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Publicado el 4 de mayo de 2022 en ALAI

Las biografías escritas hasta hoy sobre el Che Guevara son incompletas, insuficientes, parciales, incapaces de dar cuenta del complejo itinerario vital del personaje.

“Con el perdón de los autores que pudieran sentirse aludidos, soy de los que piensan que la biografía del Che, integral, abarcadora y con toda la objetividad histórica que se requiere, aún está por escribir, no obstante todas las que se han publicado hasta la fecha”.

Orlando Borrego, Che. El camino del fuego, 2001.

De biografías, personales, intelectuales, integrales

A cincuenta y cinco años de su trágica muerte, e igual que los seis personajes de Luigi Pirandello, que penaban en busca de un autor, así el Che Guevara, personaje radicalmente revolucionario y anticapitalista como pocos, pero también y al mismo tiempo, agudo y profundo teórico crítico de la realidad social en que vivió, se encuentra todavía hoy, en este año de 2022, en busca de los biógrafos capaces de escribir su compleja, rica y multifacética biografía integral. Biografía integral, que lejos de los tradicionales recuentos de anécdotas y hechos encontrados al azar, e hilvanados de manera casual y puramente cronológica, se organizara claramente desde un explícito principio articulador general, el que al modo de verdadero hilo conductor, fuese desplegando, desde un criterio metodológico organizador y un claro modelo particular de interpretación del singular personaje estudiado, las principales claves explicativas de la vida y de la obra de nuestro excepcional biografiado.

Empeño biográfico complejo, que fuese capaz de ir reconstruyendo para nosotros la complicada dialéctica, progresiva y regresiva, que va desde los contextos de época, geográfico y situacional que le sirven de marco, hasta el individuo y su obra bajo investigación, y luego, de regreso, desde el singular “proyecto” en sentido sartreano, de dicho personaje estudiado, otra vez hasta los diversos impactos y modificaciones provocados sobre su circunstancia, su espacio y su tiempo específicos, es decir, sobre sus particulares contextos generales ya mencionados. O dicho en otros términos, una biografía capaz de explicar al individuo y a su obra, desde su mundo y su época, pero también e igualmente, la modificación de ese tiempo y ese medio, desde la acción del individuo y desde los diversos efectos de su actividad y de sus múltiples creaciones diversas.

Lo que además, en el caso particular del Che Guevara, implica que es imposible escribir su biografía personal sin escribir al mismo tiempo, y como parte de ella su biografía intelectual, dado que Ernesto Guevara de la Serna es un personaje que no fue ni exclusiva ni predominantemente intelectual (como si lo fue, por ejemplo, Fernand Braudel), ni tampoco solo un hombre de acción o un líder político preponderantemente práctico (como si lo fue, por ejemplo, Fidel Castro), sino una rara y complicada mezcla de un enérgico, excepcional y radical hombre de acción, que simultáneamente estaba dotado de una capacidad teórica y reflexiva igualmente penetrante, fundamental y excepcional.[1]

Porque en contra de la imagen que asumen y difunden hasta hoy la inmensa mayoría de las biografías del Che Guevara, que solo registran y subrayan esas dimensiones prácticas como un hombre de acción fuera de serie, desglosándolas luego en sus características, o como genial estratega, o como carismático y enérgico líder, o como dirigente admirado y querido, o como militante ético y ejemplar, o como revolucionario modélicamente anticapitalista y radical, o un largo etcétera, el Che Guevara ha sido también sin duda, junto a todo esto, un teórico excepcional, siendo sin duda hasta hoy el principal teórico de la experiencia de la Revolución Cubana, en su primer decenio de vida, además del teórico de una posible vía realmente anticapitalista de construcción del socialismo en Cuba, pero también, uno de los tres principales teóricos de la revolución anticapitalista en todos los países del llamado Tercer Mundo, junto a Mao Tse Tung y a Frantz Fanon, que no solo reflexiona, investiga y teoriza sobre cómo hacer la revolución en países predominantemente campesinos, sin un vasto y amplio proletariado industrial, y sin un sólido y orgánico desarrollo capitalista, sino que también elabora y sistematiza en términos generales, cómo implementar esta nueva teoría de la revolución tercermundista, en el ámbito específico de toda América Latina, para convertir a esta última en un segundo o un tercer “Vietnam”, en un genuino “Vietnam latinoamericano”.

“El Che Guevara ha sido un teórico excepcional, siendo el principal teórico de la experiencia de la Revolución Cubana, en su primer decenio de vida, además del teórico de una posible vía realmente anticapitalista de construcción del socialismo en Cuba”

Entonces, y al carecer de la incorporación orgánica de esta dimensión esencial del Che, también como teórico de la Revolución, cubana, latinoamericana y mundial, y como teórico de la construcción del socialismo en Cuba y en general, y derivado de esto, de la recuperación de su compleja biografía intelectual, como una dimensión esencial e interactuante, todo el tiempo, con su periplo e itinerario personal, las biografías hasta hoy escritas sobre su figura y su personaje, son necesaria e ineludiblemente biografías incompletas, insuficientes, parciales, limitadas, y en el fondo, incapaces de dar verdadera cuenta del complejo itinerario vital integral de nuestro personaje. Por eso, de modo similar a las criaturas pirandellianas, el Che está todavía a la búsqueda de su verdadero biógrafo, y en consecuencia de una biografía, que pudieran considerarse, mínimamente, a la altura realmente imponente de este excepcional personaje.[2]

Las desventuras editoriales de una herencia intelectual

Si nos preguntamos entonces las razones principales de este vacío todavía persistente, de la ausencia de una adecuada biografía integral del Che Guevara, a más de medio siglo de su cobarde asesinato, podremos reconocer que la misma no se debe solamente al hecho de que hasta ahora, quienes han acometido los limitados y poco logrados intentos de escribir esa biografía, no han sido ni historiadores realmente críticos de profesión, ni investigadores dedicados de tiempo completo al estudio de sus temas elegidos, sino más bien periodistas, o en otro caso literatos y escritores, cuando no simples advenedizos. Porque en contra de esos intentos anteriores, conspiraba también el hecho, a primera vista increíble e inexplicable, de la muy tardía publicación y vasta difusión de una parte significativa del legado intelectual del Che Guevara, el que solamente ha comenzado a ser publicado y conocido en las dos décadas transcurridas del siglo XXI.

