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Las abejas de la miel tienen una forma peculiar de comunicarse información sobre las fuentes de comida que han visitado. Lo hacen mediante un conjunto de movimientos corporales que, para la percepción humana, son como una danza.

 

Cuando una abeja regresa a la colmena con comida, en vez de salir inmediatamente a buscar más al sitio donde la ha encontrado, ejecuta la danza ante sus compañeras. De entre los parámetros de la danza, hay uno que indica la distancia de la fuente y otro que revela la dirección hacia la que está.

 

El equipo internacional de Elli Leadbeater, profesora en la Royal Holloway (Universidad de Londres) en el Reino Unido, registró un total de 2827 sesiones de danza de abejas durante varios meses en 20 lugares: 10 en el centro de Londres escogido como ejemplo de terreno urbano y 10 en terrenos agrícolas de condados como Kent y Surrey. Los investigadores descifraron estas danzas y trazaron un mapa de los lugares donde habían estado las abejas.

 

A través de la información comunicada por las abejas con su danza, averiguaron que las abejas de las zonas agrícolas viajan más lejos para alimentarse que las de las zonas urbanas, algo que resulta un tanto inesperado.

 

Los investigadores calcularon que las abejas de las zonas urbanas tenían una distancia media de búsqueda de alimento de 492 metros, en comparación con las abejas de las zonas agrícolas que tenían una distancia media de búsqueda de alimento de 743 metros.

 

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Una abeja reina rodeada de obreras dentro de una colmena. (Foto: Matthew Hasenjager. CC BY)

 

No encontraron diferencias significativas entre la cantidad de azúcar recolectado por las abejas urbanas y la del recolectado por las rurales, lo que indica que las mayores distancias de búsqueda de alimento en las zonas rurales no estaban motivadas por la decisión de aprovechar fuentes lejanas pero más ricas en néctar, y que las zonas urbanas proporcionaban a las abejas melíferas más alimento de manera estable.

 

Lo descubierto por Leadbeater y sus colegas en este estudio apoya la idea de que las ciudades de algunas zonas geográficas son “puntos calientes” para las abejas de la miel, gracias a la presencia de jardines que proporcionan a esos insectos recursos alimenticios diversos, abundantes y fiables. En el caso del Reino Unido, parece ser que en las zonas agrícolas es más difícil para las abejas encontrar alimento, por lo que tienen que ir más lejos antes de encontrar una cantidad suficiente para llevarla a la colmena.

 

El estudio se titula “Dancing bees evaluate central urban forage resources as superior to agricultural land”. Y se ha publicado en la revista académica Journal of Applied Ecology, de la British Ecological Society (Sociedad Ecológica Británica). (Fuente: NCYT de Amazings)

 

 

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