[ad_1]
Ruth Lorenzo quería ganar el Benidorm Fest 2024. Tenía la canción, la escenografía y la actitud para hacerlo: Woman le iba a permitir alzar su poderosa voz por la libertad de la mujeres. Sin embargo, no podrá presentarla por un matiz lingüístico: hasta ahora, el certamen aceptaba letras en español, euskera, catalán, gallego y aranés con un máximo del 40% en otros idiomas. Una norma que, tal y como ella ha desvelado, iba a modificarse de cara a la próxima edición. Así se lo hicieron saber de manera extraoficial días antes de sacar el epé en el que iba incluido este tema, por lo que decidió guardarlo de cara a la convocatoria. A las semanas, RTVE publicó las bases manteniendo la regla hasta entonces vigente. Un revés que no sólo ha frustrado su regreso a un Eurovisión que la encumbró en 2014, sino también la posibilidad que el Benidorm Fest contase con un nombre de altura para consolidarse.
Si la cita quiere adquirir una entidad propia, debe articular un cartel heterogéneo que mezcle artistas curtidos con jóvenes promesas. De lo contrario, corre el riesgo de desenganchar a un sector de la población que no se identifica tanto con las nuevas corrientes. De hecho, este fue uno de los motivos por los que Blanca Paloma, Megara, Agoney y compañía no lograron retener a la masa que congregaron Chanel, Rigoberta Bandini, Azúcar Moreno y los suyos. Por el momento se desconoce quiénes conformarán la tercera hornada, que mantendrá el mismo sistema de votación (el 50% de los votos procederá del jurado, el 25% del público y el otro 25% de una muestra demoscópica) y celebrará su final el 3 de febrero. Los solistas y grupos que competirán se desvelerán el 11 de noviembre bajo el paraguas de los Latin Grammy, pero antes deberán enviar sus propuestas con el 10 de octubre como fecha límite. A continuación, los 16 nombres que deberían dar una oportunidad al BeniFest.
El candidato ideal. Así han bautizado los seguidores del formato a Abraham Mateo, de sobra conocido tras debutar en el ‘Veo veo’ de Teresa Rabal. No obstante, no fue hasta su paso por Canal Sur cuando una masa comenzó a seguirle: tenía nueve años y, desde entonces, vive de la música. Su primer éxito fue ‘Señorita’, que le catapultó a Latinoamérica y le llevó a colaborar con Jennifer López, Yandel, 50 Cent, Alejandro Sanz, Ana Mena… Hoy, en una fase más madura, el cantante ha apuntalado un proyecto que aúna calidad y popularidad. Una bomba a presión.
Tiene ocho discos, pero pocos podrían definir a Maika Makovski. De origen macedonio, savia andaluza e inspiración balear, ha irrigado sus canciones con experiencias de los lugares en los que ha echado raíces. Tras un debut de pulpa rockera (‘Kradiaw’), con el que giró junto a The Dubliners, y después de su asociación con John Parish para producir su tercer elepé (‘Maika Makovski’), celebra el arte y la vida en ‘MKMK’, un exquisito compendio que deja en evidencia una necesidad: el amor por el amor. ¿Qué hay más potente que esto?
Con un concepto global se presenta Judeline, una de las últimas ilusiones del panorama urbano patrio. Sus temas no sólo se escuchan, se ven. De ahí que dé especial importancia a la imagen que arroja en cada uno. Impulsada por Alizzz y Rosalía, ha desarrollado un imaginario que tiene bastante que ver con el bienestar, la confianza y el corazón: así se intuye en los irresistibles estribillos e inocentes versos que, además de volverla hipnótica, la convierten en un caballo ganador. Para muestra, ‘La pestaña que soplé’.
Adalid de la copla. Punta de lanza del ‘electrocuplé’. Icono de la zarzuela. Agitador folclórico. Éstas son algunas de las insignias que se han concedido a Rodrigo Cuevas, un creador que, si bien está en constante crecimiento, ha hecho de la tradición su bastión. A ella llegó tras una temporada en una aldea de Galicia, donde conectó con la esencia de las ‘pandereteiras’. A partir de ahí, a medio camino entre lo moderno y lo clásico, se ha dedicado a romper tabúes: el humor, la sensualidad y el juicio que exhala su música lo ha vuelto multisensorial.
Tres millones de personas escuchan, cada mes, a Leo Rizzi en Spotify. Es la última sensación pop, aunque su nombre aún no esté asentado en la industria. Curtido en TikTok, ha convencido a los Z a golpe de sentido y sensibilidad. Sus rimas recogen las andanzas que este joven ibicenco ha acumulado a lo largo y ancho del planeta: Uruguay, Estados Unidos, Italia, Australia… En búsqueda constante, ha localizado por fin el rincón dónde se siente más seguro para crear y escribir. Desde allí, le susurra a la vida con una ternura inusual.
De sol y folclore canario ha confeccionado su cosmos Valeria Castro. Uno en el que las palmas y los silencios nunca están desprovistos de emociones. Empezó haciendo versiones de La Oreja de Van Gogh y Jarabe de Palo que rápidamente colapsaron las redes sociales. Su vidriosa voz y su etérea mirada han enamorado a un puñado de almas deseosas de nuevos embistes: editó ‘Con cariño y con cuidado’ a principios de 2023, un cancionero que mima las costuras y abriga las espaldas. Suena a casa, un detalle clave para marcar distancias.