Además, es también solo en los últimos lustros que se han hecho públicos varios testimonios fundamentales de distintos participantes, sobre los aspectos prácticos y organizativos concretos del importante proyecto guevariano global de impulsar una revolución continental, en escala latinoamericana, para crear en los territorios de nuestro semi – continente un segundo y/o tercer Vietnam latinoamericanos, enunciados y reivindicados explícitamente en su célebre texto “Mensaje a la Tricontinental”, de 1966-1967.[3] E igualmente, es solo en este mismo siglo XXI cronológico que hemos conocido con más detalle y precisión, tanto testimonios de la vasta red de contactos que el Che construyó con múltiples movimientos y actores sociales rebeldes de toda América Latina (e incluso, de África y de Asia), como estudios más detenidos y profundos de las distintas iniciativas políticas revolucionarias en las que el Che estuvo directamente involucrado, y que se desarrollaron en Nicaragua, en Argentina, en Perú, en Chile, en Brasil, y naturalmente, en Bolivia.

Amplio conjunto de discursos, conferencias, entrevistas y obras escritas por el propio Che, junto a testimonios, primero de la inteligencia cubana, y luego de la red latinoamericana del proyecto de revolución continental, junto a estudios más detallados de las propias organizaciones y movimientos nicaragüenses, argentinos, peruanos, chilenos, brasileños, bolivianos, etc., que al haber sido conocidos y hechos públicos solo en los últimos tres o cuatro lustros, explican entonces tanto la ausencia de la dimensión biográfico intelectual, como también muchas de las limitaciones incluso factuales y empíricas de la reconstrucción de la vida personal del Che, por parte de esas biografías de los años noventa ya referidas, pero más en general, de todas las biografías hasta hoy escritas sobre el propio Che Guevara.

Así, por asombroso que pueda parecer este hecho, es solamente en el siglo XXI que van a publicarse varios escritos realmente esenciales de Ernesto Che Guevara, como sus Apuntes Críticos a la Economía Política, o sus Apuntes Filosóficos, pero también los textos que complementan a sus Apuntes Críticos a la Economía Política, de sus reflexiones sobre los retos de la transición socialista en Cuba, o los del importante debate de los años 1963-64 sobre la situación y el rumbo de la economía cubana. E igualmente, es solo en la última década, que se reeditarán los siete tomos de la fundamental obra compilada por Orlando Borrego, titulada Che en La Revolución Cubana, obra que es casi como una suerte de “Obras Completas” del Che Guevara, aunque solo para el periodo que va desde enero de 1959 hasta marzo de 1965, y que fue durante cuarenta y siete años una absoluta rareza bibliográfica, conocida sólo por unas cuantas personas en el mundo.[4]

Pero también es solo en los últimos cinco lustros, que fueron publicados textos importantes salidos de la pluma de Ernesto Che Guevara, como la compilación de sus escritos sobre América Latina, o también su Diario de la Guerra Revolucionaria en Cuba, que le sirvió de base para escribir sus Pasajes de la Guerra Revolucionaria, o su Diario de toda su participación en la guerrilla del Congo, o finalmente incluso, una selección de su correspondencia escrita entre 1947 y 1967, la que solo vio la luz hace escasamente tres años, en 2019.

Muy tardía publicación de este importante conjunto del legado intelectual del Che Guevara, que además de explicar en parte los grandes límites y los enormes sesgos negativos de todas las biografías del Che hasta ahora publicadas, nos ilustran claramente acerca de la real magnitud de ese enorme reto intelectual que implica la elaboración, todavía pendiente, de una concreta, orgánica e integral biografía de Ernesto Che Guevara, la que a la luz de los materiales enlistados, que sólo fueron conocidos por el gran público en el último cuarto de siglo recién transcurrido, tendría que incorporar de manera orgánica todos los principales descubrimientos, aportes y elementos, contenidos en estos mismos textos solo muy recientemente difundidos.

Por ejemplo, toda la crítica radical y anticapitalista que el Che Guevara plantea, del proyecto de supuesto socialismo desarrollado en la Unión Soviética y en los países de Europa Oriental, en sus Apuntes Críticos a la Economía Política, crítica que además de acercarlo significativamente a las posturas políticas maoístas y pro-chinas, sienta las bases para su enérgico y continuado esfuerzo de búsqueda y de elaboración de una nueva teoría sobre la posible edificación en Cuba, de un nuevo e inédito camino de construcción, radicalmente anticapitalista, de transición del capitalismo al socialismo, y más adelante, de transición del socialismo hacia el comunismo. Búsqueda y primera elaboración de una novedosa teoría de la construcción del socialismo, en Cuba y en general, que recuperando de manera seria, sistemática y crítica, todas las lecciones profundas de Marx y de Lenin sobre este complejo tema, trata al mismo tiempo de actualizarlas y de adecuarlas a las complejas realidades de Cuba, de América Latina, y del Tercer Mundo, en la segunda mitad del siglo XX cronológico.[5]

Crítica del modelo soviético, y esbozo de teoría de un nuevo modelo para la construcción del socialismo, que subyacen también claramente, tanto a los textos guevarianos compilados en el libro Retos de la Transición Socialista en Cuba (1961-1965), como a aquellos incluidos en el libro El Gran Debate sobre la Economía en Cuba. Pues en estos textos, y por mencionar solo un par de ejemplos entre los muchos posibles, el Che plantea la retadora y provocativa tesis de que una sociedad nueva, que quiera romper radicalmente con el capitalismo y superarlo efectivamente, debería de ser capaz de convertir a la actividad del trabajo humano, de una actividad externamente impuesta, fatigosa, enajenante y odiosa para el trabajador, en una labor asumida como un deber autoimpuesto por el propio individuo, el que al reapropiársela de este modo y concebirla como trabajo voluntario y como auto-deber frente a la sociedad, la volvería una actividad, sí difícil y tal vez hasta pesada, pero también agradable, placentera, y mucho más tolerable y llevadera para el propio trabajador.[6]

O también toda la defensa que Guevara realiza de su propia creación, el Sistema Presupuestario de Financiamiento, como pieza clave de una economía realmente no capitalista, que a diferencia del modelo soviético y europeo oriental, rechaza radicalmente el principio de la vigencia de la ley del valor y el predominio de los estímulos materiales, y la condición de mercancía de los productos intercambiados entre empresas estatales, lo mismo que el cobro de intereses bancarios, y la competencia económica entre empresas supuestamente “socialistas”, para en su lugar, defender la organización racional y la distribución inteligente de los bienes producidos, de acuerdo a las necesidades de la población, mediante el mecanismo de la planificación centralizada, y junto a esto, el predominio de los estímulos morales, y el estatuto de productos y no de mercancías de los bienes involucrados en los intercambios interestatales, y la distribución y recuperación del dinero por los bancos sin cobro de intereses, y la emulación entre empresas, mediante el trabajo voluntario y los premios y reconocimientos puramente simbólicos. Es decir, un sistema y un modelo genuinamente anticapitalistas de organización de la economía cubana, que al mismo tiempo podrían tener validez mucho más universal, para todas las sociedades con desarrollos capitalistas deformados e insuficientes del entonces llamado Tercer Mundo, que después de una revolución social, intentaran sus propios procesos de transición hacia el socialismo.

