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Marcela Martín | Vamos a terminar el año 2020 con un mal final para Arganzuela, uno de los 21 distritos de la capital. Y decimos que es un mal final porque el Espacio Vecinal Arganzuela, popularmente conocido en el barrio como EVA, va a ser desalojado de la que ha sido su sede durante estos últimos 4 años.

Arganzuela es un distrito con escasas dotaciones sociales y públicas y menos aún gestionadas por los vecinos y vecinas. Adolece de equipamientos deportivos, culturales, sociales y públicos. Es por esto por lo que se vio la necesidad de crear un espacio público donde se pudiera desarrollar aprendizajes colectivos, un espacio vivo donde tuvieran cabida las diversas inquietudes de las gentes, más aún cuando el edificio de La Traba, uno de los pocos colectivos sociales que existían antes del EVA, había sido demolido hacía cuatro años. 

Fruto del trabajo asambleario el EVA participó en la convocatoria de cesión de espacios a asociaciones por parte del Ayuntamiento y con la voluntad política por parte del grupo de Ahora Madrid en Arganzuela y la concejala de distrito, Rommy Arce, en febrero de 2017, la Junta de distrito cedió un espacio de 1000m2 para uso de las vecinas y vecinos abandonados, que estaban esperando a pasar en algún momento a manos privadas para crear algún negocio con rentabilidad para su creador.

Durante estos 4 años, el EVA ha sido un ejemplo de espacio vecinal asambleario, autogestionado, abierto, dinámico, de construcción colectiva. Es en definitiva un activo de salud importante para el distrito incluso con trascendencia a otros distritos aledaños y en definitiva para Madrid. Se han desarrollado multitud de actividades, por citar algunas: culturales, clases de refuerzo para niños, teatro, danza, música, distintos talleres como taller de costura, reparación de bicicletas y todo aquello que fuera una demanda y necesidad del barrio. 

La pasada primavera después del confinamiento, y con estrictas medidas de higiene, se organizó una Despensa Solidaria, repartiendo cestas de comida a más de 50 familias diariamente. Y es que cuando desde EVA derivamos a las familias al 010, o a los servicios sociales, la respuesta de las familias era: «no logramos comunicarnos con ningún servicio del Distrito, el 010 no atiende». A dicha despensa contribuyeron generosamente las distintas tiendas del barrio como también los dos Mercados Municipales y así hasta hoy, que el reparto de comida continúa siendo necesario. Lo más reseñable es que varios componentes de las familias que recibían la cesta participaron en EVA en alguno de sus talleres, como clases de refuerzo, ballet o, para los más adultos, alfabetización informática, pues entendieron que no solo se trata de acudir a recibir ayuda, sino de construir comunidad y lazos para luchar contra un sistema que deja en la miseria a hogares en plena pandemia.

Hemos sustituido por un tiempo la dejación de funciones de responsabilidad y atención que debería haber tenido el Consistorio y que no tuvo con sus vecinos y vecinas, más aún, con las personas que más necesitan de estos servicios. Es lícito preguntarse, ¿qué hubiera pasado si no se hubiera repartido comida e incluso mascarillas y ordenadores? ¿Se habría producido algún estallido social? ¿Lo hemos evitado? Difícil contestar.

Difícil también entender este cierre, cuando el EVA ha aportado tantos beneficios para las gentes que se han acercado allí o lo han necesitado. Sin embargo, la cesión termina en el próximo mes de febrero, con posibilidad, según el contrato, de prorrogar otros 4 años. Después de una reunión del movimiento vecinal con la Concejala Presidenta actual del PP, esta ha notificado que no habrá renovación. 

Es cierto también que la cesión podría haberse hecho por más años y aún así el PP siempre hubiera querido rescindirla, pues el partido podría haber estado dispuesto a pagar con tal de acabar con todo movimiento vecinal que vaya en contra de su idea de privatizar la ciudad.  Lo que no cabe duda es que independientemente de las limitaciones de las directrices de cesión de espacios establecidas por el Área de Participación Ciudadana dirigida por Nacho Murgui, ahora nos toca a nosotras defender nuestros propios derechos y demostrar que el espacio y el colectivo han ganado la legitimidad suficiente para que al PP le resulte demasiado costoso echarnos. Las asociaciones del barrio y otras entidades lucharemos para que este espacio siga abierto, público y autogestionado, y que no pase a manos privadas.

Marcela Martín es militante de Anticapitalistas Madrid.

La entrada ¡Cierran el EVA! se publicó primero en Poder Popular.

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