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Inquietudes acerca de: ¿cómo enfrentar mejor el amor a distancia y el aislamiento en tiempos de la Pandemia?, ¿qué hacer con los sentimientos poco conocidos ante la amenaza de muerte y el fallecimiento de los seres queridos?, ¿cómo lidiar con estas experiencias que nos sobrecogen estos días? En realidad, ha sido difícil enfrentar el peligro del SARS-CoV-2. La amenaza a la salud de todo el mundo nos está recolocando dentro y fuera de nosotros mismos. Mucho aprendizaje significativo para el yo colectivo más interno está haciendo posible manejar de mejor manera las posibilidades de ser infectados, morir, incluso de aumentar la atención médica y funeraria para los ya idos.

Surgen preguntas con respuestas insólitas hay muchas inquietudes sin respuesta. En muchos casos lo que tenemos a la mano son respuestas más bien compasivas y pragmáticas. Estos tiempos significan muchas cosas, particularmente para cada uno. Con todos nosotros encerrados, sintiendo incertidumbre incontrolada, nuevas restricciones a la vida cotidiana, disminución de los ingresos, estar muchas veces sin dinero y experimentando dolor y miedo, hace que los peligros de la Pandemia resulten muchas veces peor.

Efectos directos del peligro de infección y muerte han traído consigo consecuencias indirectas que agravan la crisis de salud mundial. Pero, sus efectos en cada sujeto, persona y familia son los que, además, están arrebatando trozos de vidas sanas, a cada momento. Aun así, a más de un año transcurrido de lo que se decía sería cuestiones de un par de meses, todo el mundo seguimos resistiendo, con lo que tenemos a la mano.

Estos esfuerzos extraordinarios -aunque no se los quiera aceptar así-, suman al deterioro social. Abandonarse a la confusión y a una desesperada parálisis, ha provocado una depresión masiva que aumenta las dificultades de este ya muy largo proceso. Muchos, pero no todos los grupos humanos ni tampoco sociedades en su conjunto permanecen quietas e inmóviles como si ya estuvieran muertas. Aun así, la experiencia del último año pesa en todo mundo porque afecta y rompe el flujo de nuestras vidas.

Que entre estos efectos indirectos se esparzan otros significados de la muerte hace que el ambiente triste haga pedazos las sensibilidades y fatigue cualquier determinación de resistir. Así que para bien o para mal, muchas personas han querido darse cuenta de lo que está sucediendo. Despertar sentimientos profundos y expresarlos porque son incontenibles, ha sido una forma práctica común de hacer frente a las inclemencias fatales traídas por la Pandemia.

La Pandemia nos hace sentir indefensos

La Pandemia nos enfrenta con nuestras prácticas, entendidos y sentimientos de amor, vida; y de muerte, dolor y duelo. Agranda los sentimientos de estar indefensos. Sentimientos que, si son compartidos tan intensa y profundamente con los demás, no son comprendidos ni tampoco son sentimientos permitidos. Poco se sabe sobre ¿cómo entender los sentimientos que surgen en estos días tan inesperados y complejos?

Entre muchas alternativas, constructivas o no, que están probadas mediante la acción colectiva, lo que ha estado haciendo progresos es la inteligencia colectiva, compartida. Se ha vuelto masivo atender lo que pasa y compartir cómo aprender a actuar, parece que se están trayendo a escena, ventajas de la organización colectiva para averiguar qué hacer, como hacerlo de la mejor manera. Un ejemplo, es la movilización mundial de científicos y laboratorios farmacéuticos para encontrar las vacunas. Otro ejemplo es la mundialización de las directrices de las políticas públicas de eficiencia hospitalaria y de vacunación adoptadas.

Subyacentes a esto, están todas las medidas que las personas han tomado por su cuenta. Lo que ha sido seleccionado y aplicado mediante acuerdos invisibles apoyado por la percepción correcta, como por una inédita coincidencia de emociones y sentimientos desde la que la gente se hace fuerte, resiste y se recobra en sus casas, en todo lo posible y según los recursos disponibles, acciones que han demostrado ser decisivas en la sobrevivencia al largo asedio de la Pandemia.