Y vale la pena subrayar el hecho de que en este importante debate, en torno al modelo económico de construcción del socialismo, en Cuba y en el Tercer Mundo, Guevara tiene como sus interlocutores principales, además de a ciertos teóricos y economistas cubanos, también a Charles Bettelheim y a Ernest Mandel, es decir, a dos de los teóricos marxistas de temas económicos más importantes de aquella época. Lo que una vez más, nos muestra la gran estatura intelectual del Che Guevara como teórico social crítico, y por ende, lo imprescindible y fundamental que es incluir su biografía intelectual como dimensión también central y esencial de su biografía integral. Enorme estatura teórica, que explica el hecho de que un intelectual de la talla de Jean-Paul Sartre, después de conocerlo y de discutir con él, lo haya calificado como “una de las inteligencias más lúcidas de la Revolución”, agregando también que era “un hombre de gran cultura”, y que “detrás de cada frase suya hay una reserva en oro”.[7]

“En este importante debate en torno al modelo económico de construcción del socialismo, en Cuba y en el Tercer Mundo, Guevara tiene como sus interlocutores principales, además de a ciertos teóricos y economistas cubanos, también a Charles Bettelheim y a Ernest Mandel, es decir, a dos de los teóricos marxistas de temas económicos más importantes de aquella época”

Dimensión del Che Guevara, también como teórico marxista crítico de primer nivel, ignorada por la inmensa mayoría de sus biógrafos y de sus estudiosos, que igualmente se manifiesta de manera contundente, a partir de la lectura seria y detenida de los siete tomos de la obra Che en la Revolución Cubana, obra en la que encontramos, además de ampliaciones y profundizaciones importantes de los temas ya mencionados, de la crítica al modelo socialista de la URSS y de Europa Oriental, y de la búsqueda y primera edificación de una nueva teoría de la construcción del socialismo en el Tercer Mundo, también agudas y penetrantes reflexiones sobre, por ejemplo, la situación de la opresión de la mujer en el capitalismo y las vías para su emancipación en la nueva sociedad socialista, o la crítica frontal del racismo, o el papel de la nueva educación en la formación del ‘hombre nuevo’, o el nuevo arte socialista y la crítica del realismo socialista soviético, o sobre los posibles contenidos de una nueva cultura no capitalista, o sobre la moral comunista, o el viejo y el nuevo tipo de familia, o el carácter y la función de los medios de comunicación masiva, e incluso, hasta sobre el carácter casual de los nombres propios, y el valor mucho mayor, sobre estos últimos, de los apodos, entre muchos otros ejemplos que podríamos citar.[8]

E igualmente, encontramos en estos tomos todo un conjunto de reflexiones e interpretaciones profundas y originales sobre distintos aspectos de la historia, y sobre todo de la situación entonces contemporánea, tanto general como también particularizada por países, de todo el semicontinente latinoamericano, junto a algunos textos importantes sobre la situación general de África, sobre la polémica chino-soviética, sobre el significado histórico-universal de la lucha vietnamita (que el Che fue el primero en señalar, anticipando en casi una década, la importante derrota que el Imperialismo norteamericano sufriría en 1975, por parte del heroico pueblo de Vietnam), o sobre la caracterización de los distintos países socialistas, temas que en su conjunto nos dan una clara idea del alto grado de desarrollo que alcanzó el diagnostico global sobre el mundo de esos años sesentas, que el Che construyó paciente y progresivamente, tanto a partir de sus viajes como representante diplomático de la Revolución Cubana en todo el planeta, como también de sus acuciosas y permanentes lecturas e investigaciones, que alimentaban siempre sus importantes reflexiones teóricas.

Verdadera y muy acertada radiografía crítica del ‘estado del mundo’, en los tiempos de la segunda posguerra mundial, que no solo le permite comprender el rol modélico, histórico-universal, de la lucha del pueblo de Vietnam, plasmada en su consigna de “Crear dos, tres, muchos Vietnam”, sino también comprender agudamente y resituar adecuadamente el significado también histórico-universal de la Revolución Cubana durante la década inicial de su existencia, y la importancia de las luchas que se desarrollan en esa época en toda América Latina, dentro de una perspectiva planetaria global. Y es precisamente desde este horizonte global, que el Che construye también una compleja propuesta global de cómo hacer la revolución en toda América Latina, y desde ella, su ambicioso proyecto de impulsar y llevar adelante, con todas sus fuerzas, dicha revolución continental, para crear en suelos latinoamericanos un segundo y/o un tercer Vietnam, que impulse desde nuestras tierras la necesaria y anhelada revolución mundial anticapitalista radical.

Porque revisando con cuidado esos siete tomos de la obra Che en la Revolución Cubana, encontramos también ahí, una completa y muy desarrollada radiografía general de la situación de América Latina, y de todos los movimientos, organizaciones y luchas realmente anticapitalistas que, en ese momento, pueblan su vasta geografía. Radiografía crítica del semi continente y de sus luchas, que el Che va edificando pacientemente a lo largo de su permanencia y trabajo en la isla de Cuba, que le permite apoyar e impulsar, a veces directa y a veces indirectamente, a las múltiples iniciativas realmente revolucionarias y anticapitalistas que se despliegan en aquellos años por toda América Latina, hasta culminar con el montaje de su propio proyecto de revolución continental instalado, de manera para nada casual, inicialmente en Bolivia.[9]

Vasto conjunto de lecciones incluidas en esos tomos de Che en la Revolución Cubana, a los que habría que agregar, como parte del legado intelectual guevariano recientemente conocido, sus Apuntes Filosóficos, obra que nos revela nítidamente el tipo de marxismo que el Che defendía, y que él mismo pretendía encarnar: un marxismo profundamente anticapitalista, y por ende, abiertamente antidogmático, alejado de los rígidos manuales soviéticos, y crítico radical de los esquematismos y las simplificaciones de los problemas, además de ser un marxismo abierto a la confrontación con otras posturas, y capaz de recuperar los elementos válidos de ellas, pero también un marxismo vivo, heurístico y creativo, que en el más fiel espíritu de su fundador, fuese capaz de interactuar con las realidades particulares que intentaba explicar, aprendiendo de ellas e iluminando a la vez su concreción y devenir, para funcionar no como una receta rígida a aplicar ni como una verdad revelada e inmutable, sino como verdadera ‘guía para la acción’ y como síntesis explicativa inteligente de la misma.[10]

