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  • El republicano ha sumado 42 votos a favor (ERC y CUP) frente a 61 en contra (PSC, Vox, Comunes, Ciutadans y PP) y 32 abstenciones (Junts)


  • Junts prolonga la agonía y amaga con no apoyar a Aragonès si este no espera a un acuerdo para someterse al pleno del martes


  • La sesión ha durado diez horas y ha acogido dosis de humor de Carrizosa, el plante de los diputados a Vox en su estreno y las mascarillas amarillas de Junts, entre otras anécdotas

No ha sido a la primera y, aunque tiene el comodín de la mayoría simple, tampoco sabe si será a la segunda. El candidato de ERC a la presidencia del Govern de Cataluña, Pere Aragonès, no ha aunado el apoyo necesario del Parlament para ser investido en primera vuelta. La última jugada de Junts per Catalunya, que se ha abstenido en la votación de este 26 de marzo y ha dejado a Aragonès lejos de la mayoría absoluta necesaria, pone a prueba la estrategia de los republicanos, a los que ha amagado con tampoco votar a favor en una segunda vuelta.

42 a favor, 61 en contra y 32 abstenciones. La aritmética política obliga al candidato republicano a depender de los diputados del grupo de Borràs y Puigdemont para alcanzar los pretendidos 68 síes. El PSC, Vox, En Comú Podem, Ciutadans y Partido Popular no han variado el sentido negativo de su voto, anunciado antes de empezar el pleno; tampoco la CUP, cuyo apoyo es el único con el que Aragonès se ha presentado a la investidura tras el acuerdo «de mínimos» entre ambos. De hecho, la líder ‘cupaire’, Dolors Sabater, ha presumido de haber hecho «los deberes» y ha reprochado a Junts que no lo haya hecho; no obstante, estos tienen otros planes. 

«Para no ir a una segunda investidura fallida, tiene la potestad de renunciar y, quizá en una semana o 15 días, podemos volver y aquí nos tendrá», advertía el portavoz de Junts, Albert Batet, tras el receso para comer. De hecho, el reglamento establece la posibilidad de que el candidato se someta a una segunda votación en dos días, en la que bastarán más votos a favor que en contra y en la que una nueva abstención de Junts se vuelve a antojar insuficiente. Una opción descartada por Aragonès, que ha mostrado su disposición a reunirse «24 horas al día» para llegar a un acuerdo antes de la segunda vuelta, que se celebrará el martes; 72 horas tiene el republicano para hacerles cambiar el sentido del voto.

Los de Laura Borràs reconocen que Aragonès «debe ser el 132º president de la Generalitat» y quieren seguir negociando el próximo programa de Govern sin la presión del calendario. Un movimiento que responde a una rabieta escenificada por el propio Batet: «Es un poco extraño pactar un programa de gobierno con un socio que debe ser un socio parlamentario, y no hacerlo un socio que debe ser de gobierno… ustedes tienen 33 diputados, pero nosotros 32, así que pedimos respeto». Precisamente, la estrategia de ERC ha pasado por relegar a Junts a seguir la estela de su equipo negociador y del de la CUP y ahora, estos tratan de ‘darle la vuelta a la tortilla’.

«Nos han preparado una mesa, nos han puesto unos cubiertos, nos han dado un menú y nos han dicho ‘la factura es esta’, pero no, nosotros queremos preparar la mesa conjuntamente», ha resumido Batet, ante las risas que ha despertado su metáfora.

Del ‘baile’ de Carrizosa con Aragonès al plante a Vox y las mascarillas amarillas

Las provocadas por Batet no han sido las únicas risas que se han producido en una sesión que ha durado unas diez horas y que se ha celebrado en el auditorio del Parlament para acoger con distancia de seguridad a los 134 diputados presentes (Lluís Puig reside en Bruselas, aunque la Mesa ha permitido registrar su voto). Un espacio en el que las sillas individuales y la austeridad comparada con las bancadas del hemiciclo no han permitido a los asistentes disimular las veces que han recurrido al móvil.

El que más reacciones ha provocado ha sido el líder de Ciutadans, Carlos Carrizosa, que ha tirado de su habitual ironía al interpretar que el 52% de los votos independentistas del 14-F se reducen al del 25% del electorado dada la baja participación; también al augurar que se llevará bien con «los nuevos diputados, a pesar de las apariencias», en referencia a los «antisistema» de la CUP, entre otros chascarrillos. «Solo me quedan siete minutos», lamentaba mientras corría su media hora, que ha comenzado luciendo una mascarilla logotipada con el símbolo de la Brimo, los antidisturbios de los Mossos d’Esquadra, que le empañaba las gafas (aprovechado por algunos usuarios para hacer mofa en las redes).

Precisamente, Aragonès ha agradecido «las dosis de humor» del presidente de la formación naranja, con la que ha intentado «tapar la que ha sido la tragedia de la caída meteórica de apoyo más grande que recuerda la democracia occidental». En este sentido, le ha animado a no cambiar su discurso «porque, si en estas elecciones ha pasado de ser el partido más votado con 36 diputados a obtener solo seis, en las próximas volverá a conseguir una sexta parte de la representación actual, es decir, uno», en palabras del republicano, que ha rematado: «Interpreto que votarán que no a mi investidura, pues les agradezco el voto».

Siguiendo el precedente de Carrizosa y Aragonès, Alejandro Fernández (PP) también ha recurrido a la ironía para comenzar su intervención para referirse a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, a escasos metros a su espalda: «Hay que ser muy ‘crack’ para llamar opresor a un Estado y, a la vez, conseguir una paga vitalicia del Estado opresor como funcionaria, eso es una jugada maestra, me pongo a sus pies».

Entre los diputados asistentes, también han destacado las mascarillas amarillas de los de Junts (porque pandemia no está reñido con reivindicaciones) y los plantes a Vox. Los de Garriga se estrenaban en el Parlament y lo han hecho mientras la mayoría de diputados abandonaban el auditorio: «Podrán salir de esta sala, estigmatizar nuestro discurso y censurarnos, pero no vamos a defraudar a los más de 200.000 catalanes que nos han votado», aseveraba el presidente de Vox en Cataluña ante algunos de los presentes, que mostraban carteles con símbolos antifascistas. Para responderle, Aragonès ha aprovechado su turno para citar a una superviviente del nazismo: «En este Parlament, siempre, contra el odio y contra el fascismo».

«En este Parlament, siempre, contra el odio y contra el fascismo» – P. Aragonès, en su respuesta a la intervención de Vox

Por su parte, el exministro de Sanidad y líder del PSC, Salvador Illa, al que Aragonès le ha ‘arrebatado’ la candidatura a la presidencia, se ha reivindicado como «alternativa» al proyecto «divisorio» y «decepcionante» que encabeza Aragonès, al que, sin embargo, le ha ofrecido su ayuda para reactivar la mesa de diálogo entre la Generalitat y el Gobierno. Asimismo, la presidenta de En Comú Podem, Jéssica Albiach, ha reprochado al socialista su incapacidad para llegar a acuerdos con otros grupos y ha propuesto al republicano formar gobierno en segunda vuelta porque Junts lo está «humillando» al pedirle que no celebre la próxima sesión.

La investidura fallida de Aragonès de este viernes pone en marcha el reloj y abre un plazo de dos meses en los que Borràs debe buscar a otro candidato que proponer si el republicano no consigue los suficientes apoyos en la segunda votación, que se celebrará el martes a las 10h.

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