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Una bolsa con cannabis medicinal. / Reuters

Podrán utilizarlo enfermos de cáncer, de esclerosis múltiple o de dolor oncológico y dolor crónico no oncológico y se dispensará en las farmacias de los hospitales y centros de salud

Álvaro Soto

La subcomisión sobre cannabis medicinal del Congreso de los Diputados ha aprobado el informe final para regular el uso terapéutico de esta sustancia. La propuesta ha contado con el apoyo del PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos, PNV y PDECAT, las abstenciones de ERC y Bildu, que reclamaban un texto más ambicioso y el voto en contra del PP y Vox.

Con esta luz verde, la utilización del cannabis en el ámbito sanitario está más cerca, ya que el Ministerio de Sanidad se comprometió a aceptar las conclusiones parlamentarias. Previsiblemente, la Comisión de Sanidad y el Pleno del Congreso debatirán la próxima semana el informe y después, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) tendrá seis meses para regular definitivamente este uso.

Decenas de expertos han participado en la subcomisión, que pretendía establecer las bases para la utilización del cannabis con fines medicinales. Finalmente, tras una larga negociación, el PSOE ha accedido a algunos de los puntos que reclamaba Podemos. El principal, la posibilidad de que los pacientes oncológicos también puedan recibir este tratamiento.

Así, según el texto, se podrá usar el cannabis para enfermos de cáncer, esclerosis múltiple, algunas formas de epilepsia, náuseas y vómitos derivados de la quimioterapia, endometriosis, dolor oncológico y dolor crónico no oncológico (incluido el dolor neuropático) podrán utilizar el cannabis, que también podrá usarse en otras indicaciones terapéuticas si lo avalan los estudios médicos.

El documento subraya que las fórmulas magistrales con extractos o preparados estandarizados de cannabis solo las podrán prescribir los médicos y recomienda que se dispensen en «la red de farmacias del sistema de salud», es decir, las de los hospitales y de los centros de salud, aunque abre la puerta a que, si están preparadas, las farmacias «comunitarias» (las de la calle) también lo puedan vender, una reclamación que había puesto sobre la mesa Podemos. Además, los tratamientos con cannabis deben tener una duración definida y también tiene que haber un registro de los pacientes que utilizan esta terapia.

Los partidos también han incluido el uso de las sumidades floridas (flor del cannabis) para desarrollar proyectos experimentales medicinales, una reclamación de los pacientes, ya que este modo de utilizar el cannabis por inhalación («de rescate») proporciona efectos más rápidos en los usuarios que la vía oral.

Actualmente, la utilización de esta sustancia, al no estar regulada, depende del mercado negro. «Los pacientes tienen que acudir a un camello para conseguir su cannabis. Hemos dejado a estos enfermos en manos del narcotráfico o de una amigo que cultiva cuando debería recetarlo un profesional sanitario», explica crudamente Manuel Guzmán, catedrático de Biomedicina en la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidente del Observatorio Español del Cannabis Medicinal, que lamenta el retraso en la adopción del cannabis. «Los médicos recetan terapias mucho más fuertes, como los opiaceos. Es como si estuviéramos hablando de legalizar o prohibir la cerveza mientras se permite el whisky, el vodka o el ron», ejemplifica.

El cannabis no es «una medicina milagrosa que frena la progresión de la enfermedad», pero sí «una herramienta terapéutica complementaria que mejora la calidad de vida de los pacientes», subraya Guzmán. Las estimaciones del observatorio apuntan a que unos 200.000 pacientes en España podrán beneficiarse de este uso, que ya estaba regulado en países de la Unión Europea como Alemania, Italia, República Checa, Austria, Portugal, Austria, Reino Unido, Bélgica o Países Bajos.

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