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Genara Fernández, maestra fusilada en 1941, era una de tantas leonesas enterradas en una fosa común. Exhumada por la ARMH en el cementerio de León, el próximo 10 de julio regresa a Cirujales, su pueblo, donde será enterrada con su nombre.
lanuevacronica.com / Fulgencio Fernández / 28-06-2020
“Genara, un nombre condenado al olvido, sepultado con ella en una fosa individual sin lápida. Su memoria pugna por abrirse paso”. Son las primeras palabras del reportaje de Alejandro Caballero y Carlos Alonso para el histórico programa de TVE Informe Semanal titulado ‘Deber de memoria’ hace poco más de un año, el 18 de junio de 2019.
Su ‘deber de memoria’ era con Genara Fernández, leonesa, maestra y fusilada en 1941, cuyo cadáver estaban en aquellas fechas exhumando los miembros de la ARMH en el cementerio de León, donde Genara permanecía en el anonimato desde su muerte, fusilada pero encubierta en el parte de defunción con el eufemismo habitual de «parada cardiaca».
Algunos de los vecinos y familiares de Genara en Cirujales hablaron sobre ella en Informe Semanal para constatar que hubo un “enorme silencio y miedo”.
Bien se podría decir en este caso que el deseo manifestado por el redactor de TVE —«su memoria pugna por abrirse paso»— está a punto de cumplirse pues el próximo día 10 de julio, a las seis de la tarde, Genara Fernández será enterrada en el cementerio de su pueblo, Cirujales, abandonando el olvido y anonimato en el que ha permanecido durante casi 80 años, desde aquel 4 de abril de 1941 cuando se cumplió el triste mandato que dos días antes había enviado al gobernador militar de León al director de la prisión: «Sírvase entregar a la detenida Genara Fernández García, al oficial encargado del piquete de ejecución, a fin de que sea pasada por las armas en el Campo de Tiro de Puente Castro, a las 6 horas y 30 minutos del próximo día 4 de los corrientes. León 2 de abril de 1941».
Y así se hizo.
Y ahora regresa a su pueblo, Cirujales, al que también habían acudido los redactores del citado programa de TVE y se habían encontrado con una realidad excesivamente repetida, el silencio y el miedo. Conversaron con familiares y vecinos y su sobrino Evelio Fernández desvelaba: «Los padres nunca nos dijeron nada; el único que me había comentado algo, bien poca cosa, la verdad, fue un vecino que era como de la familia, pero nada más», y desde el fondo, su mujer que está escuchando añade: «Había mucho miedo».
Algo que también corrobora otro vecino de Cirujales, Manuel Canseco, que había sido alumno de Genara en la escuela del pueblo y comenta. «Ella era buena, no es justo lo que le hicieron, tan joven», para rematar con un «pero entonces era así».
Nadie hablaba de ella, había mucho miedo
Ahora, con su regreso para siempre, se volverá a hablar de Genara, a recuperar su memoria; aunque habría que decir que su figura comenzó a ser recuperada y reivindicada antes, con reportajes como el citado de Informe Semanal, los derivados de la exhumación de su cadáver y el que dio origen a éstos, un documentado trabajo de la compañera Ana Gaitero, que también aparece en el programa de TVE, a raíz del cual la familia sale a la palestra y comienza este periplo que se cerrará el próximo 10 de julio cuando los restos de Genara reposen definitivamente en el cementerio de Cirujales, donde había nacido y también había ejercido de maestra hasta que fue apartada del magisterio con el triunfo franquista en la comarca.
Genara había nacido en 1903 en este pueblo omañés, estudió Magisterio en 1903, sacó las oposiciones de 1930 y después de ejercer en Valdeón y Laciana pudo regresar a su pueblo como maestra, hasta el verano de 1936 que, siendo afiliada del Partido Comunista, era consciente de que corría serio peligro, pasó a Asturias y quiso marchar al exilio pero el barco en el que iba fue apresado. Regresó a León, trabajó como institutriz y el recordado Emilio Hurtado le consiguió el trabajo de taquillera en el histórico Cine Mary, en Ordoño II. Hasta que un día fue detenida en su casa y acusada de que unos paquete con panfletos antifascistas que había encontrado la Policía curiosamente llevaban su nombre. La cárcel, aquellos fatídicos consejos de guerra, ciertas crueldades añadidas con los destinos a los que fue enviada y ese terrible texto del gobernador militar fueron los pasos previos a los disparos del pelotón de fusilamiento.
Y una fosa de la que ahora saldrá para regresar a su pueblo, Cirujales, donde ya se puede hablar de ella.
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Fotografía destacada: Genara Fernández
Fuente:https://www.lanuevacronica.com/el-segundo-entierro-de-genara-la-maestra
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