«Si Dios está contigo, ¿quién puede contra ti? «. Así comenzaba o terminaba sus programas una presentadora de televisión cubano-americana, que es hoy congresista federal en Estados Unidos. Una vez que tienes a Dios de tu parte todo es más fácil. Estados Unidos lo tenía por medio de la tesis del Destino Manifiesto. Esto ocurría a mediados del siglo XIX. «Dios», evidentemente para ellos, quería que la joven e impetuosa nación conquistara las dos inmensas costas –el Atlántico, que ya tenía asegurado, y el Pacífico ignoto- y luego se derramara hacia el sur y ocupara todo el hemisferio.