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Si algo hemos aprendido en ICM durante estos más de 15 años de servicio, es que la mayor dificultad que existe en una empresa de tecnología es decidir qué tecnología desplegar y usar en los proyectos de sus clientes. Más aún si quieres ofrecer las últimas novedades. Y lo cierto es que dedicamos, cada año enormes cantidades de tiempo y dinero en laboratorios que nos permiten evaluar las opciones que van surgiendo, pero cuando firmas la compra de una nueva infraestructura, siempre tienes un pensamiento en tu cabeza «¡Anda que si la cagas!». Hay que decir que, hasta hoy, hemos sido certeros en nuestros estudios y las tecnologías usadas han ganado la posición del estándar permitiéndonos salir al mercado con una solución reconocida y con solvencia. Algunos ejemplos de dilemas entre dos tendencias:

  • iSCSI Vs Fiber Channel
  • SAN Vs NAS
  • Citrix Vs Vmware
  • 40 Gbe Vs 40 Gb fibra

Tampoco es que estas fueran tecnologías opuestas o divergentes. Simplemente que, por exigencias de las partnerizaciones que los fabricantes exigen, una empresa de tamaño mediano o pequeño ha de hacer una apuesta y tirar adelante con ella.

Desde que apareció la virtualización, todo y que se basan en los mismos principios, lo que aprendes para un entorno para el otro no te sirve nada. De hecho, tenemos la sensación de que los fabricantes, lo hacen adrede, pretendiendo diferenciarse con «cosas» que el otro no haga. Y es casi imposible, porque las miradas siempre están vigilantes y con ganas de copiar las novedades del rival.

Tanto es el grado de evolución y de divergencia que el temor a equivocarse va in crescendo e incluso llega a provocar que las empresas se vuelvan más conservadoras y mantengan un pie donde «siempre les ha funcionado».

El mejor ejemplo son las Clouds. Existen 3 grandes formas de tener cargas de trabajo para tu negocio:

  • Cloud Público (Azure, AWS, Google,….)
  • Cloud Privado (Nutanix, HP Greenlake o su antiguo Simplivity…)
  • On-Premise basados en fabricantes tipo Dell, HP, Lenovo….

Ahora la magia ya no está tanto en ver qué tecnología, si no en cómo integrarla de la mejor forma para los requerimientos de tu negocio. Un negocio no puede correr riesgos innecesarios y es primera necesidad aplicar un principio de prudencia. Y os preguntaréis, ¿Cómo aplicas la prudencia en un mundo con tantas opciones y tan evolutivo? Pues, desde el punto de vista de ICM, entendiendo qué necesitas y huyendo de las modas y los hypes.

El mundo de la tecnología se alimenta del hype, se dedican cantidades ingentes de dinero a promover tecnologías nuevas y como buen hypero, quien invierte, se convierte en legionario de su apuesta tecnológica. Si me preguntasen cuál sería mi apuesta, usaría el método «Rajoy»: Depende. Creo que la mejor solución es recurrir a empresas consultoras/integradoras, como ICM, donde las inversiones están muy bien pensadas.

Nuestra previsión para el 2023 es simple: No te la juegues. Pregunta a varias empresas qué recomiendan y qué usan. Cuando encuentres a alguno que te diga que usa tal tecnología pero que no te la recomienda, cásate con él. Lo más difícil es encontrar confianza. La pervertida frase «consejos vendo que para mí no tengo» debería estar alejada del comportamiento de un consultor como Dios (o Energía) manda.

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