El trimestre de junio, julio y agosto, que en el hemisferio norte corresponde mayormente al verano, ha sido el más cálido en el mundo desde que existen registros científicos sistemáticos.

 

Concretamente, este trimestre de junio, julio y agosto ha sido el más caluroso para la Tierra desde que se establecieron de manera sistemática registros mundiales de temperaturas en 1880. Así se ha determinado en un análisis realizado por científicos del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS, por sus siglas en inglés) de la NASA en Nueva York, Estados Unidos.

 

Los meses de junio, julio y agosto combinados fueron 0,23 grados centígrados más cálidos que cualquier otro periodo con esta misma secuencia de meses registrado por la NASA, y 1,2 grados centígrados más cálido que el verano promedio entre 1951 y 1980.

 

Este nuevo récord se produce en un momento en el que un calor excepcional azota gran parte del mundo, exacerbando los mortíferos incendios forestales en Canadá y Hawái y las abrasadoras olas de calor en Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo, al tiempo que es probable que esté contribuyendo a lluvias torrenciales en Italia, Grecia y Europa Central.

 

La NASA elabora su registro de temperaturas, conocido como GISTEMP, a partir de datos de temperatura del aire en la superficie terrestre adquiridos por decenas de miles de estaciones meteorológicas, así como de datos de temperatura de la superficie del mar procedentes de instrumentos instalados en barcos y boyas. Estos datos brutos se analizan mediante métodos que tienen en cuenta el espaciado variable entre las estaciones de temperatura repartidas por todo el planeta y los efectos del calentamiento urbano que podrían sesgar los cálculos.

 

El análisis calcula las anomalías de temperatura en vez de la temperatura absoluta. Una anomalía de temperatura muestra cuánto se ha alejado la temperatura de la del promedio para el período comprendido entre 1951 y 1980.

 

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Este mapa representa las anomalías de las temperaturas globales para el verano meteorológico del hemisferio norte (junio, julio y agosto) de 2023. Muestra cuánto más cálidas o más frías fueron las diferentes regiones de la Tierra en comparación con la media de referencia, que abarca desde 1951 hasta 1980. La escala de color indica la diferencia en grados centígrados de más o de menos. (Imagen: NASA Earth Observatory / Lauren Dauphin)

 

«Las temperaturas excepcionalmente altas de la superficie del mar, alimentadas en parte por el regreso de El Niño, fueron en gran parte responsables del calor récord del verano», dijo Josh Willis, científico del clima y oceanógrafo del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California.

 

El Niño es un fenómeno climático natural caracterizado por un incremento de las temperaturas superficiales del mar (y del nivel del mar) por encima de lo normal en el centro y el este del Océano Pacífico tropical.

 

El verano de 2023, que ha batido récords, continúa una tendencia de calentamiento a largo plazo. Las observaciones y análisis científicos realizados durante décadas por la NASA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y otras instituciones internacionales han demostrado que este calentamiento se debe principalmente a las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por las actividades humanas. Al mismo tiempo, los fenómenos naturales de El Niño en el Pacífico aportan calor adicional a la atmósfera mundial y a menudo coinciden con los años más cálidos de los que se tiene constancia.

 

«Con el calentamiento como telón de fondo y las olas de calor marinas que se han ido dando paulatinamente desde hace décadas, este El Niño nos ha disparado para establecer todo tipo de récords», dijo Willis. «Las olas de calor que experimentamos ahora son más largas, más calurosas y más duras. La atmósfera también puede retener más agua en la actualidad, y cuando hace calor y hay humedad, al cuerpo humano le resulta aún más difícil regular su temperatura.»

 

Willis y otros científicos calculan que los mayores impactos de El Niño se verán en febrero, marzo y abril de 2024. El Niño se asocia con el debilitamiento de los vientos alisios del este y el movimiento de aguas cálidas desde el Pacífico occidental hacia la costa occidental de América. El fenómeno puede tener efectos generalizados, a menudo trayendo condiciones más frías y húmedas al suroeste de EE.UU. y sequía a países del Pacífico occidental, como Indonesia y Australia.

 

«Desgraciadamente, el cambio climático se está produciendo. Lo que dijimos que ocurriría, está ocurriendo», sentencia Gavin Schmidt, científico del clima y director del GISS. «Y empeorará si seguimos emitiendo dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a nuestra atmósfera». (Fuente: NASA)

 

 



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