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En plena crisis, dos ministros de Sanidad dejaron el Gobierno por discrepancias con Bolsonaro por la gestión de la pandemia. Brasil es el segundo país del mundo, por detrás de Estados Unidos, con más contagios y muertos confirmados por la Covid-19: 1.623.284 casos y 65.487 fallecidos.

Cuando estalló la crisis, y gran parte del mundo optaba por blindarse, el mandatario ultraconservador acusaba a los medios de comunicación de expandir el miedo por un virus «sobredimensionado», «una fantasía», según sus palabras. Alardeaba de dar la mano a una multitud, insultaba a los gobernadores partidarios de imponer el confinamiento y protagonizada otras sonadas polémicas. A continuación, algunas de sus frases más controvertidas.

Bolsonaro ha afirmado que está tomando hidroxicloroquina y acitromicina. Es férreo defensor del uso de la cloroquina, pese a que la Organización Mundial de la Salud recomendó suspender su uso por los efectos adversos. En el pasado, él dijo entre risas: «El que es de derecha, toma cloroquina, el que es de izquierda, toma Tubaína» (en referencia a una bebida brasileña).

El presidente ha lanzado acusaciones contra la OMS por respaldar las medidas de confinamiento: «Ustedes están viendo el tamaño de los problemas económicos. Esa OMS… parece que hay algo detrás, parece que quiere quebrar a los países».

Durante su enfrentamiento con algunos gobernadores partidarios de imponer la cuarentena para frenar el coronavirus, el presidente llamó «lunático» al de Sao Paulo, Joao Doria. 

Cuando el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, quiso cerrar el aeropuerto de la ciudad, Bolsonaro afirmó que la medida solo generaba «un clima de terror en la población que puede llevar a la depresión y bajar la inmunidad».

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