jueves, abril 25, 2024
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La sentencia que teme Marruecos y que puede alterar su hoja de ruta

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Dentro de unas semanas, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) emitirá una sentencia que puede alterar la hoja de ruta de Marruecos en su estrategia para que se reconozca a nivel internacional su soberanía sobre el Sáhara Occidental. La Corte de Luxemburgo tendrá que determinar si la UE conculcó la ley al incluirse los productos procedentes de los territorios ocupados en el acuerdo de asociación con Marruecos, un asunto aparentemente de índole económico pero que puede tener un indudable calado político.

Bruselas sostiene que la ampliación de las preferencias arancelarias al Sáhara Occidental introducidas posteriormente en el citado acuerdo «no permite considerar que se reconozca la soberanía de Marruecos» sobre dicho territorio e insiste en que «no prejuzga» el resultado del proceso político promovido por Naciones Unidas en relación con el estatuto final de la antigua colonia española. El inminente pronunciamiento del TJUE puede ser clarificador.

La resolución a la demanda promovida por el Frente Polisario llegará en el momento de mayor enfriamiento en las relaciones diplomáticas entre España y el reino alauí de los últimos años tras el episodio vivido en Ceuta hace dos semanas, cuando la permisividad de las autoridades del país vecino posibilitó que más de 8.000 compatriotas cruzaran la frontera. Este episodio se registraba semanas después de que España acogiera «por razones humanitarias» al líder del Frente Polisario (Brahim Gali) para ser tratado de coronavirus, lo que ha irritado sobremanera a Marruecos.

Ahora, la diplomacia trata de volver a encarrilar las deterioradas relaciones bilaterales. Pedro Sánchez ha llegado a calificar de «desafío» la maniobra de Marruecos, a la que la Comisión Europea ha dirigido una advertencia rotunda: «Nadie puede intimidar o chantajear a la UE». De momento, el viaje que el jefe del Ejecutivo iba a realizar a Rabat el pasado mes de diciembre -suspendido y posteriormente anunciado para febrero- sigue sin tener fecha.

«Ya hubo dos sentencias desfavorables para Marruecos. Que ésta confirme las anteriores tendría repercusión económica pero sobre todo política. Para Marruecos sería un recordatorio de que, de acuerdo con la legalidad internacional, no tiene soberanía sobre el Sáhara Occidental», explica a este diario Haizam Amirah Fernández, investigador principal de Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano. «Esperamos la sentencia para finales de junio o principios de julio. Y esperamos que sea favorable, en consonancia con las otras dos anteriores», declara el delegado del Frente Polisario, Abdulah Arabi.

«Hechos consumados durante 40 años»

Isaías Barreñada, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, coincide en la dimensión política que tendría una eventual estimación de la demanda formulada por el Frente Polisario. «Significaría que las instituciones europeas no reconocen los hechos consumados de Marruecos durante 40 años y que ninguna actividad amparada por la UE puede llevarse a cabo legalmente en los territorios ocupados», interpreta. También habría indudables repercusiones económicas, especialmente en materia pesquera.

Frente a la postura adoptada en su momento por la UE, Amirah Fernández recuerda que cuando Estados Unidos firmó el tratado de libre comercio con Marruecos en 2006 «dejó claro» que las condiciones no eran aplicables al territorio ocupado. «Para la monarquía y todo el sistema marroquí, el mundo tiene que aceptar que el Sáhara es suyo y a lo que comercializa desde allí tienen que aplicarse la mismas normas y tratados que si fueran de Marrakech», señala de forma gráfica.

La Corte de Luxemburgo tiene que resolver un asunto económico, pero su pronunciamiento podría tener una gran repercusión política

El espaldarazo de Donald Trump en la recta final de su mandato a la tesis marroquí al reconocer su soberanía sobre el Sáhara explica la estrategia impulsada por Rabat en los últimos meses en busca de que otros países de primer nivel siguieran la estela de Washington y respaldaran sus pretensiones. «El incumplimiento de esas expectativas tan altas está generando frustración y nerviosismo, y está llevando a que Marruecos esté jugando muy duro con Alemania y España», agrega el investigador del Instituto Elcano.

Isaías Barreñada advierte de otras posibles consecuencias si el Tribunal de Justicia de la Unión Europea acoge los argumentos saharauis. A su juicio, podría tener efecto «sobre terceros» y provocar la «retirada» de algunos de los países -fundamentalmente africanos, como Burkina Faso, Senegal o Guinea Ecuatorial- que han abierto consulados en el Sáhara. También «daría fuerza» a las reivindicaciones independentistas, al menos las que defienden «la primacía del marco legal internacional».

La gran incógnita por despejar es qué posición adoptará Estados Unidos tras la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca un mes y diez días después de que su antecesor reconociera la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. «Lo hizo a través de una declaración presidencial, lo que no es un método habitual», opina el profesor de la Complutense. Éste no descarta que pueda «darse marcha atrás».

Un «error de cálculo»

Haizam Amirah Fernández considera que la imagen de Marruecos ha quedado muy deteriorada» a nivel internacional al «lanzar a su población civil al mar huyendo de las miseria» y cree que Rabat debería entender que han cometido «un error de cálculo» al promover la avalancha migratoria sobre Ceuta, como demuestra la reacción de la Comisión Europea y las declaraciones de otros países «muy importantes» como Francia. «Si piensan que van a conseguir que países europeos sigan los pasos de Donald Trump aplicando presión y métodos de chantaje, lo más seguro es que no ocurra. Las expectativas pueden frustrarse aún más», advierte.

«Hoy por hoy, Marruecos está en una situación mucho peor de la que estaba antes de la crisis con España», opina el profesor Barreñada. Éste recuerda que España ha terminado haciendo concesiones al país vecino en otras crisis anteriores y Marruecos «se ha acostumbrado a tensionar las relaciones», si bien no ve claro que eso pueda ocurrir en la actual coyuntura. «Su imagen se ha deteriorado mucho y ha cosechado críticas incluso en países ‘amigos’, como Francia», destaca.



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