También, es en los años recientes que se publicó el compendio de la mayoría de los textos escritos por el Che sobre América Latina, incluyendo desde sus crónicas de su primer viaje en Argentina del año de 1950, hasta los comunicados del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia de 1967. Y desde su lectura cuidadosa, se desprenden toda una serie de pistas importantes para la reconstrucción global del proceso de génesis, evolución, maduración y consolidación de la consciencia marxista crítica del Che Guevara, que nos llevan desde el joven inquieto y de espíritu ya claramente rebelde, que busca su lugar en el mundo y las tareas generales que quiere acometer en su vida, hasta el revolucionario marxista y anticapitalista que con plena conciencia, se compromete con el proyecto insurgente de impulsar y promover la Revolución Cubana, finalmente triunfante en enero de 1959. Complejo periplo de la genealogía intelectual del Che Guevara, que no sólo le dará el conocimiento directo y de primera mano de la casi totalidad de los países de América Latina, sino también los elementos de reflexión derivados de la vivencia inmediata de los logros pero también de los límites de las revoluciones boliviana y guatemalteca, junto a las lecciones de los debates, las propuestas y las encrucijadas que en ese primer lustro de los años cincuentas confrontan los grupos y las organizaciones revolucionarias de Perú, de toda Centroamérica, de Venezuela y de varios países del Caribe, incluyendo a la propia Cuba.[11]

Complementariamente a este importante y significativo conjunto de textos teóricos, que nos resaltan nuevamente la imprescindible dimensión biográfico-intelectual de la aún inexistente pero urgente biografía integral de Ernesto Che Guevara, fue también en los lustros recientes que se publicaron tanto el diario de la guerra revolucionaria en Cuba de los años de 1956-1958, como el diario de la lucha en el Congo en 1965, pero también una selección de la correspondencia de los años 1947-1967. Y estos textos son también importantes, pues el primero, el Diario de un Combatiente, escrito durante los años de 1956-1958, no solo fue la base del conjunto de relatos luego compilados en el libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria, sino que fue también uno de los materiales centrales en los que se apoyó el Che Guevara para escribir, en 1960 y 1961, su importante texto La Guerra de Guerrillas, que no es sólo el brillante ‘manual de instrucciones’ para los revolucionarios de toda América Latina, que en aquellos años emprendieron el camino de la lucha armada en los distintos países del semi-continente, sino también una clara síntesis analítica, que eleva al rango de teoría general y universal, la experiencia concreta y particular de la Revolución Cubana, de esos años de 1956 a 1958.

Pues repitiendo un procedimiento que ejercitará todo el tiempo a lo largo de su vida, el Che Guevara convierte el registro puntual y detallado de la lucha concreta y específica que protagoniza en Cuba, en el segundo lustro de los años cincuentas, en una serie de lecciones de orden más general y de validez mucho más universal, que se plasman en las tesis centrales y en los argumentos principales de cómo organizar una guerra de guerrillas en una nación cualquiera del Tercer Mundo, para que dicha guerrilla tenga verdaderas posibilidades de éxito. Por eso, resulta interesante comparar el texto del Diario de un Combatiente, con el de La Guerra de Guerrillas, y después este último con El Diario del Che en Bolivia, para comprobar el ágil e inteligente movimiento de Ernesto Che Guevara desde la experiencia concreta hacia la teoría general, y luego de regreso, desde esta teoría universal hacia el montaje igualmente razonado, estructurado y organizado sabiamente, de otra nueva experiencia concreta.[12]

“Su importante texto La Guerra de Guerrillas no es sólo el brillante ‘manual de instrucciones’ para los revolucionarios de toda América Latina, sino también una clara síntesis analítica, que eleva al rango de teoría general y universal, la experiencia concreta y particular de la Revolución Cubana, de esos años de 1956 a 1958″

Algo similar sucede con su libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria. Congo, donde el Che no solo narra y analiza la experiencia finalmente fallida de su participación en la guerrilla congolesa sino también, aunque sea muy brevemente, esboza el análisis de las posibilidades y dificultades reales de la generación y construcción de un “Vietnam africano”, y de modo comparativo, de un Vietnam latinoamericano, es decir, de su proyecto de largo aliento ya mencionado de una revolución continental en escala latinoamericana. Movimiento constante de lo empírico a lo teórico y viceversa, que también se hace presente en algunas de las cartas incluidas en su correspondencia del periodo 1947-1967 y entre ellas, en la fundamental carta dirigida a Fidel Castro, escrita en marzo de 1965, carta que es una brillante y penetrante radiografía de la situación y de las encrucijadas que en ese momento definían a la Revolución Cubana, y que sin embargo, de manera realmente increíble e inexplicable, permaneció totalmente inédita durante más de cuarenta años, publicándose un fragmento de ella, con la tercera parte de su contenido total en 2006, y en su casi totalidad sólo hasta el año de 2019, 54 años después de su redacción original. Tardía publicación de este excepcional diagnóstico crítico de los logros y los retos de la Revolución Cubana, que nos refrenda nuevamente parte de las razones de los grandes límites y de los enormes sesgos e insuficiencias de las biografías y de los estudios, de y sobre el Che, hasta ahora concretados.[13]

Así, a la luz de todo este legado teórico y documental del Che Guevara, que en general solo ha sido hecho público en el siglo XXI, podemos comprender más fácilmente por qué ninguna de sus biografías más difundidas, ni tampoco la inmensa mayoría de los textos dedicados a su figura y a su obra, fueron capaces hasta hoy de reconocer la condición del Che como uno de los tres principales teóricos marxistas, junto a Frantz Fanon y Mao Tse-Tung, que a nivel mundial existieron, en los años de la inmediata segunda postguerra mundial. Y por ende, lo imprescindible de reconstruir también su biografía intelectual, como parte orgánica y esencial de su biografía en general. Y ello, para agregar a sus conocidas y multicitadas facetas como militante ejemplar, gran estratega militar, líder y dirigente político indiscutible, hombre de una ética y una moral paradigmáticas, gran constructor del socialismo en Cuba, brillante representante diplomático de la Revolución Cubana, carismático y atractivo personaje, y encarnación modélica del revolucionario, o en otro caso, del “Hombre Nuevo” que él mismo propugnó, agregar a todas estas y a algunas otras facetas muchas veces referidas, también la de un agudo teórico social crítico, cuyos aportes y lecciones teóricas fundamentales, vale la pena rescatar y recuperar con paciencia, estudio, detenimiento y acuciosidad.

