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MADRID, 2 Ene. (EDIZIONES/Portaltic) –

El estudio de videojuegos francés Ubisoft quiso aprovechar el tirón de la llegada de la nueva generación de consolas PlayStation 5 y Xbox Series X y S y coincidiendo con el lanzamiento de esta última, el 10 de noviembre, publicó la nueva entrega transgeneracional de una de sus sagas más consolidadas: Assassin’s Creed Valhalla (PS4, Xbox One, PC, PS5 y Xbox Series X y S).

La ambientación de este nuevo título, el duodécimo de la saga, lleva al jugador a la Inglaterra del siglo IX, dividida en reinos de sajones, britanos, invasores daneses, y los descendientes del vikingo Ragnar Lodbrok. Y su protagonista es Eivor, una guerrera noruega -o guerrero, según decida el jugador- cuyos padres son asesinados en su niñez, y que posteriormente participa en las numerosas conquistas vikingas en territorio británico. Todo ello, no por casualidad, le ha granjeado que muchos destaquen su parecido con la serie reciente de Netflix ‘Vikingos’.

Ubisoft vuelve a jugar la carta de dejar elegir entre el sexo del personaje, como ya hizo en la entrega anterior, Odyssey -entre Alexios y Kassandra-, algo que en las pruebas que hemos llevado a cabo en Portaltic nos sigue pareciendo algo injusto teniendo en cuenta que ninguno de los diez primeros juegos de la saga planteaba la opción de no jugar como un hombre.

Como novedad, permite elegir una tercera opción y que sea el Animus el que decida en cada escena jugar con la versión masculina o femenina de Eivor. Esta decisión intermedia nos ha sorprendido por su honestidad, ya que confirma que la protagonista real es la Eivor mujer, mientras que el Eivor hombre se reserva para los sueños con ambientación mitológica en los que Eivor se pone en la piel del dios Odín.

No obstante, esta novedad, aunque positiva, hace chirriar ligeramente los intentos evidentes de hacer un juego feminista por parte de Ubisoft -el juego está plagado de guerreras y personajes femeninos fuertes-. El estudio francés ha sido precisamente uno de los más golpeados de la industria del videojuego por escándalos de acoso sexual en el último año.

De nuevo, la misma duda asalta: si la protagonista de la historia es una mujer, ¿por qué se da la opción de cambiar de sexo? ¿Y por qué la práctica totalidad de los anuncios y tráilers del juego muestran al Eivor masculino y no a su homónima femenina?

Títulos recientes, como Horizon Zero Dawn, ya han demostrado que un triple A puede tener éxito con una protagonista femenina (no sexualizada), sin importar el género de los jugadores. Los grandes estudios como Ubisoft y juegos como Assassin’s Creed Valhalla podrían ayudar a dar pasos en la dirección a naturalizarlo, y seguir permitiendo escoger cambiarle el sexo a la protagonista nos parece un error en este sentido.

AMBIENTACIÓN VIKINGA Y MEDIEVAL MUY CUIDADA

En cualquier caso, hay que destacar que la historia de Assassin’s Creed Valhalla es entretenida, más que por ejemplo la de Origins. Eivor es un personaje quizá no muy carismático, pero sí a la altura de lo que sucede a su alrededor y sirve como un medio ideal para sumergirse en la cultura vikinga de forma más completa: guerrera y al mismo tiempo rápida en las rimas de los escarnios y capaz de aguantar apuestas para ver quién bebe más.

Y la introducción del reino de Asgard, de la mitología nórdica, funciona mucho mejor de lo que cabría pensar a priori. Como se hace a través de sueños relacionados con el personaje, mantiene mucho mejor la coherencia y realismo que Origins, ya que justifica la introducción de criaturas mitológicas y dioses sin perder la esencia de videojuego histórico que siempre ha buscado Ubisoft para la saga de los Assassin’s.

La ambientación en la Inglaterra del siglo IX es precisamente uno de los aspectos más destacados del juego, como viene siendo habitual en la saga Assassin’s Creed, hasta tal punto que sus últimas dos entregas, Origins y Odyssey, tuvieron un modo especial sin violencia, Discovery Tour, para permitir que los jugadores pudieran explorar y aprender sobre el Egipto ptolemaico del siglo I a.C y la Antigua Grecia de la Guerra del Peloponeso, en el siglo V a.C.

