal pero no marca a ningún partido de la candidatura, el valor de este voto individual se reparte proporcionalmente entre las cuatro formaciones según los votos generales que cada una haya cosechado. Al revés, si marca un partido pero no marca el nombre del candidato uninominal, se le adjudica su voto a este de todas maneras.

En la campaña, todos los partidos han tenido a la juventud y sus problemas de precariedad y falta de trabajo como uno de sus ejes. En estas elecciones, las primeras en las que se rebaja la edad de voto para el Senado a los 18 años, igual que para la Cámara alta, pueden votar por primera vez 2.682.094 jóvenes que han cumplido la mayoría de edad.

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