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Howard Zinn en 2006 en Nueva York.
Howard Zinn en 2006 en Nueva York.Dima Gavrysh (AP)

Primero fue un libro modesto; luego, uno de culto entre universitarios; después, un superventas; y, finalmente, una obra influyente como pocas en la historia estadounidense. La otra historia de Estados Unidos, el libro escrito por el historiador Howard Zinn (Nueva York, 1922- Santa Mónica, 2010), guarda todos los elementos del triunfo de los ignorados, la misma esencia a la que apela esta obra fundamental sobre los acontecimientos del pueblo estadounidense. Con ingenio y un profundo sentido crítico Zinn fue capaz de dar la vuelta a la historia oficial gracias a que aplicó una visión de abajo arriba sobre los hechos que marcaron a la nación de George Washington desde su fundación y adoptó el punto de vista de los explotados y perdedores política y económicamente.

La otra historia de Estados Unidos se publicó en 1980. Fue un libro de tapa dura de apenas unos miles de ejemplares. La editorial HarperCollins apenas apostó por él, sin ninguna promoción, a pesar de que su autor era un profesor que ya causaba furor entre sus estudiantes del Spelman College y la Universidad de Boston. En pocas semanas se agotó. Alumnos y exalumnos acudieron en tromba a por él. Sin embargo, no se reeditó. La editorial esperaba que podía haber devoluciones y tenía otras prioridades internas. Finalmente, el editor de Howard Zinn, Hugh Van Dusen, convenció a HarperCollins para reimprimirlo en una edición popular y asequible. El libro se empezó a vender sin parar. Se convirtió en un fenómeno editorial, pero algo más importante: fue un referente cultural. A día de hoy, lleva casi tres millones de ejemplares vendidos y ha sido traducido en 20 idiomas.

Uno de esos idiomas es el español. Las Otras Voces, una pequeña editorial alternativa, lo editó en 1997, pero quedó descatalogado. Ahora, Pepitas de Calabaza lo ha rescatado en un formato de tapa dura en el que añade un prólogo de Anthony Arnove, escritor y productor que trabajó con Zinn en el documental The People Speak, una mirada a Estados Unidos a través de temas como la guerra, las clases sociales, la raza o los derechos de las mujeres. Arnove también colaboró en un interesante libro de entrevistas al historiador fallecido, quien sirvió de inspiración para muchos académicos, escritores y pensadores en Norteamérica. “Cambió radicalmente la forma en que millones de personas entendían la historia”, afirma Arnove en su prólogo.

El músico Wyclef Jean abraza a Howard Zinn durante la presentación del documental 'The People Speak' en el festival de Sundance, en 2009.
El músico Wyclef Jean abraza a Howard Zinn durante la presentación del documental ‘The People Speak’ en el festival de Sundance, en 2009. Fred Hayes (WireImage)

Zinn, quien quedó marcado en la adolescencia por leer las obras completas de Charles Dickens, era el Woody Guthrie de los estudios históricos. De hecho, le admiraba incondicionalmente. Como el aguerrido músico que recorrió el país de costa a costa para combatir a los fascistas y los explotadores capitalistas y cantar a los perdedores de la Gran Depresión, Zinn, que se reconocía activista desde que participó en la lucha de los movimientos civiles, era una mente brillante que guardaba un fuerte compromiso con la realidad. “No debemos aceptar la memoria de los estados como cosa propia. Las naciones no son comunidades y nunca lo fueron. La historia de cualquier país disimula terribles conflictos de intereses entre conquistadores y conquistados, amos y esclavos, capitalistas y trabajadores, dominadores y dominados por razones de raza y sexo”, escribía en el primer capítulo de La otra historia de Estados Unidos dedicado a la llegada de Colón a Norteamérica, un texto que sirvió para elaborar el argumento de un capítulo de Los Soprano, donde se ve en primer plano el libro de Zinn. No fue su única referencia en las pantallas: Matt Damon incluyó una escena en El indomable Will Hunting en la que Ben Affleck lo cita como “un libro que te dejará boquiabierto” y Matt Groening lo hace visible en un episodio de Los Simpsons.