Debido a que la vida cotidiana exige respuestas precisas que no conocemos y que no tenemos a mano, la mayoría de nosotros estábamos constantemente o en algunos momentos confundidos, muchas más veces fuimos impotentes para resolver las cosas. En cuanto a pandemia, estamos aprendiendo un poco más sobre cómo enfrentar estas situaciones desconocidas de la llamada “Nueva normalidad”. Por lo tanto, si algunos de nosotros hemos sido recogidos en casa, somos muchos de nosotros fuera: incluyendo personal médico, empleados del gobierno, desempleados que buscan un sustento, y otros trabajadores que necesitan salir a trabajar, estamos más expuestos.

¿Qué se está haciendo para superar la amenaza que flota en el ambiente?

Lo que está superando el peligro de infección y muerte por el SARSCoV-2, sin duda ayuda a mitigar la amenaza que se siente en todos lados. Sobre todo, ha sido la comunicación de las propias experiencias que han sido informadas – a través de medios masivos y de las nuevas tecnologías de la comunicación-, con las que, como reflejos, de una manera u otra, compartimos como propias las experiencias de muchas otras personas, grupos, organizaciones y gobiernos para hacer frente y resistir a la Pandemia.

De esta manera, lo que se ha resentido como presencia invisible que a todos acecha a través de la sepa del renovado virus, está siendo resignificada. El simple hecho de sobrevivir, de continuar, como lamentablemente ha seguido ocurriendo tantas veces a lo largo de la historia, se comprueba una vez más. Se rechazan los sentimientos de muerte prolongada. Se empiezan a dejar atrás prácticas que apagaban la vida desde el interior de cada uno. Se hace más fuerte la resistencia desde el interior -cuyo revés se encargó de reducir la vida social durante los primeros meses de la Pandemia.

Más allá de lo que al principio fue una reducción de la vida social y personal, causada por la inesperada mortalidad por el virus, la vida de todos y cada uno, sortea los peligros de muerte. Si aún no pueden ser contenidos por la vacuna, los intentos por mitigar la destrucción de la Pandemia han dado algunos frutos. Cuerpos que son emociones, con una fortaleza nacida de la esperanza, persiste a cada instante ante lo que sigue estando presente como posible abrazo de la muerte.

Si al principio y aún ahora, las capacidades sociales disminuyeron con el miedo y por el dolor de haber estado viendo morir a muchos seres queridos, a medida que la Pandemia continua implacablemente adelante, se están reconstruyendo sentimientos comunes, quehaceres compartidos y entendimientos comunes acerca de cómo hacer frente y adaptarse a estas experiencias. El viejo sentimiento conocido de fraternidad, ayuda, solidaridad y esperanza nos parece volver a conectar con la experiencia perdida de “nosotros”.

La posibilidad de abrazar los sentidos mayas del: “Tú, mi amado-otro Yo“, mucho más que la abundancia de los aislados “Yo” que hemos estado experimentando también, casi en todo el planeta y a lo largo de los últimos siglos. Y así está llegando el “Amor atado con la Muerte”, porque la Pandemia obliga de muchas maneras, aunque no a todo mundo por igual, a ir rescatando lazos de afecto con todos y vínculos que sean respetuosos de la diferencia y que tengan cuidad de todo lo que existe.


“Las muertes por COVID-19 en todo el mundo alcanzaron los 2 millones, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins (JHU). Según dicha recopilación de datos, el número de fallecidos por coronavirus se situó en 2.002.468, mientras que el de casos confirmados está en 93.518.182, con Estados Unidos como el país más golpeado, con 390.195 fallecidos” (AP (2021). “Muertes por COVID-19 superan los 2 millones en el mundo. La impactante cifra se alcanzó poco más de un año después de que se detectara por primera vez el coronavirus en la ciudad china de Wuhan”. 15 de enero, disponible en https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/muertes-por-covid-19-superan-los-2-millones-en-el-mundo).

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