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Puede resultar extraño, pero hasta hace algo más dos siglos los científicos apenas habían llegado a imaginar que los meteoritos fueran rocas procedentes del espacio. Bueno, puede que imaginarlo si, pero nunca a aceptarlo como un teoría con credibilidad científica. 

De hecho, la primera sugerencia seria de que los meteoritos tenían su origen en el espacio exterior fue la del físico alemán también considerado como el padre de la acústica, Ernst Florentz Fiedrich Chladni, la cual aparece recogida en su obra titulada «Sobre el origen del hierro de Pallas y otros objetos similares, y algunos fenómenos naturales asociados».

La propuesta de Chadlni fue muy discutida, en ocasiones hasta vilipendiada, ya que entonces se atribuía el origen de los meteoritos conocidos a procesos volcánicos. Con su libro, sin embargo, se convirtió también en el fundador de la investigación moderna sobre estas rocas espaciales. De Chadlni puede decirse que inició el camino que hoy en día nos ha llevado a conocer numerosos aspectos de meteoritos como los de esta selección, entre los que encontrarás algunos de los más icónicos del mundo. 

El Meteorito Hoba

Por el ser meteorito más grande y pesado del mundo, el meteorito Hoba, también conocido como Hoba Oeste, es el primero de nuestra lista. Con un peso aproximado de 66 toneladas, este meteorito de 2,7 x 2,7 metros y 90 centímetros de altura es, además, la pieza de hierro natural más grande que se conoce en la Tierra.

Meteorito Hoba, cerca de Grootfontein, en la región de Otjozondjupa de Namibia
iStock

Hoba Oeste fue descubierto en el año 1920 cerca de Grootfontein, en la región namibia de Otjozondjupa y no ha sido desplazado desde el momento de su impacto, que se estima que se produjo hace unos 80.000 años.

Con una composición del 84% de hierro, el 14% de níquel y algunas trazas de cobalto, los científicos calculan que pudo formarse hace aproximadamente unos 300.000 millones de años. La ausencia de cráter en las inmediaciones también arrojan la posibilidad de que este enorme visitante del espacio, de forma elipsoide, cayera en el mar y llegara al punto en que descansa del mismo modo en que lo hace un guijarro cuando se lanza con una trayectoria paralela a la superficie del agua en un lago. 

El bólido de Cheliábinsk

El 15 de febrero del año 2013 un meteoróide de 18 metros de diámetro sobrevoló varias regiones rusas hasta que a las 9:20 de la mañana, hora local en la ciudad de Cheliábinsk, se desintegró sobre los cielos de la misma tras una explosión a 20.000 metros de altura que liberó la energía equivalente a 30 bombas de Hiroshima. 

Fotografía tomada a 200 kilómetros un minuto después de explosión provocada por el bólido de Cheliábinsk. 2013.
Constantin Kudinov

El bólido viajaba a una velocidad de 18,6 kilómetros por segundo, e impactó a una distancia de 80 kilómetros de la ciudad de Cheliábinsk, de la que toma su nombre, dividiéndose entre 4.000 y 6.000 pedazos diferentes, algunos de los cuales alcanzaron los 650 kilogramos. Según cuentan las crónicas, provocó una onda expansiva lo suficientemente poderosa como para levantar y tumbar a la gente a su paso, dañar cerca de 3.600 edificios, y provocar que más de 1.200 personas acudieran a los centros médicos a causa de las lesiones relacionadas con el suceso. 

Las investigaciones sugieren que se trató de un meteorito de tipo condrítico que, con una edad aproximadamente de 4.452 millones de años, pertenecía a un grupo de asteroides llamado Apolo situado en el cinturón de asteroides, entre Marte y Júpiter. 

El Meteorito Canyon Diablo

Más que por el objeto en sí mismo, este meteorito es famoso por dejar en la superficie de la Tierra uno de los mayores cráteres de impacto de nuestro planeta, el conocido como el cráter Barringer o simplemente Meteor Crater, en su traducción al castellano, el cráter del meteoro. 

