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Hartos de luchar contra los negacionistas, en Indonesia han tomado serias medidas para que los ciudadanos cumplan con las normas para frenar la pandemia. Las autoridades de Cerme, en la provincia indonesia de Java Oriental, han castigado a quienes se salten la prohibición a cavar tumbas para los fallecidos con COVID-19.
«Sólo hay tres enterradores disponibles en este momento, así que se me ocurrió poner a estas personas a trabajar con ellos», ha explicado Nikei Suyono, el mandatario regional a Tribun News.
De momento hay ocho vecinos sancionados que colaboran las labores de preparación de las tumbas en el cementerio público de la aldea de Ngabetan. Trabajan en parejas y uno cava mientras el otro va colocando tablas de madera en el hoyo para colocar encima el cadáver. «Con suerte, creará un efecto disuasorio contra las infracciones», confía el juez de la localidad.
Indonesia, que cuenta con 267 millones de habitantes, tiene el mayor número de muertes por coronavirus del sudeste asiático. Desde el pasado lunes, los 10 millones de habitantes de Yakarta, la capital, han vuelto a estar confinados durante al menos dos semanas.
El país informó el miércoles su mayor aumento diario de contagios por coronavirus con 3.963 nuevos casos, de forma global tienen 228.993 infecciones. Han sumado 135 nuevas muertes relacionadas con COVID-19, lo que eleva el total a 9.100.
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