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Desarrollar y publicar un juego debería ser una celebración, especialmente para aquellos que se hacen llamar «fans». Pero los fans se convierten en agresivos trolls, cuando no se haces las cosas como ellos quieren.

El juego God of War de Sony está considerado uno de los mejores de los últimos 20 años. Su secuela, God of War Ragnarok, lleva tres años en desarrollo, y tiene previsto su lanzamiento este mismo año.

El juego lleva unos meses de retraso, algo lógico en una superproducción tan compleja, y un juego clave para Sony, en donde se busca la máxima calidad.

El pasado jueves, supuestamente Sony iba a anunciar la fecha de lanzamiento de God of War Ragnarok, pero no ocurrió. Algunos fans se lo tomaron a mal, y comenzaron a enviar fotos de penes a una de las productoras del juego, Estelle Tigani, «a cambio» de la fecha de lanzamiento. El creador del juego, Cory Barlock, ha estallado en Twitter, criticando este comportamiento:

La traducción, literal:» ¿Me estáis tomando jodidamente el pelo con esto ahora? No puedo creer que tenga que decir esto, pero no envíes fotos de pollas a NADIE de este equipo, ni a nadie de esta industria. Se están rompiendo el culo para hacer algunos juegos para que los disfrutéis. Mostrad un poco de jodido respeto«.

Se puede decir más alto, pero no más claro.

Otro tipo de acoso le ha ocurrido al mítico Ron Gilbert, el creador de la saga de Monkey Island, que vuelve a ella 30 años después con Return to Monkey Island.

El juego ha mostrado el primer tráiler, y aunque está diseñador por muchos de los creadores originales de la saga, su nuevo aspecto gráfico ha sido muy criticado. Puedes verlo aquí:

Pero una cosa es la opinión, libre, y otra diferente el acoso y los ataques personales que han llevado a Ron Gilbert a cerrar los comentarios de su blog, y a no volver a hacer comentarios sobre el desarrollo del juego.

Según ha explicado el propio Gilbert: «Desactivo los comentarios. La gente está siendo molesta y tengo que borrar comentarios con ataques personales. Es un juego increíble y todo el equipo está muy orgulloso de él. Juégalo o no, pero no lo estropees para los demás. No publicaré más sobre el juego, he perdido la diversión de compartir información«:

Son dos tipos de ataques diferentes a los creadores de videojuegos, pero que comparten en común muchas cosas: supuestos «fans» que acosan, insultan y desprecian a aquellos que están haciendo un juego para ellos, porque algo no les gusta.

Es un problema que tiene muchas lecturas. Sería impensable hasta hace poco que cualquier don nadie le dijese a Picasso cómo pintar el Guernica, o que enviasen fotos de penes a casa de Gaudí porque han pasado tres años y aún no ha terminado la Sagrada Familia…

Los mayores genios de la humanidad lo han sido porque fueron en contra de las convenciones de la época. Por eso, precisamente, son genios. ¿Quién tiene derecho a decirle a Ron Gilbert el diseño artístico que tiene que usar en su juego?

Es, quizá, el primer error del sistema: que los creadores estén en contacto directo con los fans. Bastaría con cortar esa relación, pero los videojuegos también dependen de la publicidad, el markting, el hype, y por eso no resulta tan sencillo.

Por otro lado está el papel de las redes sociales, que siguen siendo demasiado tibias a la hora de combatir a los trolls. Ninguna los quiere, pero tampoco quiere perder usuarios…

El drama es que los mejores, los más listos, los más elocuentes, los que tienen más que aportar, se marchan de las redes sociales por su toxicidad. Y los trolls, los poco dotados, los don nadie, los populistas, son los que se convierten en mayoría. En las redes sociales, y en la vida real, si nos fijamos en muchos de los que han gobernado y gobiernan actualmente en el mundo.

¿Cómo hemos podido dejar que ellos sean los que marquen el paso?



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