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Barcelona,

Este es el segundo otoño en el que el centro KBr Fundación MAPFRE de Barcelona cede espacio en sus salas a las propuestas de cuatro jóvenes fotógrafos formados en cuatro centros de la capital catalana: Grisart, Idep, IEFC y Elisava, la Facultad de Diseño e Ingeniería. La iniciativa lleva por nombre KBr Flama y los seleccionados han sido esta vez Nanouch Congost, Guillermo Fernández, Jordi Miquel Riera y Sílvia Parés, escogidos por un jurado compuesto por Horacio Fernández, Carles Guerra, Joana Hurtado y Arianna Rinaldo.

Sus proyectos pueden verse ya en ese centro y destacan por la diversidad de sus enfoques: atienden tanto a los contextos más cercanos a estos fotógrafos como a investigaciones en torno al tiempo y su manipulación o a las relaciones entre imagen y sonido.

Nanouch Congost, de solo 23 años, participa en la muestra de la mano de su serie papa, que ya presentó en el Festival FineArt Igualada; se trata de un proyecto que tiene que ver con la búsqueda de la propia identidad en las raíces familiares: Un buen día observo mi entorno y me doy cuenta de la influencia que ha supuesto la relación con mi padre en el desarrollo de mi personalidad. A partir de la aceptación de este hecho, empiezo a analizar cuál es la realidad de esa relación y qué supone en general una influencia tan directa como la de un padre en nuestro comportamiento, aun en el caso de un padre ausente.

Tomando, por tanto, como base su propio ejemplo trató de encontrar Congost patrones en los vínculos entre padres e hijos y las razones de la pervivencia de ciertas fases en nuestra convivencia: la idealización, la decepción, la aceptación y quizá una última consistente en el reconocimiento de los defectos de nuestros mayores en nosotros mismos.

Para llevar a cabo papa, realizó este autor diversas entrevistas en las que pedía a los participantes que ilustrasen una imagen de archivo de su padre y que realizasen una descripción libre de él. Por último, les hacía un retrato fotográfico y, en el posado, les invitaba a cerrar los ojos y a pensar en momentos específicos de su infancia y de la actualidad ligados a su progenitor; a continuación les preguntaba cómo se sentirían si les dijera que son clavados a él: en ese mismo momento tomaba la imagen.

Nanouch Congost, serie “papa” (padre de Nanouch), 2019
Nanouch Congost, Serie papa (Padre de Nanouch), 2019

Guillermo Fernández, por su parte, tomó a su ciudad, Granada, como punto de partida para realizar su propuesta Los santos inocentes, en la estela de anteriores trabajos con elevada carga social. Sus imágenes remiten a los efectos de la crisis de 2008 en la población, especialmente en los jóvenes, entre los que creció el consumo de marihuana: el fotógrafo conecta su situación y sus escasas perspectivas de futuro con la pobreza conocida por la familia sirviente en aquella novela de Delibes.

Atendió, en concreto, al panorama en el transcurso de una noche a un día en una zona deprimida de las afueras de la ciudad andaluza, entre antiguos olivares, caminos rurales y cortijos.

Guillermo Fernández. Serie Los santos inocentes, 2019
Guillermo Fernández. Serie Los santos inocentes, 2019

Jordi Miquel Riera, por su parte, exhibe su serie Modus imaginis (en latín, tono de la imagen), la más vinculada a la reflexión formal sobre la fotografía en KBr: le interesan los procesos de creación artística aplicados a la cámara, especialmente la capacidad sugestiva de las imágenes, su cariz sensorial.

Convencido de que todos los sentidos son necesarios a la hora de llegar al fondo de cualquier obra de arte, este artista gerundés, el más veterano en la exposición, ha tratado de poner en relación vista y oído, dado que ambas capacidades sensoriales se transmiten a través de ondas, lumínicas en un caso y sonoras en el otro. Buscando un ejercicio sinestésico, ha tratado de alterar la percepción sensitiva de un sector sensorial acompañándolo de las percepciones del otro; su gran reto ha sido, claro, la representación visual de la sonoridad y de las sensaciones que esta suscita y decidió procurarla fijándose en los sonidos primigenios, como los asociados al viento o el agua.

Incluso ha procurado, en un sentido inverso, transmitir sonidos únicamente a partir de imágenes, esto es, procurar que las fotografías suscitasen sensaciones sonoras en quien las contempla, como si fueran pentagramas visuales. Y un último propósito de Modus imaginis ha sido el de estudiar la dimensión física del sonido, su materia misma.

En estas fotos cobran importancia el negro y la oscuridad, porque paradójicamente dejan entrever lo que esconden y, a la vez, lo que se quiere mostrar, dejando espacio a la sugerencia y la suposición.

Jordi Miquel Riera. Serie Modus imaginis, 2015-2022 © Jordi Miquel Riera
Jordi Miquel Riera. Serie Modus imaginis, 2015-2022 © Jordi Miquel Riera

Por último, Sílvia Parés comenzó en 2018 a investigar documentos, fotografías de archivo, foros y vídeos relativos a las chemtrails (estelas químicas que liberan los motores de los aviones) y la historia de la ingeniería climática, visitando en paralelo instalaciones de radares meteorológicos y control aéreo de Cataluña.

Con el material obtenido, emprendió un proceso de reimaginación de la que considera manipulación climática: ensartó imágenes de archivo en una línea temporal y realizó una pieza audiovisual en la que exploró la siembra de nubes, una técnica de geoingeniería empleada aún en varios países del mundo, confrontando estos hechos documentados con documentos relativos a teorías conspirativas. El resultado ha sido una pieza de arte generativo, Owning the Weather, que ha tratado de dar forma a nuevos imaginarios sobre el futuro del clima lejos de lo apocalíptico, que entremezcla pasado, presente y futuro y que combina texto e imagen.

Sus propuestas pueden contemplarse hasta enero de 2023.

Sílvia Parés, Owning the Weather, 2019-2020
Sílvia Parés. Owning the Weather, 2019-2020

 

“KBr Flama’22”

KBr FUNDACIÓN MAPFRE

Avenida Litoral, 30

Barcelona

Del 6 de octubre de 2022 al 15 de enero de 2023

 

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