Los tiempos lentos de los testimonios y los balances

Como hemos visto, una de las razones principales de las enormes carencias y de los evidentes límites, sesgos y errores de las biografías hasta hoy más difundidas del Che, así como también de la gran mayoría de los diversos estudios dedicados a distintos aspectos de su vida, su figura y su obra, es el hecho de la muy tardía publicación de una parte considerable y significativa del legado intelectual de Ernesto Guevara, que incluye desde varios de sus manuscritos, y las transcripciones de sus Conferencias e Intervenciones orales de todo tipo y en todo tipo de foros, hasta sus apuntes personales y sus propias cartas.

A lo cual hay que añadir el hecho complementario, pero igualmente fundamental, de que también ha sido muy tardía y muy reciente la publicación, o en otros casos la difusión mucho más amplia, de múltiples testimonios de varias personas que participaron directamente en el proyecto político global que el Che Guevara diseñó, proyectó, organizó, impulsó y concretó progresiva, paciente y sistemáticamente, durante los años de 1959 a 1967. Y ese proyecto no es otro que el proyecto de generar y desarrollar una revolución continental en todo el vasto territorio de la América Latina, creando así uno o varios nuevos Vietnam en nuestro suelo latinoamericano.

Múltiples testimonios de amigos y enemigos, que en su conjunto nos permiten solo ahora reconocer el hecho de que durante esos últimos nueve años de su vida, el Che dedicó lo esencial de todos sus esfuerzos y energías a dos mangas y colosales tareas: la primera, ya antes referida, la del titánico intento de crear para la Revolución Cubana un nuevo e inédito modelo de construcción del socialismo en la isla, que rompiendo con el modelo soviético aplicado en la URSS y en gran parte de Europa Oriental, fuese un modelo radicalmente anticapitalista de tránsito al socialismo y de edificación orgánica del mismo. Y la segunda tarea, en la que empeñará incluso su propia vida, la de llevar adelante esa revolución continental latinoamericana igualmente anticapitalista e igualmente radical, cuyos elementos componentes irá construyendo, paso a paso y día tras día, al ir sumando movimientos, organizaciones, personas, iniciativas y redes, pertenecientes lo mismo a Guatemala que a Argentina, a Perú o a Nicaragua, a Chile o a Colombia, pero también a Brasil o a República Dominicana, a Panamá o a Bolivia, igual que a Venezuela, Ecuador o Uruguay.[14]

“El Che dedicó esencial de todos sus esfuerzos  para crear para la Revolución Cubana un nuevo e inédito modelo de construcción del socialismo en la isla, que rompiendo con el modelo soviético aplicado en la URSS y en gran parte de Europa Oriental, fuese un modelo radicalmente anticapitalista de tránsito al socialismo y de edificación orgánica del mismo”

Vasto proyecto de estricta dimensión latinoamericana, cuya magnitud y complejidad solo ha podido medirse y reconocerse precisamente, a partir de estos testimonios revelados sólo recientemente, pero también de los estudios más detenidos y profundos de cada uno de los movimientos, o redes de vínculos, o iniciativas recién mencionados. Por ejemplo, los testimonios de los diferentes miembros del aparato de inteligencia cubano, que organizaron desde 1959 y durante los años sesentas del siglo XX, el importante apoyo que la Revolución Cubana, a instancias directas del Che, y con su activa y constante participación y supervisión, dieron a casi todos los movimientos y organizaciones sociales y políticas que, en América Latina, optaron por el camino de la lucha armada y de la organización de la guerra de guerrillas. Testimonios como los de Manuel Piñeiro (Barbarroja) o José Gómez Abad (Diosdado), o Daniel Lescaille (Ulises Estrada), o Abelardo Colomé Ibarra (Furry), entre otros, que a través de la narración de sus diversas tareas de apoyo logístico y organizativo en distintos países de América Latina, e incluso en el Congo, en Argelia y en Checoslovaquia, nos confirman ese horizonte siempre latinoamericano del proyecto revolucionario global del Che Guevara.[15]

Testimonios importantes sobre el apoyo y la promoción cubanos, a los movimientos y organizaciones de toda América Latina, que al mismo tiempo iban conformando, varios de ellos, la red latinoamericana de apoyos locales y nacionales al proyecto de la revolución continental del Che Guevara, a los que hay que agregar también toda una serie de estudios detallados y de investigaciones más profundas, muchas veces basadas en entrevistas y/o en testimonios de historia oral, sobre los diversos componentes o piezas de esa red nacional y local, tejida en torno al gran autor del libro La Guerra de Guerrillas.

Estudios o investigaciones, por ejemplo, sobre la organización y el montaje de la iniciativa del Ejército Guerrillero del Pueblo en Argentina, o también sobre las guerrillas peruanas del Ejército de Liberación Nacional y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, o los estudios del vínculo del Che con Leonel Brizola y las iniciativas de la guerrilla de Capãrao y otras guerrillas brasileñas, proyectadas aunque no concretadas, o el proceso de formación y el papel del Ejército de Liberación Nacional chileno en el esquema general guevariano, o los nexos con Favio Vázquez y el Ejército de Liberación Nacional colombiano, o con los hermanos Larrota y el Movimiento Obrero Estudiantil Campesino 7 de enero, también de Colombia, o con Fabricio Ojeda, Douglas Bravo y las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional venezolanas, o con los herederos de la Unión Revolucionaria de la Juventud Ecuatoriana en Ecuador, o los debates y relaciones con Turcios Lima y Yon Sosa y todo el movimiento guerrillero de Guatemala, o el apoyo directo al proyecto de la guerrilla nicaragüense de Rodolfo Romero, en el que el Che pensaba integrarse personalmente, o etc. etc.. A los cuales podrían agregarse también las biografías o estudios más detenidos de ciertos personajes clave de esta red latinoamericana del Che, como los dedicados a Tamara Bunke Bider (Tania La Guerrillera), Jorge Ricardo Masetti (Comandante Segundo), Harry Villegas (Pombo), o José María Martínez Tamayo (Papi, Mbili, o Ricardo), entre otros.[16]