Cráter Barringer, Arizona. Estados Unidos
iStock

Si bien este cráter ubicado en Arizona, Estados Unidos, ha sido conocido desde hace mucho tiempo, no fue hasta el año 1903 que el geólogo Daniel Barringer, del que recibe su nombre, sugirió por primera vez que podría haber sido formado por un objeto procedente del espacio. 

Con un diámetro de aproximadamente 1.200 metros y casi 170 de profundidad, el cráter Barringer se encuentra contorneado por un borde que se eleva 45 metros con respecto a la planicie en la que se ubica. Su interior ha sido recubierto con el tiempo con una capa de sedimentos que, según los expertos, puede oscilar entre los 210 y los 240 metros de ancho.

Meteorito Holsinger
Foto: Marcin Wichary

Se estima que el impacto que originó tamaño agujero se produjo hace unos 50.000 años a causa de un meteorito de 50 metros de largo que se estrelló con nuestro planeta a una velocidad de 12 kilómetros por segundo. Este meteorito fue bautizado con el nombre de Diablo Canyon por la cercanía del cañón de nombre homólogo situado en las inmediaciones, y del cual se han encontrado decenas de fragmentos en el área, el mayor de ellos de unos 639 kilogramos de peso.

El meteorito de Winchcombe

El 28 de febrero de 2021, una bola de fuego que recorrió el cielo del Reino Unido era registrada por 16 cámaras dedicadas a la observación de estos fenómenos.  Al día siguiente de su caída, la pieza principal del meteoritEl

Esta rápida recuperación llevada a cabo con la ayuda de los ciudadanos, convirtieron a Winchcombe en uno de los meteoritos más prístinos jamás recolectados para su posterior análisis, lo que ha ofrecido a los investigadores de todo el mundo una oportunidad única para, a través del estudio de su composición, retroceder millones de años en la historia del sistema solar.

Fragmento del meteorito Winchcombe expuesto en el Museo de Historia Natural
Foto: TRUSTEES OF THE NATURAL HISTORY MUSEUM

De hecho, el meteorito Winchcombe fue el primer meteorito de su tipo que se recuperó en el Reino Unido, una condrita con aproximadamente un 2% de carbono en peso. Además albergaba en su interior lo impensable, una gran cantidad de agua (el 11% de su peso) encerrada en los minerales que lo conforman, algunos de los cuales se formaron durante las primeras etapas formación del sistema solar. Un agua, además, y según posteriores estudios, muy similar a la de los océanos de la Tierra, lo cual da una nueva vuelta de tuerca a la hipótesis de que los asteroides carbonosos similares a los que originaron el meteorito de Winchcombe podrían haber jugado un papel crucial en el surgimiento de la vida en la Tierra. 

El meteorito de Fukang

Existen muchos tipos de meteoritos, sin embargo, la mayoría de ellos poseen un aspecto bastante similar a cualquier roca que podamos encontrar en la Tierra. No obstante, existe una clase de meteoritos, las palasitas, cuyo aspecto invita inequívocamente a pensar de que se trata de un objeto de otro mundo. 

Sección del meteorito de Fukang
Shutterstock

Las palasitas son una clase de meteoritos conformados por roca y metal (hierro y níquel) con un aspecto verdaderamente extraterrestre. Son considerados los meteoritos más bellos del mundo, y dentro de esta categoría, el más bello de todos es el conocido como el meteorito de Fukang. 

Este meteorito fue hallado accidentalmente por un excursionista que se sentó a descansar sobre una roca cuando un reflejo inusual en el terreno le llamó la atención. Fue así que tomó una muestra de la roca y la envió a analizar, cuando descubrió uno de los meteoritos más especiales de nuestro planeta. 

Sección del meteorito de Fukang expuesta en el Museo de Historia Natural de Viena
Wolfgang Sauber

El meteorito de Fukang, con unos 450 kilogramos de peso y 4.500 millones de años de antiguedad, es un ejemplar único y no solo por su belleza, ya que cuenta con decenas de cristales de olivino incrustados en su estructura, si no también por la escasez de esta clase de meteoritos, los cuales conforman menos del 1% de los que se pueden encontrar en la Tierra.

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