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  • Repaso a las palabras que marcan los 365 días desde la investidura de Sánchez

Este 7 de enero hace un año. Un Gobierno insólito para un tiempo insólito. Cuando se celebró la sesión de investidura de Pedro Sánchez como presidente del que sería el primer ejecutivo de coalición de la actual democracia nadie sabía lo que iba a pasar apenas tres meses después. El 12 de enero presentó a sus 22 ministros – cinco de ellos de Podemos-, el 14 de marzo decretó el estado de alarma, una medida excepcional de nuevo ahora en vigor. La pandemia tiene la culpa. Un ciclón que ha marcado la vida de los españoles y la acción del Gobierno. Un cambio, como se suele de decir, de la A a la Z.

Alarma. «Ha salvado vidas». La expresión es de Sánchez y refleja el valor que le da a esta medida como instrumento para combatir el virus. Solo se había empleado dos veces, hoy forma parte de la vida cotidiana. España estará bajo esta situación hasta el nueve de mayo. Limita los movimientos y permite restringir derechos pero a estas alturas ¿a quién le importa?

Bildu. De la más estricta marginalidad ha pasado a la «dirección del Estado», en palabras del vicepresidente segundo Pablo Iglesias. El apoyo de la izquierda independentista vasca a las Presupuestos del Estado, por primera vez en la historia, ha encendido a la oposición y ha generado malestar en un sector del PSOE.

Confinamiento. Es la palabra del año. También en la política. Encerrar a la gente en sus casas ha sido, para todos los gobiernos, el central y los autonómicos, la decisión más dura de tomar. Todavía se sigue con confinamientos totales, parciales, perimetrales, municipales…

Delcy. El nombre de la número dos del presidente venezolano Nicolás Maduro persiguió al ministro Ábalos durante tiempo, justo antes de estallar la pandemia. El culebrón de su encuentro en el aeropuerto de Barajas, Delcy Rodríguez tenía prohibido pisar suelo europeo, le sirvió a la oposición para poner contra las cuerdas al titular de Transportes.

ERTE. Nadie sabía que eran hasta que llegaron. Ahora en todas las familias hay alguien que lo disfruta. Son Expedientes de Regulación Temporal de Empleo. A finales de año había más de 700.000 personas protegidas por este mecanismo. Ha sido la pieza clave del llamado «escudo social» contra la crisis. 

Fondos de Reconstrucción. El futuro de Europa depende de ellos. Nunca antes se había dispuesto de una cantidad similar de ayudas, 750.000 millones de euros, de los que unos 70.000 millones llegarán a España vía directa. Pedro Sánchez fía a este  acuerdo europeo gran parte de su esperanza en la recuperación. 

Gibraltar. Antes era un culebrón del verano, esta vez ha sido la sorpresa de fin de año. Un acuerdo in extremis, a punto ya del Bréxit, permitirá que la Verja siga abierta para permitir lo que se llama un «espacio de prosperidad» entre el lado británico y el español.  

Illa. Es el ministro del año. Aterrizó en un ministerio de segunda para ocuparse del conflicto catalán. Y ahora se va a Cataluña, de candidato del PSC, dejando atrás el ministerio de la primera línea. Calmado, discreto, su serenidad ha marcado su paso por Madrid. Pese al desconcierto de las primeras horas, que le mantienen aún la diana de la oposición, sale reforzado para los suyos de una situación casi imposible.

Juan Carlos I. Sus cuentas opacas le han puesto frente a la Justicia, le han llevado a abandonar España, han comprometido a su hijo y a la institución y han abierto una vía de agua en el Gobierno. Todo en el peor momento. Podemos ha aprovechado para abrir el debate Monarquía-República. Sánchez se ha hecho fuerte en la defensa del Pacto Constitucional.

Leyes. La de la Eutanasia, la llamada Ley Celaá, la de Protección a la infancia (rebautizada como Ley Rhodes), la de Cambio Climático… Más allá de la pandemia, ha habido vida legislativa.