Vasto conjunto documental y testimonial sobre la naturaleza estrictamente continental del proyecto revolucionario de Ernesto Che Guevara para América Latina, al que se agrega también un enorme corpus de libros, textos, documentos y hasta fotografías y objetos relativos a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, dirigida por el Che en 1966 y 1967. Corpus en donde figuran, primero todos los diarios de varios de los miembros de la guerrilla boliviana ya antes publicados, incluyendo los de Harry Villegas (Pombo), Alberto Montes de Oca (Pacho), Israel Reyes Zayas (Braulio), Eliseo Reyes Rodríguez (Rolando) y Octavio de la Concepción y de la Pedraja (Morogoro), pero también los diarios aún inéditos que algunos investigadores han podido consultar, como el de la segunda parte del diario de Morogoro, y el de Restituto José Cabrera Flores (Negro). A lo que hay que agregar las narraciones ya publicadas de José Castillo Chávez (Paco), y del traidor Ciro Bustos (Pelao), y la narración aun inédita de Antonio Domínguez Flores (León).[17]

Finalmente, los testimonios de los enemigos del Che, de los militares bolivianos que han tenido acceso a los archivos militares del Ejército de Bolivia y por lo tanto a ciertos objetos, a los ejemplares originales de los diarios, a documentos internos de la guerrilla, a fotografías, o a los textos y los dibujos y croquis de las deposiciones de los traidores a la guerrilla, Ciro Bustos y Regis Debray, o de los desertores de la misma, y entre ellos, a los que el propio Che calificaba como la “resaca de la guerrilla”.

Pero también los testimonios de los miembros de la red urbana de apoyo a la guerrilla guevariana, como los de Rodolfo Saldaña o Loyola Guzmán, testimonios que demuestran como el ELN boliviano había comenzado a suscitar un vasto apoyo popular de las clases y los sectores subalternos de Bolivia, incluyendo a los estudiantes, a los Profesores, a los trabajadores, a varias organizaciones y partidos de izquierda bolivianos, y naturalmente también a los mineros, los que en vísperas de la terrible masacre de San Juan del 23 de junio de 1967, ya habían decidido donar un día de su salario para apoyar a la guerrilla, además de comenzar a buscar los canales para conectarse directamente con ella, e incluso proveerla más adelante de nuevos militantes en armas. Hasta el punto de que esa masacre de San Juan debe explicarse, entre sus causas fundamentales, como la temerosa y brutal respuesta del gobierno de René Barrientos para impedir la posible alianza del ELN con ese sector clave de los trabajadores mineros de Bolivia.[18]

“La masacre de San Juan debe explicarse como la temerosa y brutal respuesta del gobierno de René Barrientos para impedir la posible alianza del ELN con ese sector clave de los trabajadores mineros de Bolivia”

A la luz entonces de todos estos importantes conjuntos de testimonios, estudios e investigaciones, que incluyen los testimonios del aparato de inteligencia cubano, los estudios sobre varios movimientos, organizaciones, personajes e iniciativas, locales o nacionales, directamente conectados con el Che, los diarios publicados o inéditos pero consultables de los miembros de la guerrilla, y finalmente los testimonios de los militares bolivianos, o en otro caso de los miembros de la red urbana de la guerrilla del ELN, se vuelve posible comprender la verdadera dimensión y magnitud genuinamente continental del proyecto del Che Guevara de crear en América Latina un nuevo Vietnam, para la liberación de todos los pueblos latinoamericanos y solidario a la vez con la revolución mundial anticapitalista y radical. Dimensión continental que es el verdadero horizonte global de todas las iniciativas revolucionarias del Che, y que una vez más está ausente, o si acaso presente de modo puramente marginal y secundario, en la inmensa mayoría de las biografías y de los estudios hasta hoy concretados en torno a la figura y la vida de Ernesto Che Guevara.

Así, el Che sigue siendo, a noventa y cuatro años de su nacimiento y a cincuenta y cinco años de su muerte, en este año de 2022, un pirandelliano personaje en busca no de un autor, pero sí de uno o varios biógrafos, y de una verdadera, orgánica, adecuada y completa biografía integral.


[1] Pensamos que cuando se aborda este complejo tema de la biografía, y de las complicadas relaciones entre biografía personal, biografía intelectual y biografía integral, siempre es útil pensar en los aportes que al respecto nos han dado, tanto los ricos ejemplos como las brillantes reflexiones generales, de Jean-Paul Sartre, L’idiot de la famille. Gustave Flaubert de 1821 a 1857, 3 tomos, Ed. Gallimard, París, 1988, y Crítica de la razón dialéctica, tomo 1, “Cuestiones de Método”, Ed. Losada, Buenos Aires, 1963, o de Walter Benjamin, Dos Ensayos sobre Goethe, Ed. Gedisa, Barcelona, 1996, Textos sobre Kafka, Ed. Eterna Cadencia Editora, Buenos Aires, 2014, y Baudelaire, Ed. La Fabrique Editions, París, 2013. También puede verse, Giovanni Levi, “Les usages de la biographie”, en Annales. E.S.C., noviembre-diciembre de 1989, año 44, núm. 6, y Carlos Antonio Aguirre Rojas, “(Re)construyendo la Biografía Intelectual de Fernand Braudel”, en el libro Retratos para la Historia, Ed. Prohistoria, Rosario, 2015.

[2] Es curioso comprobar que, si el 30 aniversario de la muerte del Che dio lugar a la publicación de las tres voluminosas biografías hasta hoy más difundidas sobre su persona, las de Jon Lee Anderson. Pierre Kalfon, y Paco Ignacio Taibo II, en cambio los aniversarios cuarenta y cincuenta de esa desaparición del Che, no registran la publicación de otros trabajos equivalentes a estos tres. Y vale la pena insistir en el hecho de que estas tres biografías, siendo las más difundidas en general, son todas ellas biografías solo personales, que ignoran olímpicamente la mencionada y crucial dimensión de la biografía intelectual del Che, siendo además biografías puramente descriptivas y anecdóticas, y por ello, carentes de una idea-fuerza general o principio articulador global, de un modelo general explicativo, de un criterio metodológico claramente explicado, de una interpretación global articulada y coherente de la particular vida del Che, y de su compleja dialéctica con su mundo y con su época, lo que finalmente ha contribuido a que las visiones limitadas, estereotipadas y empobrecidas sobre la figura y sobre el personaje del Che, se mantengan vigentes hasta el día de hoy, ignorando todas ellas sus cruciales lecciones y enseñanzas fundamentales en el campo de la teoría social crítica.

