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La nueva presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. / reuters

La política maltesa se convierte en la tercera mujer en ocupar el cargo, tras lograr el apoyo de socialdemócratas y liberales

La maltesa Roberta Metsola ha hecho historia este martes, al convertirse oficialmente en la tercera mujer que preside el Parlamento Europeo. En la primera votación, a las 11.00 horas, se confirmaba su elección con 458 votos a favor. Le hacía falta una mayoría absoluta, de 309 votos, y la ha superado ampliamente. La presidenta en funciones tras al muerte de David Sassoli, ha contado con el apoyo de su grupo, los socialdemócratas y liberales. Competía por el puesto con Alice Bah Khunke , de los Verdes -que logró 101 votos- y Sira Rego, de la Izquierda europea -que contó con 57 apoyos-. El conservador polaco Kosma Zlotowski, en cambio, retiró su candidatura en el último momento.

Era una victoria anunciada, pues además de ser la favorita, el lunes a media tarde se supo que su grupo había cerrado un acuerdo con los socialdemócratas y liberales europeos. El pacto fue anunciado por el propio S&D en sus redes sociales como una solución para «garantizar una mayoría estable hasta las elecciones de 2024». Dicho acuerdo incluye garantías de que habrá una «fuerte representación institucional» de la familia socialdemócrata -huérfana de líderes en las instituciones europeas tras el deceso de David Sassoli-. Además, se ha elaborado un documento de trabajo que recoge las prioridades del grupo, entre ellas la defensa del Estado de Derecho, los derechos de las mujeres y compromisos en materia de las reglas sociales y la dimensión social.

La difícil tarea de reemplazar a Sassoli

De este modo, Metsola se convertirá este martes en la tercera mujer en asumir la jefatura de la Eurocámara, después de las francesas Simone Veil y Nicole Fontaine.La política maltesa promovió su candidatura después de que el líder del PPE en la Eurocámara, el alemán Manfred Weber, se autodescartara como alternativa a Sassoli en diciembre. Metsola, de 42 años de edad, estaba respaldada por el principal partido en la Eurocámara e hizo también valer el hecho de ser una candidata joven, mujer y representante de un país pequeño, como contrapeso al resto de altos cargos en la UE.

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