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Cinco ilustradores retratan la vuelta de los libreros a la Cuesta de Moyano

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Cinco ilustradores retratan la vuelta de los libreros a la Cuesta de Moyano

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Cuesta Moyano
Foto: El Mirador de Madrid


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Ilustradores retratan en directo la vuelta de los libreros y el público a la Cuesta de Moyano

La Cuesta de Moyano ya ha retomado su actividad y los libreros han vuelto a abrir sus casetas tras la crisis del coronavirus. Con motivo de esta reapertura, cinco ilustradores han retratado en vivo el regreso del público y los libreros a esta feria del libro permanente. Además, les ha acompañado la música en directo del saxofonista Miguel Le Goff y el dúo de guitarra y violín Melopea.

“Es una celebración de la vuelta de los libreros a la vida madrileña”, cuenta la ilustradora Almudena del Mazo que afirma que su dibujo representa la “unidad en los libros” y cómo son “una parte fundamental de la cultura y la vida de Madrid”. Ella es una de los cinco ilustradores que han participado en esta iniciativa, organizada por la asociación ciudadana de Amigos de Moyano Soy de la Cuesta y la Junta Municipal de distrito Retiro. Los otros cuatro son Alberto Albarrán, Joaquín González Dorao, Patricia Metola y Marta Ponce.

Almudena del Mazo cuesta Moyano
Foto: El Mirador de Madrid

Sus creaciones se sortearán el Día del Libro -que este año se ha pospuesto de forma excepcional al 23 de julio-, en la caseta 22 a las 12 h. Todos los asistentes que acudan a la Cuesta de Moyano hasta entonces podrán coger una papeleta para participar en el sorteo que, además se podrá ver por streaming en el canal oficial de ‘Soy de la Cuesta’ en Instagram.

Desde el domingo 19 de julio y hasta el jueves 23, las ilustraciones se expondrán en esa misma caseta de 12 a 14 h y de 18:30 h a 20:30 h. Además, se mostrarán una selección de dibujos realizados por ilustradores aficionados que tengan como protagonista la Cuesta de Moyano.

Con todas las medidas de seguridad

La reapertura de la Cuesta de Moyano ha tenido que adaptarse a las medidas de seguridad pertinentes por la Covid-19. “Que la gente vea que aquí no pasa nada, que hay geles, guantes, mascarillas, y que la lectura además es la que te salva en la pandemia, los libros siempre siguen ahí”, comenta la presidenta de la asociación Amigos de Moyano Soy de la Cuesta, Lara Sánchez.

Cuesta Moyano
Foto: El Mirador de Madrid

Este regreso se enmarca dentro del ciclo de espectáculos de música, teatro, magia, coros y circo ‘Calles vivas en Retiro’ con el que se pretende acercar la cultura a la ciudadanía.  “Moyano necesita durar 100 años más y para eso hay que regenerar ciertas dinámicas”, explica Sánchez. “Aquí tiene que haber actividades culturales, tenemos que intentar atraer a público nuevo y dar visibilidad a la necesidad de mejoras institucionales para Moyano”, apostilla.

La búsqueda de nuevos lectores se está intentando lograr principalmente a través de las nuevas tecnologías (redes sociales, vídeos, etc.). Esta iniciativa no solo cuenta con ciudadanos anónimos entre sus socios; también con personalidades literarias como Pérez Reverte, Antonio Lucas, Carmen Iglesias, Marwan, Rosa Montero o Fernando Aramburu. “Nos une el amor a Moyano”, concluye.

Cuesta Moyano
Foto: El Mirador de Madrid

El confinamiento de los ilustradores y libreros de la Cuesta de Moyano

El sector de la cultura ha sido uno de los más afectados por la pandemia al suspenderse las actividades en este ámbito durante la época del confinamiento. Así, los profesionales del sector han tenido que adaptarse a la situación de diferentes maneras.

Una de ellas es la que ha llevado a cabo Ángela Linares, una de las ilustradoras aficionadas que ha acudido a la Cuesta de Moyano a dibujar su propia versión del regreso del público y los libreros a este emblemático lugar. “Durante esta época creamos un grupo para hacer retratos a sanitarios, médicos, bomberos, etc., todos los que han estado ahí en primera línea”, cuenta. En total han hecho casi 3000 retratos, todos ellos a partir de fotografías.

Ángela Linares, Cuesta Moyano
Foto: El Mirador de Madrid

Otra de las ilustradoras, Almudena del Mazo, lamenta que el confinamiento ha supuesto «un parón» en su parte creativa. “Ha sido cuando nos hemos desconfinado cuando esa creatividad se ha desconfinado también un poco, y ha empezado a salir a la luz”, continúa y reconoce que le ha encantado acudir a este evento: “Por fin todo lo que llevo acumulando todos estos meses puedo plasmarlo en una obra”.

Los libreros también han tenido que readaptar su forma de trabajar al confinamiento. Así, Paco Gomis, de la caseta 27, asegura que ha estado “trabajando sin parar, ‘online’, en casa metido”. Algo que contrasta con la situación de otro de ellos, Efrén Benítez, que afirma que en su caso lo ha pasado “fatal» y que «gracias a que venía algún cliente que me pedía libros” no se le ha hecho tan duro.

Paco Gomis, Cuesta Moyano
Foto: El Mirador de Madrid

Problemas con la venta de libros

Aunque la reapertura ha supuesto una reactivación de la cultura en Madrid, junto con otras iniciativas que se están llevando a cabo, hay un problema que persiste y es que no se venden suficientes libros. Así lo confirma el mismo librero, que lleva cerca de 32 años con su caseta en la Cuesta de Moyano.

“Ya iba mal y la pandemia ha sido la puntilla”, asegura Benítez, que añade que “la gente no viene” y anima a “tener respeto a la situación, pero no miedo”. De hecho, recalca que “aquí se extreman todas las medidas de seguridad y, además, estamos abiertos al aire libre». Sin embargo es consciente de que la ciudadanía aún está demasiado temerosa del virus.

Efrén Benítez, librero Cuesta Moyano
Foto: El Mirador de Madrid

Por su parte, la ilustradora Linares opina que “vienen, pero no se gastan el dinero y en la cultura hay que invertir para tenerla”. Sin embargo, recuerda también que este problema de venta de libros viene de antes de la pandemia, en especial, desde que se peatonalizó la calle en 2007, de acuerdo con Benítez.

“La gente se hacía cómoda con el coche, cuando estaba el parquímetro cogían libros o echaban un vistazo, pero ahora no. Es como si fuera una calle que ha desaparecido, declara.

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