[3] Dice el Che: “Es el camino de Vietnam; es el camino que deben seguir los pueblos: es el camino que seguirá América (…) América, continente olvidado (…) que empieza a hacerse sentir (…) en la voz de la vanguardia de sus pueblos, que es la Revolución Cubana, tendrá una tarea de mucho mayor relieve: la de la creación del segundo o tercer Vietnam, o del segundo y tercer Vietnam del mundo”, en “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”, en Ernesto Che Guevara, Obras escogidas. 1957-1967, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 2007, tomo 2, pp. 564-65. Y es importante señalar que a pesar de esta explícita declaración del Che, ninguna de las biografías hasta hoy publicadas ha tomado realmente en serio este proyecto guevariano global de la revolución continental, el que explica fácilmente los sucesivos intentos fallidos del Che, de integrarse primero a la guerrilla en Nicaragua, después en Argentina, y luego en Perú, y finalmente su intento si concretado en Bolivia.

[4] Es sorprendente el hecho de que esta compilación en siete tomos, que reúne prácticamente todos los escritos, todas las entrevistas y todas las transcripciones del conjunto de todas las reuniones, internas y externas, más las Conferencias y las participaciones en televisión que tuvo el Che, realizadas entre enero de 1959 y marzo de 1965, haya sido publicada en 1966, por el Ministerio de la Industria Azucarera de Cuba, solamente en un reducido tiraje de, según algunos autores doscientos y según otros trescientos ejemplares. Y aunque el propio Che conoció esta recopilación y la tuvo entre sus manos, y aunque Fidel Castro recibió el primer ejemplar impreso de la misma, sin embargo, esas pocas centenas de ejemplares no se difundieron nunca, quedando dormidas y almacenadas durante décadas, en las instalaciones de dicho Ministerio del Azúcar. Pero es aún más sorprendente que existiendo ya esta compilación, nunca haya sido reeditada en tirajes mucho mayores en Cuba, sino hasta cuarenta y siete años después de su primera publicación, reedición que sólo tuvo lugar entre los años de 2013 y 2016, en un tiraje de 5,000 ejemplares, por parte de la Editorial José Martí. Y es evidente que ninguno de los autores de las tres más difundidas biografías del Che, que se publicaron en 1996 y 1997, realizó una lectura seria y detenida de estos siete tomos, lo que en nuestra opinión, y sin duda alguna, habría debido modificar radicalmente la concepción de la biografía y del personaje del Che que en ellas se presenta, al obligarlos a reconocer también su dimensión como teórico crítico de distintas realidades y procesos fundamentales, y desde allí, la imprescindible incorporación de la biografía intelectual del Che, como parte y en dialéctica permanente, de y con, su biografía integral, la que, como señala bien Orlando Borrego, sigue todavía por escribir.

[5] Cfr. Ernesto Che Guevara, Apuntes Críticos a la Economía Política, Ed. Ocean Press, La Habana, 2005. E insistimos en que es difícil de comprender el hecho de que este texto, que el propio Che deseaba publicar pronto, y cuya edición y publicación encomendó directamente a Orlando Borrego a finales de 1966, haya tardado sin embargo cuatro largas décadas para poder al fin ver la luz. Sobre las posturas promaoístas y prochinas que el Che expresaba claramente sostener, aunque sólo en círculos restringidos de gente más cercana a él, cfr. por ejemplo, “Reunión del 5 de diciembre de 1964”, en Ernesto Che Guevara, Che en la Revolución Cubana, Ed. José Martí, 2015, tomo VI, p. 428.

[6] Cfr. Ernesto Che Guevara, Retos de la Transición Socialista en Cuba (1961-1965), Ed. Ocean Sur, 2009, en particular el ensayo, “Una actitud nueva ante el trabajo”, donde el Che retoma un poema de León Felipe, para plantear esta tesis altamente sugestiva y polémica, aunque también heurística y retadora.

[7] Sobre estas claras y admirativas declaraciones de Jean-Paul Sartre sobre el Che Guevara, cfr. Jean-Paul Sartre, Huracán sobre el Azúcar, Ed. Uruguay, Montevideo, 1961, pp. 58-59 y 101. Sobre el debate mencionado, cfr. Ernesto Che Guevara, El Gran Debate sobre la Economía Cubana, Ed. Ocean Sur, La Habana, 2006. Y es curioso señalar que en este debate, Charles Bettelheim defenderá contra el Che el sistema soviético del cálculo económico, el mismo que pocos años después criticará de manera total y radical, después de su viaje a China, y de su viraje ideológico hacia posiciones promaoístas y prochinas, bastante similares a las que el Che defendió en su propia época.

[8] Cfr. Ernesto Che Guevara, Che en la Revolución Cubana, 7 tomos, Ed. José Martí, La Habana, 2013-2016. Sobre el punto de la crítica del Che Guevara a los nombres propios, y la reivindicación de los apodos y pseudónimos, cfr. Carlos Antonio Aguirre Rojas, Pesquisa sobre el Che Guevara, Ed. Contrahistorias, México, 2021.

[9] Cfr. Ernesto Che Guevara, Che en la Revolución Cubana, ya citada, obra que en base a todo lo aquí señalado, pensamos que merecería, sin duda, una mucho mayor difusión general, en Cuba y en toda América Latina, de la que ha tenido hasta hoy.

[10] Cfr. Ernesto Che Guevara,  Apuntes Filosóficos, Ed. Ocean Sur, La Habana, 2012. Cabe señalar que aquí se incluye la importante carta a Armando Hart, del 4 de diciembre de 1965, donde el Che describe su propio plan personal para profundizar su formación marxista y el desarrollo de un pensamiento genuinamente crítico y anticapitalista, plan que también recomienda extender a todos los cubanos, mediante un extenso programa editorial de publicación de autores, que son predominantemente marxistas, aunque no sólo.

