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MADRID, 6 Oct. (EUROPA PRESS) –

Varios miembros del Banco Central Europeo (BCE) argumentaron en su última reunión de política monetaria, celebrada entre el 7 y el 8 de septiembre, que la posibilidad de una recesión en la eurozona no debería ser excusa para no subir los tipos y frenar la elevada inflación, según se desprende de las actas de dicho encuentro, publicadas este jueves.

Durante el encuentro, los banqueros centrales admitieron que gran parte del encarecimiento de precios actual procede de factores de oferta, aunque concluyeron que «poner mucho énfasis en los problemas de oferta podría suponer el riesgo de negar el hecho de que la demanda agregada debería ajustarse para frenar la inflación».

De esta forma, el Consejo de Gobierno tuvo que afrontar el «difícil dilema» de asegurarse de que l inflación vuelve a su objetivo a tiempo sin exacerbar de forma innecesaria una ralentización económica.

«Sin embargo, se argumentó [por varios banqueros centrales] que los problemas de crecimiento no deberían evitar en ningún caso una incremento contundente necesario de los tipos de interés», se desprende del documento. Además, los expertos indicaron que sin una reducción a tiempo de la acomodación monetaria, las presiones inflacionistas procedentes de la depreciación del euro podrían elevarse.

En este sentido, los banqueros debatieron sobre que la responsabilidad primordial del BCE es contrarrestar efectos de segunda ronda y evitar que las expectativas de inflación se desanclen y que dichos riesgos estaban siendo más persistentes de lo que sea creía.

Presentado este dilema entre crecimiento económico e inflación, el Consejo de Gobierno determinó que su respuesta a las desviaciones al alza del objetivo de inflación del BCE debería ser tan contundente como cuando la inflación había sido muy baja.

Como parte de esta discusión, una mayoría de banqueros centrales se posicionó a favor de subir los tipos de interés en 75 puntos básicos. Durante el encuentro «se argumentó que actuar de forma contundente ahora podría evitar la necesidad de subir los tipos de forma más acusada más tarde en el ciclo económico.

Aunque la posición de subir tipos en 75 puntos fue mayoritaria, algunas voces se posicionaron a favor de subir el precio del dinero en 50 puntos. Los banqueros a favor de dicho incremento argumentaron que sería suficiente para mandar una señal de normalización monetaria ante el riesgo cercano de recesión.

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