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En la década de 1920, los científicos propusieron que los humanos evolucionaron a partir de antepasados ​​que se desplazaban mediante braquiación, es decir, la modalidad de locomoción arbórea por la cual algunas especies de primates se desplazan balanceándose entre las ramas de los árboles mediante el uso exclusivo de sus brazos.

No obstante, los fósiles de homíninos y hominoideos descubiertos más recientemente parecían indicar a estos que el último ancestro común de humanos y chimpancés, denominado como Homo-Pan Last Common Ancestor-Homo Pan LCA– no hacía gala de este modo de locomoción, si no que se desplazaba y trepaba a los árboles valiéndose de brazos y piernas de un modo más parecido al de los monos. Así, estos fósiles parecían carecer de características asociadas con la adaptación suspensoria, como huesos de los dedos más largos y curvos, y un pulgar más pequeño y menos ágil. Muy en particular, la mano del homínido Ardipithecus ramidus, de 4,4 millones de años, un descendiente temprano del Homo-Pan LCA, parecía no tener adaptaciones para la braquiación.

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Ahora sin embargo, un nuevo estudio publicado por un equipo multidisciplinar de científicos de las universidades de Texas A&M, Nueva York, Liverpool y Witwatersrand en Johanesburgo, y varias instituciones como la Escuela de Medicina de Nueva York y el Consorcio para la Primatología Evolutiva de la misma ciudad, sugiere que los antepasados ​​humanos se balancearon de las ramas de los árboles como chimpancés. El presente trabajo, el cual comprende un exhaustivo análisis de los huesos de las manos de varios homínidos y primates existentes sugiere que el último antepasado de humanos y chimpancés trepó y se columpió en los árboles como los chimpancés, desafiando trabajos anteriores sobre la morfología y el comportamiento de los antepasados ​​humanos y dando una idea de la evolución del plan corporal de los humanos modernos.

Homo-Pan LCA se balanceó de las ramas y probablemente caminó con los nudillos antes de que se produjera un cambio evolutivo importante orientado hacia unas manos adaptadas para el uso de herramientas

Los resultados del estudio liderado por el profesor del departamento de antropología del Brooklyn College de la Universidad de Nueva York, Thomas Prang, se publican esta semana en la revista Science Advance bajo el título «Ardipithecus hand provides evidence that humans and chimpanzees evolved from an ancestor with suspensory adaptations,» En el mismo, valiéndose de un software de modelado estadístico y evolutivo, Prang y sus colegas han analizado las características y dimensiones de las extremidades de Ardipithecus ramidus, comparándolas las de primates antiguos y existentes.

Su análisis muestra que las manos de Ardipithecus ramidus son más similares a las de los chimpancés y otros simios braquiadores que a las de los monos no suspensivos, como antes se estimaba. Según los autores, «este hallazgo sugiere que el Homo-Pan LCA se balanceó de las ramas y probablemente caminó con los nudillos antes de que se produjera un cambio evolutivo importante orientado hacia unas manos adaptadas para el uso de herramientas y unos pies adaptados para el bipedalismo».

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