[11] Cfr. Ernesto Che Guevara, América Latina. Despertar de un continente, Coedición Centro de Estudios Che Guevara y Ocean Press, La Habana, 2003, y María del Carmen Ariet García, El pensamiento político de Ernesto Che Guevara, Ed. Ocean Press, La Habana, 2003. Y cabe señalar, en contra de una ridícula idea ampliamente difundida, incluso por algunos de los biógrafos de Guevara, que al revisar estos textos sobre América Latina, no surge para nada la imagen de un joven “aventurero”, sino más bien la de un joven excepcionalmente inquieto y a la búsqueda de su lugar en el mundo, que es al mismo tiempo un joven profundamente sensible a lo que observa, y profundamente reflexivo frente a lo que está viviendo, que teoriza y asimila muy profundamente todas las nuevas experiencias que va protagonizando sucesivamente. Y creemos que esta sensibilidad, reflexividad y teorización profundas, son la antípoda misma del “aventurero” en sentido riguroso y estricto. Y no valen aquí, ni elementales e insostenibles definiciones de diccionario, ni tampoco argumentar que el propio Che se autocalificó alguna vez de “mitad aventurero y mitad burgués”, frase que él escribió a su esposa Aleida March en tono claramente metafórico y autoirónico. Pues si tomáramos esa frase en sentido burdamente literal, cabría preguntarles a los defensores de esta ridícula tesis de que el Che era un “aventurero”, si se atreverían entonces a decir, de modo similar, que el Che era también un “burgués”. Esta postura revela lo poco que los defensores de esta absurda imagen del Che, como un simple y vulgar aventurero, han sido capaces de captar su compleja, poliédrica y profunda personalidad.

[12] Cfr. Ernesto Che Guevara, Diario de un Combatiente, Ed. Ocean Sur, La Habana, 2011, el libro La Guerra de Guerrillas, y también el importante artículo que lo complementa, “Guerra de Guerrillas: un método”, están incluidos en la obra Che en la Revolución Cubana, tomo VII, 2016.

[13] Cfr. Ernesto Che Guevara, Pasajes de la Guerra Revolucionaria. Congo, Ed. Ocean Sur, La Habana, 2009, y también Epistolario de un Tiempo. Cartas 1947-1967, Ed. Ocean Sur, La Habana, 2019.

[14]Esta dimensión estrictamente latinoamericana del proyecto de revolución continental del Che, no termina por ser realmente asumida de manera orgánica por los biógrafos, estudiosos e investigadores, de su obra y su vida, lo que por citar solo un ejemplo, se ilustra claramente en el debate todavía hoy abierto en torno a ¿por qué el Che eligió Bolivia para ir a luchar? Pero esta pregunta y este debate pierden gran parte de su sentido y de su relevancia, si asumimos en serio la dimensión latinoamericana del proyecto guevariano. Pues hoy sabemos con certeza que en 1959, el Che jugaba con la idea de ir a pelear a Nicaragua, y en 1963 y 1964, de ir a combatir en Argentina con el EGP que él mismo había organizado, y a inicios de 1966, todavía estaba convencido de que iría a luchar a Perú, aunque pocos meses después decidió finalmente ir a organizar en Bolivia la que en su concepción sería la “columna guerrillera madre”, que sería el origen de ulteriores columnas guerrilleras que se desprenderían más adelante, para ir a luchar tanto en otros frentes de la propia Bolivia, como también en otros países de Latinoamérica, por lo cual la elección de Bolivia no es tan relevante, y obedece a factores totalmente circunstanciales e inmediatos de lo que era la coyuntura latinoamericana a finales de 1966. Con lo cual es fácilmente resoluble la pregunta de ¿por qué el Che escogió a Bolivia?, pero también el redimensionar la relativamente pequeña significación que tiene esta elección particular. Sobre esta dimensión latinoamericana del proyecto del Che, cfr. Manuel “Barbarroja” Piñeiro, Che Guevara y la Revolución Latinoamericana, Ed. Ocean Sur, La Habana, 2006, y Aleida March, Evocación. Mi vida al lado del Che, Ed. Ocean Sur, La Habana, 2011.

[15] Sobre estos testimonios, cfr. Manuel Piñeiro, Che Guevara y la Revolución Latinoamericana, recién citada, José Gómez Abad, Cómo el Che burló a la CIA, RD Editores, Sevilla, 2007, Ulises Estrada, Tania La Guerrillera y la Epopeya Suramericana del Che, Ed. Ocean Press, Melbourne, 2005, y Abelardo Colomé Ibarra, “Testimonio del General Abelardo Colomé Ibarra”, en Luis Báez, Secretos de Generales, Ed. Losada, Barcelona, 1997.

[16] Del vasto conjunto de estos estudios e investigaciones mencionados, solo a título de muestra, mencionemos los siguientes: Gabriel Rot, Los Orígenes Perdidos de la Guerrilla en la Argentina: la Historia de Jorge Ricardo Masetti y el Ejército Guerrillero del Pueblo, Ed. Waldhuter Editores, Buenos Aires, 2010, Jan Lust, “El rol de la guerrilla peruana en el proyecto continental del Che”, en América Latina en Movimiento, del 7 de octubre de 2016, en https://www.alainet.org, Denise Rollemberg, O Apoio de Cuba a Luta Armada no Brasil: O treinamento guerrilheiro, Ed. Mauad, Río de Janeiro, 2001, Pedro Valdés Navarro, El Compromiso Internacionalista. El Ejército de Liberación Nacional. Los ‘Elenos’ Chilenos 1966-1971, Formación e Identidad, Ed. LOM, Santiago de Chile, 2018, Manuel Barbarroja Piñeiro, Che Guevara y la Revolución Latinoamericana, ya citado, Jon Lee Anderson, Che. Una Vida Revolucionaria, EMECÉ Editores, Buenos Aires, 1997, y Gustavo Rodríguez Ostria, Tamara, Laura, Tania. Un misterio en la guerrilla del Che, Ed. RBA Libros, Barcelona, 2011 (estudio este último que es interesante por la información nueva que aporta, más allá de su sesgada y muy criticable intención, supuestamente “desmitificadora”, de los personajes de Tania y del Che, la que no compartimos para nada).

[17] Sobre estos diarios y testimonios, cfr. Carlos Soria Galvarro, El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios, tomo II, Los Otros Diarios, Ed. La Razón, La Paz, 2005, Harry Villegas (Pombo), Un Hombre de la Guerrilla del Che, Ed. Colihue, Buenos Aires, 2007, y Arnaldo Sauceda Parada, No disparen… soy el Che, Ed. Imprenta Oriente, Santa Cruz, 1987.

[18] Cfr. Rodolfo Saldaña, Fertile Ground: Che Guevara and Bolivia, Ed. Pathfinder Press, Nueva York, 2001, y Loyola Guzmán, “Recuerdos de Loyola”, y “Loyola dice su verdad”, ambas incluidas respectivamente en los tomos IV y V de la obra El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios, Ed. La Razón, La Paz, 2005. También el ‘Diario de Loyola’, publicado en el periódico Hoy, de La Paz, Bolivia, los días 31 de agosto, y 1,2,3,4,6 y 7 de septiembre de 1969.

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