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De alguna forma, Zinn tenía algo de personaje contracultural y, por eso, fue boicoteado por el entorno universitario más conservador. No pudieron con él. Su pensamiento era inquebrantable y enlazó también muy bien con algunas de las voces más independientes de la música norteamericana. Bob Dylan, tan esquivo para cualquier llamada, no dudó en participar en The People Speak para aportar su visión sobre las grietas del sueño americano. También lo hicieron Bruce Sprinsgteen, Ry Cooder, Taj Mahal, Alisson Moore, Pink, Van Dyke Parks o John Legend. A su muerte, el mismo día que la de JD Salinger, Eddie Vedder, de Pearl Jam, declaró que “fue una continua fuente de inspiración”. Y Willie Nelson señaló: “Esperaba que una vez que la gente entendiera que tiene el poder de cambiar las cosas, las cambiara”.

La otra historia de Estados Unidos es el gran libro de la conciencia norteamericana. Con prosa ágil y el uso de documentos de la época a modo de testimonios entre libros, manifiestos, poemas, películas, canciones o cómics, es una brillante y conmovedora historia del pueblo desde el punto de vista de los desfavorecidos. Y lo es desde el mismo origen de la nación en la Guerra de la Independencia. “La casta dirigente blanca encontró una artimaña: el lenguaje de la libertad y la igualdad para afrontar una revolución contra Inglaterra, y así reunir los blancos suficientes para desarticular más alianzas como la de la rebelión de Bacon”, escribe Zinn. Una rebelión que en 1676 aterró a la casta colona porque los esclavos negros y criados blancos pobres se unieron por primera vez ante la injusticia, que quedó registrada en la laureada Declaración de Independencia: “Algunos americanos fueron claramente excluidos del círculo de intereses, como los negros, los indios y las mujeres”.

Manifestación durante la huelga de profesores y personal de la Universidad de Boston, en 1979. El historiador Howard Zinn, entonces profesor en la Universidad, se encuentra en la parte inferior izquierda y la cabeza ligeramente inclinada.
Manifestación durante la huelga de profesores y personal de la Universidad de Boston, en 1979. El historiador Howard Zinn, entonces profesor en la Universidad, se encuentra en la parte inferior izquierda y la cabeza ligeramente inclinada. Spencer Grant (Getty Images)

De principio a fin, el libro está atravesado por la mirada solidaria hacia todos los excluidos. “La esclavitud africana carecía de dos de los elementos que hacían de la esclavitud americana la forma más cruel de esclavitud de la historia: el frenesí de beneficio ilimitado que nace de la agricultura capitalista y la reducción del esclavo a un rango infrahumano con la utilización del odio racial”, afirma Zinn. La igualdad racial es una constante en su visión. También los derechos de las mujeres, a las que dedica un valioso capítulo sobre el movimiento feminista: “El control de las mujeres en la sociedad era ingeniosamente efectivo. No lo ejercía directamente el estado. En su lugar se utilizaba a la familia: los hombres para controlar a las mujeres, las mujeres para controlar a los niños. Todos debían preocuparse por ejercer la violencia hacia los demás cuando las cosas no iban bien”.

Y, con todo, este recorrido hasta el siglo XXI -Zinn añadió capítulos en las numerosas reediciones hasta el 11-S y la lucha contra el terrorismo-, es especialmente deslumbrante en repensar la identidad estadounidense desde la desigualdad, fijándose en obreros, sindicatos y todo tipo de trabajadores explotados. Fue extraordinariamente profético sobre lo que llamó “el 99%” frente al “1%” muchos años antes de que el movimiento Occupy Wall Street popularizara esos términos. Como escribió The New York Times Book Review sobre el libro: “Zinn supo invertir las áreas de las sombras y las luces de la historia”. Y lo hizo hasta conseguir que la resistencia y la insumisión fueran concebidas en la conciencia histórica de su país.

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