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El geología, se describe el fenómeno de la subsidencia como el asentamiento descendente, gradual y progresivo de la superficie del terreno en ausencia de movimientos horizontales. Por expresarlo de una manera sencilla podríamos referirnos al proceso, y sin tener en cuenta su magnitud o el área afectada por el mismo, como el hundimiento paulatino y colapso del suelo.

Entre las causas naturales del hundimiento del terreno encontramos el deshielo del permafrost, fenómenos kársticos como la disolución de suelos calizos, la oxidación de suelos orgánicos o el hundimiento de las calderas o las galerías de lava de un volcán, entre otras. No menos importantes son las causas de origen humano entre las que podríamos citar la extracción de aguas subterráneas, petróleo o gas natural, la minería, o las grandes excavaciones y voladuras.

Para el año 2040, aproximadamente el 19% de la población mundial podría verse afectada por el hundimiento de tierras

Puede parecer una cuestión de poca importancia, no obstante los fenómenos de subsidencia son una preocupación mundial para geólogos, ingenieros, topógrafos, planificadores urbanos o propietarios de tierras de todo el mundo. De hecho, de un nuevo estudio liderado por Gerardo Herrera García, experto en el Área de Riesgos Geológicos del Departamento de Investigación y Prospectiva Geocientífica del Instituto Geológico y Minero de España -IGME-, se desprende que para el año 2040, aproximadamente el 19% de la población mundial, lo que representa un 21% del PIB a nivel global, podría verse afectada por el hundimiento de tierras. Los resultados del estudio, los cuales se presentan esta semana en un articulo titulado «Global threats of land subsidence due to groundwater depletion» que se recoge en la revista Science: «representan un primer paso clave hacia la formulación de políticas efectivas, ausentes en la mayoría de los países del mundo, respecto al problema del hundimiento de tierras», explican sus autores.

En comparación con el edificio aledaño, la Capilla de Chachupín, en esta fotografía se puede apreciar el evidente desnivel de la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Cuidad de México, debido al hundimiento de sus cimientos a causa de la extracción subterránea de agua a largo plazo.

En comparación con el edificio aledaño, la Capilla de Chachupín, en esta fotografía se puede apreciar el evidente desnivel de la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Cuidad de México, debido al hundimiento de sus cimientos a causa de la extracción subterránea de agua a largo plazo.


Foto: iStock

Para llevar a cabo su estudio, el equipo dirigido por Herrera García realizó una revisión de la literatura científica a gran escala que reveló que, durante el siglo pasado, se produjeron hasta 200 hundimientos por subsidencia en 34 países diferentes motivados por el agotamiento de las aguas subterráneas.

Varios ejemplos conocidos de subsidencia se representan en la ciudad italiana de Venecia, cuyo hundimiento a causa de la extracción de agua subterránea, se viene acentuado desde los años 40 del siglo pasado o en la Ciudad de México, que debido a estar planificada sobre terrenos arcillosos se ha hundido en algunas localizaciones hasta 8 metros en los últimos 250 años. Otro ejemplo, menos conocido quizá, podemos hallarlo en la ciudad de Berenizkí, en Rusia, la cual hoy, debido a la cercanía y sobreexplotación de una mina de sal, está sembrada de numerosos sumideros que tras ser colmados por el agua de lluvia, hoy adoptan la forma de decenas de lagos en los que, literalmente, se hunde la ciudad.

Y es que el caso de Berenizkí, ciudad que sus habitantes se han visto en la obligación de abandonar, podría encarnar a la perfección el problema al que se enfrentarán durante las próximas décadas millones de personas en todo el mundo.

Vista aérea de la ciudad de Bereznikí, Rusia

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Foto: iStock

En los años venideros, según explican los autores, probablemente aumentará la ocurrencia de hundimientos de tierras, así como los daños e impactos asociados a estos fenómenos. Es por ello que, según abogan los investigadores, resultan cada vez más necesarias políticas que implementen modelos de subsidencia en áreas expuestas, así como el monitoreo constante de zonas de alto riesgo y la evaluación, tanto de los daños, como de contramedidas rentables que pudiesen ayudar a reducir los impactos de la subsidencia en los lugares susceptibles de verse más afectados, es decir: áreas con mayor densidad de población, alta demanda de agua subterránea y zonas irrigadas que sufren de estrés hídrico.

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Para informar de tales políticas, los autores desarrollaron un modelo combinando análisis espaciales y estadísticos que identifican la susceptibilidad al hundimiento de un área en función de factores como las inundaciones y el agotamiento de aguas subterráneas causado por actividades humanas. La comparación de su modelo con otros conjuntos de datos de validación independientes reveló que, con un 94% de eficacia, dicho modelo era capaz de discriminar entre las zonas potencialmente afectadas por futuros eventos de subsidencia y las que no, las cuales pueden consultarse en el primer mapa mundial de peligrosidad por la subsidencia del terreno, resultado del trabajo del equipo.

También, de modo particular, que la frecuencia cada vez mayor de estos eventos podría afectar a cerca de 635 millones de personas en los próximos 20 años, sobre todo en el continente asiático. Y si bien el modelo no consideró las medidas de mitigación ya existentes, lo que podría resultar en una sobreestimación de la exposición al hundimiento, sus resultados representan un importante paso adelante hacia el desarrollo de políticas efectivas ante este problema creciente.

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