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Situación de la vacunación por comunidades autónomas.


“Las mujeres tienen una mejor respuesta inmunitaria que los hombres en general frente a las infecciones. Producen más anticuerpos. Y, por tanto, esta es una diferencia que ya se observa para otras infecciones y vacunas, que les da una ventaja importante. Esta hiperrespuesta de su sistema inmunitario condiciona que las vacunas contra el COVID-19 tengan más efectos secundarios (fiebre, cansancio, dolor muscular…)”, explica la catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo África González.

Las causas de esta respuesta inmunitaria potente frente a la vacuna pueden ser de tipo hormonal (los estrógenos activan a las células en respuestas antivirales), pero también genéticas (las mujeres tienen doble cromosoma X y esto puede darle una ventaja con los genes allí localizados). “Aunque habitualmente los genes del segundo cromosoma X suelen estar silenciados, hay genes que codifican proteínas de la respuesta inmunitaria que se ponen en marcha, por ejemplo, el TLR7 que reconoce RNA viral”, concreta.

El diferente sistema inmunológico de hombres y mujeres podría explicar también los datos sobre la distinta efectividad de las vacunas entre los dos sexos. Según los estudios, la efectividad de las vacunas ARN mensajero (Pfizer y Moderna) es un 4% menor en mujeres que en hombres y de hasta un 10% en el caso de las de las vectoriales con adenovirus modificado (AstraZeneca).

“La hiperrespuesta inmunitaria de las mujeres hace que tenga más efectos adversos”


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África González.


La experta considera que la campaña de vacunación masiva contra el coronavirus es una oportunidad ideal para estudiar cómo responden hombres y mujeres frente al tipo de vacuna y para investigar si hay algo que se pueda modificar en función del sexo. “No hay muchos estudios sobre esto y nunca se había hecho una vacunación masiva global, por lo que ahora puede hacerse con un número significativo de personas vacunadas. Se pueden estudiar la respuesta de memoria B y T, cuánto tiempo dura, el tipo de anticuerpos que se generan, su concentración, si hay más casos de reinfección en mujeres que en hombres tras la vacunación, si pueden infectarse más o menos… Se me ocurren muchas preguntas para hacerse pensando en diferencias de sexo”, dice.

En este sentido, recuerda que la propia enfermedad, aunque afecta igual a hombres que a mujeres, no tiene la misma manifestación, ya que desarrolla cuadros más graves y tiene una mayor letalidad en los varones. “Esto podría estar debido a la mayor concentración del receptor ACE2 en hombres que en mujeres, teniendo así el virus mayor afinidad por atacar células masculinas”, explica.

Aunque en los ensayos clínicos con fármacos se suele preferir a hombres –hay expertos que apuntan que menos del 10% de los ensayos con fármacos incluyen el número suficiente de mujeres–, no se puede atribuir al sesgo la diferencia en el porcentaje de reacciones adversas entre sexos en el caso del COVID-19. “En los ensayos clínicos de fármacos sí que es cierto que hay sesgo, ya que suelen incluirse a más hombres, por el hecho de ser grupos más homogéneos que si se incluyen mujeres. Sin embargo, en los ensayos en vacunas COVID sí se ha tenido en cuenta el sexo y se han incluido tanto a hombres como a mujeres”, afirma.

Además de que los cambios hormonales de las mujeres hacen que los grupos de estudio no sean tan homogéneos, los posibles efectos de los fármacos en su fertilidad y embarazo también explican el sesgo. “Sin embargo, en 2014 en Estados Unidos se pidió a los investigadores que estudiaran siempre las diferencias de sexo en sus experimentos, tanto en modelos animales como en humanos, y que se analizaran las diferencias encontradas”, afirma González.

Asimismo, se suelen evitar los estudios en embarazadas con fármacos y vacunas. “Sin embargo, la vacunación en embarazadas es una medida muy útil para proteger a los bebés recién nacidos, gracias a los anticuerpos maternos que atraviesan la placenta y que les protegen durante meses tras el nacimiento. También anticuerpos de tipo IgA en la leche materna que protegerán al bebé en los tractos respiratorio y digestivo” explica.

La trombosis de los senos venosos se da en 3-4 adultos y 7 niños por cada millón de habitantes

La catedrática de Inmunología considera oportuno el acuerdo del Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas de suspender la vacunación con AstraZeneca en menores de 60 años después de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) dictaminara el pasado miércoles que tras la administración de la vacuna de AstraZeneca “pueden aparecer, muy raramente” acontecimientos trombóticos en combinación con trombopenia –trombosis de senos venosos cerebrales (TSVC), en abdomen (trombosis de venas esplácnicas) y trombosis arterial–. Hasta el 4 de abril, se han documentado 222 casos entre 34 millones de personas vacunadas en Europa hasta el 4 de abril. “Me parece oportuna la medida para intentar disminuir los riesgos cuando hay otras vacunas alternativas”, subraya África González.

“Una hipótesis que han planteado unos clínicos alemanes y austriacos, analizando a 9 pacientes que desarrollaron trombos venosos que habían recibido la vacuna, con 4 fallecimientos, sugiere que podría generarse una respuesta similar a la que a veces se ve al inyectar heparina en algunas personas, que en vez de lograr el efecto anticoagulante que se busca, se generan agregados plaquetarios, disminución de plaquetas y aparición de trombos. Estos son casos muy raros, pero podría ser una explicación. Todo esto debe estudiarse ahora para demostrar si estas reacciones adversas están debidas a este fenómeno”, expone.

Fuera de la campaña de vacunación, la trombosis de los senos venosos cerebrales es un evento que se da en 3-4 personas por millón de habitantes, sobre todo en mujeres jóvenes y hasta en 7 por millón en niños. Hay factores de riesgo de formación de trombos en la mujer joven como es la toma de anticonceptivos, embarazo, puerperio y terapia hormonal sustitutiva, a lo que hay que sumar su mayor respuesta inmunitaria.



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