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Que la obesidad es desde hace unos años una de las principales preocupaciones de la comunidad médica es un hecho. Distintos estudios sobre el exceso de peso y la salud han estimado que, dentro de 10 años, 27 millones de adultos españoles sufrirán obesidad. De ellos, el 80% serán hombres y el 55% mujeres.

Hasta la aparición de la Covid-19, los expertos auguraban que la obesidad iba a ser la principal epidemia del siglo XXI. Y la realidad es que, con la pandemia del coronavirus, los problemas de salud que causa la obesidad no han hecho más que multiplicarse.

La obesidad mórbida ya es uno de los factores de riesgo de la gripe. Múltiples estudios epidemiológicos señalan que las personas con un índice de masa corporal (IMC) alto, afectadas por un proceso gripal, tienen más probabilidades de sufrir un ingreso hospitalario en la UCI al complicarse su estado.

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También se conoce que las personas obesas sufren en mayor porcentaje infecciones en el tracto respiratorio inferior, y generalmente evolucionan peor ante la enfermedad.
Y aunque las causas de este riesgo de agravamiento no están claras todavía, algunos análisis señalan que el sistema inmunitario de este tipo de pacientes reacciona peor ante la infección viral.

La Sociedad Española de Obesidad considera que padecen obesidad mórbida aquellos adultos con un índice de masa corporal (IMC) mayor o igual a 40. En el caso de adolescentes el IMC se considera cuando es mayor o igual a 35 y, mayor o igual a 3 en los niños.

Pero este otoño-invierno, al peligro por el virus estacional de la gripe se ha sumado la aparición del coronavirus SARS-COV2. Y es que varios artículos publicados sobre el nuevo virus sugieren que la obesidad también es un factor de riesgo para el coronavirus, y puede llevar al paciente a alcanzar estados de mayor gravedad.

En uno de esos artículos, médicos franceses han concluido, tras analizar a los pacientes ingresados a causa de la COVID- 19 en la UCI del Hospital Roger Salengro de Lille, que aquellos enfermos con obesidad severa requieren con más frecuencia de ventilación mecánica, frente a pacientes con peso normal.

Esto con independencia de la edad, el sexo, si el paciente sufría diabetes o hipertensión arterial… Así que todo apunta a que la obesidad es un factor de riesgo en sí mismo, con independencia de la presencia de otras patologías.

Así que ante la complicación del panorama para asistencia sanitaria y con el fin de evitar el solapamiento de la epidemia de la gripe con la de Covid-19, se ha adelantado a los primero días de octubre la campaña de vacunación de la gripe estacional.

Y tanto las autoridades sanitarias como los profesionales médicos recomiendan la vacunación, en especial para aquellos grupos considerados de riesgo, entre los que se encuentran las personas aquejadas de obesidad.

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