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El recuento de las riquezas que atesora el pazo de Meirás ha comenzado este miércoles por la mañana, con anticipación a la hora dictada por la juez, las 10.30, y en presencia de uno de los abogados de la familia Franco, además de los de todas las partes personadas en el proceso de recuperación de la mansión por parte del Estado. Una comitiva encabezada por la propia magistrada de Primera Instancia 1 de A Coruña, Marta Canales, y asesorada por técnicos de Patrimonio de la Xunta, ha empezado la primera jornada de inventario recorriendo los jardines para después entrar en el inmueble por la fachada principal.

Según fuentes de la comitiva, ante la magnitud y el valor de los objetos que acoge el conjunto, la juez ha decidido pedir la participación de una especialista de Patrimonio Nacional, que se incorporará al equipo de inspectores de la Xunta. Además, ha acordado que los trabajos de inventariado se extiendan durante 20 días naturales, cuando ya queda un mes escaso para que los Franco hagan efectiva la entrega al Estado.

Canales emitió este lunes un auto a petición de los abogados del Estado en el que prohibía a los nietos del dictador iniciar la mudanza de Meirás hasta que se complete este catálogo de bienes que integran el enclave, tanto bajo techo como al aire libre. Este escrito judicial complementa al dictado la semana anterior, en el que la magistrada fijaba la fecha para la devolución cautelar del pazo en el 10 de diciembre, a las 11 horas, mientras instancias superiores resuelven el recurso presentado por los letrados de los Franco contra la sentencia del 2 de septiembre que otorga la legítima titularidad de Meirás al Estado español y no a los herederos del dictador.

El pazo de Meirás no solo contiene cientos de objetos de gran valor recibidos como agasajo por el dictador y su esposa, Carmen Polo. También contiene abundantes testimonios materiales de su primera moradora, la condesa de Pardo Bazán, como 3.200 libros de la que fue su biblioteca personal. La Real Academia Galega consiguió esta semana que la Xunta iniciase de urgencia el expediente para protegerlos como bien de interés cultura junto a los otros 7.000 ejemplares que ya custodia desde 1978 la Academia en su sede de A Coruña.

El fallo judicial solo hacía referencia al inmueble y no especificaba nada acerca del futuro paradero del contenido, y ante la publicación en el diario La Razón de un testimonio de fuentes cercanas a la familia que hablaban de una flota de hasta 50 camiones previstos para la mudanza, el Gobierno pidió este lunes un inventario cautelar a la juez. Esta accedió en cuestión de horas y reclamó la colaboración de la Consellería de Cultura, el organismo encargado de velar por la integridad del pazo.

Diversas voces como la del alcalde de Sada, Benito Portela (Sadamaioría), el municipio donde se levantan las torres que fueron residencia veraniega de Franco cuatro décadas, recuerda que Meirás es un bien de interés cultural con calificación de “sitio histórico”, y contiene numerosos objetos que si bien no gozan de protección específica por sí mismos sí están vinculados a su historia desde sus orígenes. Las Torres de Meirás —lo de pazo vino después—, fueron mandadas edificar por la escritora Emilia Pardo Bazán a finales del siglo XIX. En 1938 fueron compradas a través de una cuestación popular en buena parte forzosa por los prohombres del régimen en A Coruña para agasajar al nuevo Jefe del Estado.

En la capilla de Meirás, la familia Franco guarda además las estatuas de Isaac y Abraham, dos profetas que formaban parte del nártex que cubría el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago. Estas dos esculturas del siglo XII, procedentes del taller del Maestro Mateo, son ya Bien de Interés Cultural y fueron reivindicadas por la vía civil por el Ayuntamiento de Santiago. La justicia falló a favor de los nietos de Franco, que recibió las figuras como regalo de la corporación municipal franquista a principios de los sesenta. No obstante, hoy en Santiago se ha reunido por primera vez una comisión de expertos designados por la Xunta para buscar nuevas vías de recuperación a la luz de novedosos documentos y cartas hallados.

Entre los tesoros que guardan los jardines y el que fue palacete estival de Francisco Franco Bahamonde se cuentan también abundantes antigüedades, algunas de milenios, como dos ánforas romanas, o de muchos siglos, como blasones de otros pazos y dos pilas románicas a la intemperie que según documentos del párroco de la época supuestamente se le antojaron a Carmen Polo durante una visita al templo de San Salvador de Moraime (Muxía, siglo XII). Además decoran los salones varios tapices, cuadros de Zuloaga o Álvarez de Sotomayor, imágenes religiosas procedentes de retablos, esculturas, panoplias con armas de diversos países, e incluso algún sarcófago de la Edad Media arrumbado bajo la escalera del vestíbulo.

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