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Joe Biden y Vladimir Putin. / R. C.

Estados Unidos ha advertido a Rusia de forma reiterada que si sus tropas entran en suelo ucraniano tendrá graves consecuencias

Si la intervención soviética en Afganistán terminó de atizar el enfrentamiento entre Occidente y el bloque comunista hasta niveles cercanos a una conflagración mundial, la anexión de Crimea, la guerra en Donbass y, ahora, las amenazas de Rusia de invadir Ucrania han puesto al planeta en una situación también muy complicada.

Los presidentes ruso y norteamericano, Vladímir Putin y Joe Biden, mantendrán hoy una videoconferencia para tratar de evitar que las tensiones existentes desemboquen en una gran guerra. De ahí la enorme expectación que ha generado el encuentro. Pero las posiciones son tan distantes que se adivina casi imposible colegir que de la reunión salga algo esperanzador.

En el Kremlin son conscientes de ello hasta el punto de que su portavoz, Dmitri Peskov, llegó a decir ayer que «es difícil esperar algún avance de estas negociaciones». Según sus palabras, «esperaremos al menos que los dos dirigentes puedan trasladarse mutuamente sus preocupaciones». «Siempre es mejor comunicarse», añadió.

Estados Unidos ha advertido a Rusia de forma reiterada que si sus tropas entran en suelo ucraniano tendrá graves consecuencias y no sólo en forma de más sanciones. «Lo que estoy haciendo es reunir lo que creo que será el conjunto de iniciativas más completo y significativo para que sea muy, muy difícil para Putin seguir adelante y hacer lo que a la gente le preocupa que pueda hacer», manifestó el viernes Biden.

El rotativo alemán Bild ha publicó el domingo el supuesto esquema del plan de invasión ruso de Ucrania y, según las fuentes que cita (la OTAN y la inteligencia ucraniana), lo llevará a cabo desde varios frentes: desde la región rusa de Kursk, desde la autoproclamada República Popular de Donetsk, desde Crimea e incluso desde Bielorrusia. Bild estima que la ofensiva del Ejército ruso se producirá «hacia finales de enero o comienzos de febrero» de 2022. Involucrará, según distintas fuente, entre 175.000 y 195.000 efectivos.

Kiev, sin embargo, no se ha quedado quieto ante la amenaza a su seguridad, ha enviado más y más tropas a la frontera con Donetsk. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, visitó ayer a los soldados allí desplegados en la línea de frente para darles ánimo con motivo del 30 aniversario de la formación de la Fuerza Armadas de Ucrania. Departió con ellos en las trincheras, les llevó regalos y les prometió la victoria gracias a los drones adquiridos a Turquía, cuya producción, según Zelenski, tendrá lugar muy pronto también en suelo ucraniano.

Mediación entre Moscú y Kiev

El jueves, durante la reunión que mantuvieron en Estocolmo, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, abrieron la puerta a la posibilidad de que EEUU medie entre Kiev y Moscú para evitar una guerra y lograr de una vez poner fin al conflicto con los separatistas en el este del país.

Para ello, según el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, lo que hace falta es que Biden «acepte las garantías de seguridad que exige Rusia». Lo primero que debe evitarse, según Riabkov, es «una nueva ampliación hacia el este de la OTAN», queriendo así dejar claro que Ucrania no debe en ningún caso ingresar en la Alianza. Washington debe también comprometerse a impedir que la OTAN siga reforzando su dispositivo en países cercanos a Rusia como las repúblicas bálticas, Polonia, Bulgaria o Rumanía.

Pero el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, ya ha advertido que su país no va a renunciar a su empeñó de entrar en la OTAN. «Rechazo la idea de que debamos garantizar algo a Rusia. Insisto, es Rusia quien debe garantizar que no continuará con sus agresiones a otros países», dijo Kuleba el viernes. Blinken ya le dijo a Lavrov en Estocolmo que Ucrania, como país soberano, está su legítimo derecho de establecer las alianzas que estime convenientes.

Mientras del lado estadounidense se intensificaron ayer las señales de que, si Putin no deja en paz a Ucrania, habrá más sanciones y aumentará la ayuda militar a Kiev, incluso con el envío de soldados, del lado ruso se daba a entender que no habrá cesiones sin contrapartidas sustanciales. Hasta el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, intervino ayer como vocero de Moscú al señalar que los planes de la OTAN en relación con Ucrania «son inaceptables para Rusia y para nosotros». Sin entrar en detalle, Lukashenko ha dejado caer que «podrían pasar cosas después de Año Nuevo (…) desde el mar Negro al Báltico».

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