Delirio pop. Este podría ser un buen calificativo para la banda que lleva, desde 2019, colapsando salas gracias a ‘El fin del mundo’. Tan desenfadados como efectivos, Roberto, David, Lydia y Óscar han hallado la fórmula para crear ‘pelotazos’ capaces de poner en efervescencia a cualquiera. Marca de la casa. Este espíritu de conquista les ha permitido afianzar un público dispar que no atiende a modas ni etiquetas. Como curiosidad, ya intentaron representar a España en Eurovisión… pero Soraya Arnelas les adelantó.
Muchos ojos están puestos sobre Anna Colet. El prestigio que está recabando con ‘Don Federico’ la ha colocado en las quinielas de numerosos eurofans. Se trata de una tragicomedia futurista con tintes electrónicos que recuerda, más de lo que debería, a Rigoberta Bandini. De hecho, sus últimos trabajos comparten productor: Stefano Maccarrone. Respaldada por sintetizadores y bajos, utiliza la ironía como la vía perfecta para explicar los dramas que ha sufrido: gritos de guerra y ritmos ochenteros para sanar las llagas que tanto le han escocido. En definitiva, tres minutos de gloria bendita.
Alejado de la ciudad, en una casita de piedra, Javi Heras compuso el álbum que llevaba tiempo imaginando. Bajista de Los Fesser, vocalista de Young Forest, clarinetista de Chumi Chuma, teclista de Carlos Siles… el cantautor se ha curtido sobre unas tablas que le han ido insuflando referencias hasta perfilar su sonido: folk de aire norteamericano y anzuelo español que se degusta a sorbitos, disfrutando de los sabores y aromas que se desprenden de él. Una delicia salpicada por letras de vuelo literario que le convierten en una más que sugerente rara avis.
La gran virtud de Triquell es ser hijo de su era. Tiene 23 años, canta en catalán y huye de lo normativo: de sobra conocido por la medalla de plata que alcanzó en el programa ‘Eufòria’, se ha estrenado con un álbum desvergonzado y contagioso. Por sus canciones fluyen tal cantidad de géneros que resulta difícil clasificarlo. Un desconcierto que, en cualquier concurso, es bienvenido. Con una propuesta como ‘Jugular’, de fraseos frenéticos y ‘beats’ seductores, podría colapsar a la audiencia. El paso previo a la lluvia de votos.
Julia Medina está llamada a ser una de las compositoras más prolijas de nuestro país. En su segundo disco, ‘Epicentro’, una ristra de buenas intenciones dejan patente esta afirmación: ‘Luz de gas’, ‘Errores buenos’ e ‘Idas y venidas’ brillan, precisamente, por la acritud de su pluma. Pero, sin duda, lo que más encandila de esta gaditana es la voz rota con la que paladea las historias. Se encuentra en la senda correcta de la sensatez y el encanto, lo que la convierte en un valor interesante para un escenario que premia la autenticidad. Y la valentía, claro.
A sus 33 primaveras, María Pelae sigue encarando la vida con igual genio que antaño. Afilada y crítica, jamás se ha dejado avasallar por la realidad. Ni para bien ni para mal. Es animal de directo, un hábitat donde hace gala de las folclóricas que corren por sus venas: de Lola Flores a Rocío Jurado. Aunque con un matiz: sabe como nadie maridar flamenco y libertad, una unión que emplea para convertir sus reivindicaciones en arte. Pura garra para pechos desvencijados… Pues su discurso no es sólo artístico, también tiene el punto activista que lo vuelve extraordinario.
Escuchar a Jimena Amarillo es hablar directamente con su corazón: música y músculo son la misma frontera para esta artista, que inició su recorrido (cómo buena Z) versionando a Vetusta Morla y Miss Caffeina en Instagram. Le gustaba, pero de repente sintió la necesidad de expresar lo que le rondaba. Y así empezó a vomitar sus decepciones personales en forma de indie-espontáneo-con-acento-moña: en ‘Cafeliko’, ‘Cuando ya no quieres’ y ‘Ni se nota’ canta con tanta franqueza que su mensaje se ha vuelto un mantra en la escena lesbiana.
El reguetón feminista de Kai Nakai quiere acabar con los patrones arcaicos que la sociedad ha asumido durante años. Una batalla para la que se vale de su euskera natal, un idioma hasta la fecha poco explorado en este género. Con ecos de Ivy Queen y Karol G, el proyecto liderado por Iratxe Aguilera está cargado de baile, color y descaro: un trinomio que, con el amor siempre en el horizonte, está revolucionando un estilo de herencia machista. Rebelde y exigente, quiere reclutar a una multitud para hacer de su lucha musical una misión universal.
Entre Zahara y Russian Red se mueve una cantautora de magnética sencillez. Le habla al destino con pureza, mimo y sosiego, los mismos atributos que realzan sus melodías: no hay artificio en ellas, sólo la visión de una chica que llegó a Miami desde Medellín para dar cuerpo a su sueño. Allí, con el apoyo de su familia, empezó a girar por distintos estudios para desplegar su particular universo. Uno que ha prendado a Paulina Rubio, David Bisbal y Luis Fonsi, que han interpretado varias de sus composiciones. La honestidad es su mayor aval.
Junto a Ruth Lorenzo y Pastora Soler, Edurne devolvió a España la ilusión por un Eurovisión maltratado durante lustros. Participó en 2015 con ‘Amanecer’, que no estuvo a la altura de la candidatura que podría haber abanderado. Terminó en el puesto 22 con apenas 15 puntos, un resultado que reiteró el talón de Aquiles de España en el festival: la canción. Quizá, ahora, sea el momento de resarcir a una intérprete que se dejó la piel y la garganta en su paso por Viena. ¿Su baza? El toque ‘dosmilero’ de ‘Despierta’ y ‘Amores dormidos ‘que tan bien le funcionó y que, otra vez, es tendencia.
[ad_2]
Source link