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Un grupo de jóvenes baila en un local de ocio nocturno en Barcelona. / FOTO: EP | VÍDEO: AT

Los ataques químicos de este tipo han ido en aumento el pasado julio, y superan los 30 casos a lo largo del territorio español

La sumisión química es la administración de una sustancia con efectos psicoactivos a una persona sin su consentimiento ni conocimiento, con el objetivo de modificar su estado de conciencia y anular su voluntad (en la mayoría de los casos, alcohol). Este tipo de delitos, usualmente con objetivos sexuales, pasó del 14% al 35% en 2021 y la situación en estos meses no ha hecho si no empeorar, con el crecimiento de los conocidos ‘pinchazos’, una técnica mediante la cual se inocula un agente psicoactivo en la víctima mediante una punción. «Noté una punzada fuerte y empecé a encontrarme mal», expresó una jóven afectada en una discoteca de Barcelona.

En España los primeros casos surgieron tras la celebración de los San Fermines del pasado julio. Cuatro mujeres acudieron a los servicios de emergencia al presentar síntomas como mareos o pérdidas de conocimiento; todo ello tras notar un pinchazo en medio de una multitud de desconocidos. Desde entonces, estos sucesos se han repetido a lo largo del territorio, sobre todo en Madrid, Canarias, Baleares, Andalucía, Cataluña y País Vasco. Es precisamente en estas últimas Comunidades donde se encuentran la mayoría de los casos: 17 en el caso de la comunidad vasca, con los dos ataques de este pasado fin de semana; y 18 en el lado catalán, donde la Generalitat ha aumentado el dispositivo policial y ha activado un protocolo para realizar análisis toxicológicos a las víctimas.

Y es que uno de los principales problemas para los cuerpos de seguridad es la ausencia de restos de sustancias tóxicas en las denunciantes. Los ataques incluyen elementos de reacción rápida como el éxtasis que afectan la percepción de la realidad, o sedantes y calmantes que dejan inconscente a las víctimas. Los ataques documentados ocurren siempre de noche y en locales de ocio, y las damnificadas aseguran que tras notar un ligero pinchazo aparecen los mareos, naúseas y demás síntomas que denotan el evenenamiento.

Uno de los orígenes este tipo de violencia bacteriológica es Francia. En salas de fiesta, como el conocido club parisino ‘Bataclan’, se dieron los primeros casos documentados. Este tipo de ataque se extendió rápidamente, llegando hasta las 300 denuncias a lo largo de la nación gala, lo que se tradujo en protestas en todo el país. Los casos llegaron a diferentes partes de Europa, como Reino Unido o Bélgica, acompañadas de manifestaciones en contra del poco caso de la policía en este tipo de agresiones.

Síntomas y cómo actuar ante estos casos

Las características principales de los casos muestran síntomas como:

– Somnolencia en exceso.

– Torpeza en los movimientos.

– Dolor de cabeza.

– Náuseas o vómitos.

– Visión borrosa.

– Realidad paralela: oyen o ven cosas raras.

– Falsos o inexistentes recuerdos.

– Pérdida de memoria.

– Ropa mal puesta.

– Desorientación.

– Presencia de desconocidos.

– Tus amistades o testigos afirman que tu comportamiento es raro o que no habías bebido tanto como para estar así.

En caso de notar un pinchazo, las autoridades sanitarias recomiendan comunicarsélo a tu entorno más cercano en ese momento y pedir auxilio y alertar a los cuerpos de seguridad. Las víctimas deberán acudir a su centro hospitalario más cercano, para intentar localizar sustancias tóxicas en sangre que evidencien el ataque.

Autoridades catalanas recomiendan cacheos en las discotecas

Las denuncias por pinchazos llegan ya a las 19 en la comunidad catalana. 12 de estos casos han ocurrido en tres salas de la localidad deLloret, provincia de Gerona

La patronal del ocio nocturno tiene como objetivo reforzar los controles de acceso a los clubes y discotecas.

Los cacheos solo pueden realizarlos los vigilantes de seguridad, una figura obligatoria en los locales con un aforo de más de 500 personas pero optativa en las salas más pequeñas. Algunos sitios implementan detectores de metales.

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