Moción. Por si faltaba algo, un intento de Vox de sacar del Gobierno a Pedro Sánchez. Abascal presentó una moción de censura sabiendo que la iba a perder, sirvió sin embargo para reforzar la mayoría de la investidura y para que Casado escenificara su ruptura con la ultraderecha.

No seas cabezón. Es la frase más emblemática de lo que ha sido la convivencia entre PSOE y Podemos, los dos socios de Gobierno. Se lo dijo la ministra María Jesús Montero al vicepresidente Pablo Iglesias con varios frentes abiertos en ese momento: la prohibición de los desahucios, de los cortes de suministros y la subida del Salario Mínimo Interprofesional.

Oposición. No ha habido tregua. El enfrentamiento político se ha mantenido incluso en los días más duros de la crisis. La crispación parlamentaria ha alcanzado niveles inéditos en el Congreso más fragmentado de la historia. La renovación del CGPJ o los indultos para los presos del procés han envenenado aún más el ambiente.

Presupuestos. El Gobierno lleva en el combate de la pandemia casi el mismo tiempo que ha dedicado a armar unos nuevos Presupuestos. Los del 2021 son los primeros de Sánchez. Los sacó adelante con la llamada «mayoría de la investidura»(ERC, PNV, Bildu…), tras fracasar la vía Ciudadanos. Le ponen a Sánchez un suelo para toda la legislatura.

Quiniela. El primer aniversario coincide con la aparición de la primera quiniela sobre posibles futuros ministros. La salida de Illa fuerza una crisis de Gobierno, probablemente quirúrgica. La ministra Darias se perfila como sucesora en Sanidad, lo que daría opción a Sánchez a meter a Iceta, el PSC, en Política Territorial. Un clásico.

Resiliencia. Si de algo ha hecho gala Sánchez ha sido de su afición a las frases tipo slogan. «Moral de victoria», «Juntos podemos» … En esa lista brilla el término resiliencia, habitual en sus comparecencias de los domingos. Resiliencia, según la RAE: «Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos». Pues eso. 

Simón. ¡Quién no le conoce a estas alturas!. Su imagen, su voz, su forma desenfadada de desmenuzar los datos de contagios le dan un perfil casi icónico. Su cara está en algunas camisetas. Para lo bueno y para lo malo. Es mucho más que el Director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias: es el cronista de la pandemia.

Tensión. La palabra que, probablemente, más aparece en los titulares de las noticias sobre el Gobierno de coalición. Tensión por esto, por lo otro, por lo de más allá… En un permanente intento de PSOE y Podemos de marcar su territorio. Aun así, celebran su primer año juntos como pareja estable. A los dos les conviene. 

Unidad. No ha sido posible. En cada discurso, en cada intervención de Sánchez ha aparecido esta invitación, sin éxito. Ha sido una especie de mantra. Tan solo la prórroga del primer estado de alarma transmitió la sensación de que todos iban a una. No hubo ningún no.

Vacuna. El 27 de diciembre llegó la primera. Desde entonces se habla de «el principio del fin», como antes se habló de la nueva normalidad. Una semana después, los primeros retrasos en la distribución y en la administración ya han supuesto una nueva disputa.

Yolanda Díaz. La ministra de Podemos ha sido una revelación. Sus acuerdos con los agentes sociales y especialmente el despliegue de los ERTE le ha permitido mantener una buena valoración ciudadana en el año del gran desplome del empleo. No era fácil llevar Trabajo cuando tanta gente se ha quedado sin él.

Zendal. Es el apellido de la enfermera del siglo XVIII que pone nombre al hospital de pandemias de Madrid. Cierra la lista por ser el edificio emblema de la presidenta de Madrid, que, en su constante enfrentamiento con el Gobierno central, se ha hecho su hueco entre los protagonistas del año. Este abecedario podía haber ido de la A de Ayuso a la Z de Zendal. 

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