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Todo es más «llevadero si lo compartes», se decía ayer en el tanatorio de Cabueñes. Y compartido fue el recuerdo que deja «Merche», la pintora Mercedes Gómez-Morán, la decana de las artes en España, así como compartido es el cariño que repartió entre sus allegados. «Somos afortunados de vivir tu amor», decía su hija, Merche Verastegui, que aprovechó la despedida en el tanatorio para revelar un ritual entre madre e hija: «teníamos la costumbre de decirnos; tengo un canario en mi alcoba que canta si te nombro. Fíjate si te nombraré que hasta el canario está ronco de tanto cantarte». 

Sus hijos varones, Jaime y Gerardo Verastegui Gómez-Morán tenía otros recuerdos: los de «una persona que disfrutó de la vida. Y una madre excepcional». Su nieta, Lua Verastegui, evocó su esencia artística con unos versos de la canción «La Bohème» de Charles Aznavor. «A menudo, pasaba las noches en vela delante de mi caballete retocando el trazo. Y no era hasta llegar la mañana cuando nos sentábamos delante con un café con leche», recitó la nieta. Con ellos hacía referencia también a la última exposición de Mercedes Gómez-Morán en París: «La bohemia quiere decir que éramos jóvenes, estábamos locos. La bohemia, ahora ya no significa nada de nada», pronunció su nieta. 

La ceremonia de despedida a la pintora ovetense incluyó una proyección en la que se sucedieron obras destacadas de la artista; bodegones, paisajes y retratos de original estilo cubista, con su tan característica norma geométrica y tonos, azules, dorados, rojos. Mostraban su faceta más cercana con fotografías de su juventud que reflejaron a una joviala Mercedes. E incluso desvelaron su lado más «macarra» con una toma donde aparecía con unas gafas de sol y el gesto de la peineta a la cámara. Fotografías en solitario, también acompañada de familia y amigos. Compañeras como María Paz Alvargonzález la recordaban ayer: «nos conocimos en primaria, no perdimos el contacto en todo ese tiempo, fue una gran persona y amiga». Arroparon también a la familia la galerista Guillermina Caicoya, Joaquín Amores, director de la Escuela de Arte Dramático del Principado y el dramaturgo Eladio Pablo, entre otros

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