Las luchas constantes entre los territorios y el cuidado en reproducir la arquitectura y el paisaje de la época muestran el cuidado habitual de Ubisoft por dotar a la saga Assassin’s Creed de una buena reconstrucción de la historia: las ruinas romanas de Lundem (Londres), que conviven con los monasterios y fortalezas medievales imponentes como las de Canterbury y Cambridge, y con la naturaleza verde y boscosa del Reino Unido y su contraste con los nevados y escarpados fiordos noruegos.

DEBUT EN LA NUEVA GENERACIÓN DE CONSOLAS

En Portaltic hemos podido probar este videojuego en profundidad, en su versión para la nueva PS5, y precisamente cómo funciona la nueva entrega de la saga en la consola de nueva generación es el primer aspecto en el que hemos querido fijarnos.

A nivel técnico, Assassin’s Creed Valhalla no parece un juego de PS5, o al menos no sorprende a quienes esperaban un salto importante con la llegada de la nueva generación de consolas. Con unos gráficos buenos pero nada sorprendentes, el principal beneficio de jugar en PS5 es una reducción en los tiempos de carga y en el viaje rápido, que se ha reducido de forma drástica gracias a la llegada de las memorias SSD, o la posibilidad de retomar la partida de forma rápida donde el jugador la dejó.

Son toda una lástima las posibilidades que deja pasar el nuevo juego al no dar un salto real a la nueva generación en el caso de la consola de Sony. No aprovecha ninguna de las nuevas funciones hápticas del mando Dual Sense y, en general, no se siente un salto con respecto a Odyssey en PS4. A veces llega incluso a sentirse que su predecesor es un juego igual o más compacto técnicamente.

Todo lo anterior es relativo a Assassin’s Creed Valhalla en su versión para PS5, aunque también está disponible para Xbox Series X y S, una plataforma en la que Ubisoft ha puesto especial énfasis tanto en el lanzamiento, coincidiendo en fecha con la consola de Microsoft, como en las campañas de marketing del videojuego. Y el éxito comercial le ha acompañado, ya que según datos de AEVI, fue el videojuego más vendido en España en el mes de noviembre.

CONTINUIDAD DE LA SAGA ASSASSIN’S CREED

Cuando Ubisoft comenzó la saga Assassin’s Creed, con la primera entrega allá por el año 2007, el estudio francés logró lo que parecía imposible: comenzar una serie de videojuegos popular basada en la recreación histórica y además con una historia con sentido.

Trece años después, Assassin’s Creed Valhalla es el duodécimo título de la saga, y aunque las recreaciones históricas siguen teniendo el mismo acierto que siempre las ha caracterizado, el problema ha pasado a ser otro: las narrativas cada vez tienen menos sentido. Se sienten cogidas por pinzas, y el Animus y todo lo que significa la saga se ha convertido en un mero MacGuffin, una excusa para viajar en la historia.

De la saga Assassin’s Creed en sus inicios quedaba ya bastante poco en los títulos anteriores, Origins y Odyssey, que supusieron la mayor renovación de la saga en los últimos años dando el salto al género RPG. Los pocos parecidos se centraban más en algunas mecánicas icónicas, aunque renovadas, que en la historia, donde solo permanece un vago parecido, con un personaje que se enfrenta a una sociedad secreta.

Valhalla es, más que heredera de los primeros Assassin’s Creed, la tercera entrega de una saga de historia y mitología iniciada por Origins. En la que a veces sigue apareciendo el Animus como excusa algo vaga.

La última entrega de la saga se esfuerza por parecer un juego necesario para la serie de Ubisoft, con varios guiños a los seguidores de la saga como la presencia de los frutos del Edén o a Assassins’s Creed III. Se siente, de nuevo, como algo cogido con pinzas, pero al menos se agradece algo de la metareferencialidad de la que Origins y Odyssey se habían olvidado un poco.

Eso sí, el jugador tiene la sensación en todo momento de que lo que hace es secundario, y que los eventos importantes de la saga ya pasaron en juegos anteriores. Que Ubisoft quería hacer un juego de vikingos para aprovechar la rica mitología nórdica y la moda de la serie ‘Vikingos’, y que veleidades como una narrativa con sentido no iban a impedirlo.

