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A la hora de perder peso lo más importante no es, paradójicamente, adelgazar. Ni mucho menos. Los expertos en nutrición tienen algo claro: tienes que intentar cambiar de vida, adquirir nuevos hábitos tanto en lo que la alimentación como en lo que al ejercicio se refiere. Esto es: no vale de nada seguir de pronto una dieta que vas a dejar de lado al cabo de unos pocos días. Tienes que cambiar de vida, no adoptar dietas milagro que lo único que van a hacer es que caigas en el tan temido «efecto rebote»: primero un adelgazamiento muy rápido y luego un engorde aún peor.

Los nutricionistas tienen claro que para cambiar de peso (a menor) sólo necesitas caer en lo que se denomina un déficit calórico. Esto es, consumir más calorías de las que ingieres. En este sentido la reacción es fácil: moverte más y comer menos. Pero ¿cómo se consigue? Optando en todo caso por una alimentación sana y natural.

En este sentido uno de los nutricionistas más seguidos en redes sociales, el catalán Miquel Gironés, apuntaba hace días en su perfil de Instagram dos cosas que debes comer a diario para perder peso sin esfuerzo. Y no son otra cosa que tres piezas de fruta y un buen puñado de frutos secos (al natural, sin sal ni aditivos).

Comer fruta y avellanas o nueces va a hacer que cojas dos buenos hábitos que son necesarios para tu día a día y que te van a ayudar en la «operación bikini». El primero es el de dejar de picar entre horas. Deja de lado ese café con bollo que te tomas a media mañana y que te suma miles de calorías que no necesitas para vivir. De otro lado el segundo beneficio es que vas a empezar a cambiar tus postres renunciando a los que elabora (con más calorías de la cuenta) la industria alimentaria. Todo ello conllevará un pequeño cambio que hará que tu cuerpo note las consecuencias en muy poco tiempo.

Pero aún hay más beneficios. La fruta tiene múltiples vitaminas (sea la que sea, ya sabes que hay que huir del tópico de que engorda), que van a mejorar tu salud en general y no sólo tu peso. Además tiene una gran capacidad saciante, lo que hace que tu cuerpo no necesite comer cada pocas horas para conseguir controlar tanto el hambre física como el emocional.

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