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Belén García, durante un directo de Belenciana.
Belén García, durante un directo de Belenciana.www.nabscab.com

La música, como todo lo que mueve el mundo, está también llena de pequeñas revoluciones. Si a lo largo de su historia ha sido un campo de batalla para las minorías que reclamaban derechos fundamentales, en la actualidad es el territorio libre de una generación de artistas que recogen los frutos de esa lucha y eligen sus propias reivindicaciones. En la comunidad LGTBIQ española actual, grupos como Hidrogenesse, vocalistas como Alberto Jiménez de Miss Caffeina o artistas multidisciplinares como King Jedet únicamente tienen en común la libertad conquistada desde los escenarios décadas atrás.

A ellos se suma desde hace un par de años Belén García (Madrid, 1976), antes bajista de Las Chillers y actualmente al frente de Belenciana. La madrileña, que crea sus temas electropop en colaboración con el productor y músico José Battaglio (Esqueletos, La Frontera) y ya no sale al escenario sin Elena Garrido (Kindergarten; teclados y guitarra) e Irene Buceta (Arvol; teclados), estrenó su último single, Amigas de verbena, durante un San Isidro confinado y “para animar un poco el cotarro”.

Más de dos meses después nos explica, desde unas vacaciones en la playa y vía Skype, que no se define exactamente como una artista gay. Matiza, consciente de que es una pregunta complicada, que sí lo es en cuanto que “aún faltan referentes”, pero que no quiere poner el foco en ser una mujer lesbiana que canta: “He tenido la suerte de tener una familia y un trabajo que no discriminan. Al vivir mis sentimientos de manera natural no creo que tenga que estar reflexionando todo el rato sobre ese tema. Los vivo como cualquier persona, unas veces identificados en femenino y otras no, dependiendo del momento y de la canción”. De hecho, y si Belén García quisiera reivindicarse como algo, “lo haría como una mujer ya madura que busca su espacio en lugares (la industria de la música) donde no siempre lo tenemos”.

Lejos de negarse a sí misma, la voz de Belenciana reflexiona continuamente sobre lo que supone pertenecer al colectivo LGTBIQ y los retos por delante. Cuenta que estos días está viendo de nuevo Paquita Salas y que le da muchas vueltas a las reivindicaciones de las actrices trans, que reclaman papeles protagonistas casi siempre destinados a actores cisgénero. “Supongo que como artista también tengo determinada responsabilidad”, concluye tras plantear los peligros de un posible retroceso de derechos: “Están apareciendo movimientos encabezados por Vox que ponen en cuestión cosas que tú antes en una cena no sacabas, aunque solo fuera por corrección política”.

Esa misma corrección que pasaba por alto las letras de Mecano en los 80. Si ser stereosexual estaba permitido cuando lo cantaba Ana Torroja, en el siglo XXI pasaría el corte muy por los pelos. En Camino amarillo (Belenciana, 2018), la carta de presentación musical de Belenciana, nada lleva etiqueta pero todo está bastante claro: “La gente gay se ha enfrentado históricamente a una serie de cosas a las que a lo mejor una persona heterosexual no ha tenido que enfrentarse. Estamos programados para vivir en un mundo hetero y debemos reaprender muchas cosas de la vida y de nosotros mismos. Esto te hace ver la realidad de una manera mucho más especial, te da un punto de vista distinto”.

En el universo de ideas de Belén García, Madrid es el inicio de todo: un lugar que para muchos foráneos representa el “eje del mal” pero donde a ella se le permite ser quien es. Amigas de verbena es un homenaje a esta ciudad, en concreto a su folklore verbenero. La portada del single, diseñada por Ezequiel Ruiz, muestra La pradera de San Isidro de Francisco de Goya y para el videoclip Ander Manero (ZVLO Media) bucea por otras obras pictóricas que apelan al sentimiento de verbena y de comunidad. El resultado es un vídeo con una estética marcadamente castiza, “con algo almodovariano”, como dice la cantante, y tremendamente cuidado, como todo lo que ha hecho hasta ahora Belenciana.

Tras el ajetreo de mayo, y con la producción de nuevos temas y proyectos -aunque ha compuesto durante el confinamiento- parada hasta conocer qué será de la covid después de verano, Belén García cruza los dedos para poder activarse rápidamente a partir de septiembre. Ese mes tiene una cita de la que no quiere dar más datos y a finales de noviembre espera por fin, y tras dos cancelaciones, poder telonear a Putochinomaricón en la madrileña sala Moby Dick. Dice que Chenta la ha apoyado mucho todo este tiempo y además tiene ganas de conocer a Diana Aller y Monsieur Blaya, que pincharán tras el concierto.

No hace mucho tiempo, durante la programación especial por el Orgullo Gay de Hoy por hoy en Cadena SER, Belén García contactó con la emisora instigada por un amigo para pedir que sonara su Camino amarillo. “Te llamo como oyente y como cantanta”, le dijo a Àngels Barceló antes de dedicarle el tema a todas aquellas mujeres que habían seguido su corazón y amado a otras mujeres. “Me parece un gesto maravilloso, muchísimas gracias”, le respondió la periodista cuando el pegadizo estribillo ya sonaba.



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