PROBLEMAS DE MECÁNICAS

En cuanto a las mecánicas, Assassin’s Creed Valhalla es un juego que sigue siendo entretenido, accesible y adictivo como es típico de la saga, pero esta entrega ha llegado al mercado con una propuesta menos sólida que títulos anteriores.

En general, el ‘gameplay’ intenta ser fluido pero acaba sintiéndose en ocasiones torpe, accidentado y repetitivo. Por ejemplo, ciertas escenas adolecen de una cámara que no permite moverse con facilidad por el escenario y que oculta a la vista al jugador y sus movimientos de forma frecuente y molesta.

La lucha presenta como novedad interesante el combate con dos armas, por primera vez en la saga, lo que da muchas posibilidades al jugador para elegir la estrategia de combate de Eivor. Es posible luchar con un hacha en cada mano, como era frecuente en los guerreros nórdicos de la época, o con una lanza en una mano y un hacha en otra, por ejemplo, lo que hace más variado el combate sin llegar a ser complejo.

Las mecánicas en general se sienten como un pastiche de juegos anteriores, tanto de la saga como ajenos. Las decisiones de Odyssey están presentes a veces pero con escasa relevancia, sin ser tan importantes e inmersivas como lo fueron en su predecesor -y a años luz de lo que fueron en el notable Detroit Become Human-. Otra mecánica es la de la caza, que recuerda a algunas misiones de Odyssey pero que resulta poco necesaria.

También se mantiene la navegación en barcos, como sucede desde Black Flag, aunque ahora resulta posible elegir a la tripulación y a los compañeros de ‘drakkar’, un gran acierto para los saqueos. Otra mecánica que suena algo familiar es el desarrollo de los asentamientos, que recuerda a Red Dead Redemption 2 o Anthem, entre otros.

Los saqueos y las alianzas son la mayor novedad reseñable a nivel de jugabilidad que hemos encontrado en Valhalla. Resulta emocionante decidir a qué territorios ofrecer fidelidad y qué monasterios saquear, para así elegir el orden de la historia, así como poder obtener recursos para desarrollar la aldea de Ravensthorpe, en la que el Clan del Cuervo de Eivor se establece en la actual Inglaterra.

‘BUGS’ DEMASIADO FRECUENTES

En ocasiones llega a sentirse que es un juego a medio terminar, desarrollado a la carrera, a pesar de que hace más de dos años desde el lanzamiento de la undécima entrega de la saga, Odyssey. En las versiones iniciales del juego -es algo que puede que se mejore con parches posteriores- la inteligencia de los personajes no jugables (NPC) a veces parece peor que la de los primeros juegos, como la de los soldados en las mecánicas de sigilo.

Al mundo le faltan demasiados detalles por pulir: aves con alas que se mueven a un fotograma por segundo, vasijas de aceite con fuego que siguen ardiendo después de caer al agua, flechas en llamas que no incendian las casas -solo arden con antorchas o vasijas de aceite-, avanzar por terreno a veces es extremadamente fácil pero en otras el protagonista se queda atascado por un desnivel mínimo…

En algunos casos son solo ‘bugs’ menores e incluso divertidos, como edificios que aparecen y desaparecen al ir en barco o sangrientas mecánicas de asesinato con el hacha aunque el jugador no la esté usando, pero a menudo afectan a la jugabilidad. Además, es necesario crear una cuenta de Ubisoft Connect para jugar con conexión ‘online’, aunque el jugador no la use.

Hasta el momento, nos ha parecido uno de los Assassin’s Creed que con más ‘bugs’ ha llegado a las tiendas, aunque sin llegar a sobrepasar la línea que sí que ha cruzado recientemente Cyberpunk 2077.

Con todo, Assassin’s Creed Valhalla resulta un videojuego que ha alcanzado el éxito comercial gracias a argumentos como una ambientación muy atractiva en la época vikinga, sello de Ubisoft, y al tirón de la saga, pero que presenta mecánicas indecisas y demasiadas imprecisiones en forma de ‘bugs’.

Ahora que la nueva generación de consolas ya está en el mercado -y sus unidades aún hoy escasean-, Ubisoft se enfrenta a un reto, que a la vez es una oportunidad, de cara a la próxima entrega de Assassin’s Creed: que el estudio emprenda cambios importantes para lograr un videojuego que dé un salto de calidad a nivel técnico en las nuevas consolas PlayStation y Xbox y, por qué no, también revolucionar la saga para que todas sus piezas vuelvan a tener sentido.

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