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Redacción Poder Popular Madrid | La borrasca “Filomena” ha cortocircuitado la vida madrileña en apenas un día y medio de nevada. A la capa de nieve, que alcanza los 40cm en muchas partes de la ciudad y el área metropolitana, le sucede ahora una oleada de frío que puede alcanzar temperaturas de -8ºC.

La nevada que aún bloquea la mayor parte de las calles y carreteras de Madrid ha sido copiosa, pero no inesperada. Desde hace días todos los servicios meteorológicos venían avisando de la inminente borrasca que se avecinaba desde el sur. Las previsiones anunciaban una nevada nunca antes registrada en los archivos de la región. A pesar de los avisos los recursos puestos en marcha por la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid se han demostrado como totalmente innecesarios, la debilidad de la administración vuelve a ser cubierta por las vecinas y vecinos de Madrid.

La suspensión del transporte ferroviario y el bloqueo de gran parte de las carreteras ha suspendido el servicio de transporte público de autobuses, EMT. Ante esta situación, miles de trabajadoras y trabajadores que se encontraban en su puesto de trabajo, se han visto obligados a mantenerse en su puesto de trabajo y pasar allí la noche ante la negativa de muchas empresas a cerrar y dejarles salir a pesar de la previsible nevada. Es el caso por ejemplo del Centro Comercial Gran Plaza 2 Madrid, donde las trabajadoras tuvieron que pasar la noche en la propia tienda.

Situación similar han vivido las y los conductores de autobuses públicos de la EMT. La tarde del viernes 8 de enero a las 20:27 EMT ordenaba a los autobuses detener el servicio y encerrarse en las cocheras, solamente nueve minutos después cambiaban de opinión y consideraban necesario continuar trabajando. Como era de esperar ante esta última decisión de la empresa, decenas de trabajadoras y trabajadores se quedaron atrapados en el interior de los autobuses sin poder llegar a las cocheras como denunció el sindicato Plataforma Sindical.

Como viene siendo habitual, el sector público de la sanidad no ha salido mejor parado de esta nueva crisis. La gran mayoría de los centros de atención primaria han visto sus accesos bloqueados ante la nula intervención del Ayuntamiento de Madrid y de la Comunidad frente a la nevada. La falta de recursos y los recortes presupuestarios permanentes amenazan desde hace años más que la nieve la supervivencia de los centros de salud, la crisis sanitaria, como el temporal climático

No mucho mejor se encontraban en las residencias de mayores, el sindicato sanitario MATS denunciaba como desde el viernes a  las 15:00h las trabajadoras y personas mayores de la residencia de Villaviciosa de Odón se encontraban totalmente aisladas. Así como en la residencia González Bueno, donde las trabajadoras tuvieron que repetir varios turnos sin posibilidad de relevo.

Como se ha demostrado desde el inicio de la pandemia a causa del Covid-19 el retroceso premeditado durante décadas de los servicios públicos por parte de los Gobiernos del Partido Popular, ha sido necesariamente cubierto por la respuesta vecinal y de los movimientos sociales. Desde el inicio de la nevada se han sucedido los grupos de apoyo vecinal que venían trabajando desde hace meses, grupos de transporte de emergencias a hospitales y redes de apoyo mutuo ante la falta de comida o ropa de abrigo. A pesar de ello y ante el abandono institucional, un hombre que vivía en la calle falleció en el barrio de Carabanchel.

Situación dramática se vive desde hace semanas en la Cañada Real de Madrid, donde las vecinas y vecinos vienen avisando de los cortes de luz impuestos por la empresa Naturgy y el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Ante el temporal de frío y nieve, la falta de combustible no ha tardado en llegar y las temperaturas hacen insostenible la situación. Negocios y capital inmobiliario se dan la mano para acabar con la vida de cientos de familias.

Tras la nevada, cientos de vecinas y vecinos se han autorganizado para limpiar las calles de nieve y hielo, facilitar el acceso a comercios y centros de salud de quienes más lo necesitan. La necesidad de su labor para descongelar la vida de la región refleja el retroceso permanente del Estado ante la ofensiva permanente del mercado y sus aliados políticos.



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