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El autodenominado Grupo Estado Islámico se adjudicó finalmente la autoría de la cadena de ataques perpretados este miércoles en Afganistán que dejaron al menos 14 fallecidos y más de una treintena de heridos.

Tres de esas explosiones tuvieron lugar en torno a las 18.30 hora local (14:00 GMT) en la ciudad norteña de Mazar-e-Sharif y causaron la muerte de nueve personas.

La mayoría de las víctimas de las explosiones pertenecían a la minoría religiosa chií, que en las últimos semanas ha sufrido numerosos ataques en varias ciudades de Afganistán. Los tres atentados habrían sido causados con varios artefactos explosivos ubicados en tres vehículos que se dirigían a la ciudad desde aldeas cercanas.

Apenas una hora después, otra explosión en una mezquita suní de Kabul dejaba cinco muertos y más de 20 heridos.

Esta cadena de atentados ocurre en un contexto de creciente violencia en Afganistán, especialmente intenso durante el mes sagrado de Ramadán, cuando el país sufrió uno de los periodos más sangrientos desde el retorno de los talibanes al poder.

El último de ellos sucedió el pasado 13 de mayo, cuando al menos tres personas resultaron heridas en el suroeste de Kabul tras una explosión en una mezquita de la capital.

El grupo terrorista Estado Islámico (EI) reivindicó el pasado 29 de abril una explosión en una mezquita sufí que causó al menos diez muertos y 71 heridos en Kabul. Una semana antes, el 22 de abril, 33 personas fallecieron y otras 43 resultaron heridas en un nuevo atentado contra un lugar del culto, esta vez una mezquita en el norte del país.

Dicha semana fue la más dura bajo el régimen fundamentalista, puesto que el 21 de abril el EI volvió a reivindicar un nuevo atentado contra una mezquita chií.

EFE

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