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El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en la Asamblea General de la ONU. / EFE

El presidente de la institución comunitaria ve «necesario y urgente» reformar el organismo para poder condenar a un miembro que «desate una guerra no provocada e injustificable»

Crece en la ONU el clamor para castigar a Rusia por la agresión a Ucrania que ha hecho tambalearse al mundo, pero también por reformar los organismos multilaterales que deberían haberle pasado factura. Este viernes el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, calificó esa reforma de «necesaria y urgente».

Al tratarse Rusia de uno de los cinco miembros con asiento permanente y derecho a veto en el Consejo de Seguridad, en marzo impidió que este órgano dedicado a mantener la paz y la seguridad internacional pudiera condenarla. Hubo que trasladar esa resolución al pleno de la Asamblea General, mucho más democrático, al estar formado por los 193 países miembros, pero sin carácter vinculante. A todo el mundo le quedó claro que no se puede ser juez y parte. La cuestión es cómo arreglar ese pecado capital de la ONU.

Michel cree que «cuando un miembro permanente del Consejo de Seguridad desate una guerra no provocada e injustificable, condenada por la Asamblea General, su suspensión del Consejo de Seguridad debe ser automática». Para muchos, esto será poco, porque el consenso general coincide con su opinión de que «el sistema actual no es lo suficientemente inclusivo y representativo», algo que ya dijo el presidente estadounidense Joe Biden en su intervención del miércoles. Pero son precisamente los cinco países que ostentan ese privilegio los que tienen que renunciar a él, y eso no será fácil.

«Un sistema multilateral sólido requiere confianza mutua», insistió el político belga que representa a Europa. Con su intervención, son ya tres las potencias en favor de limitar ese poder –EE UU, Francia y el Reino Unido– lo que deja la decisión a Rusia y China en un momento en el que ambos países están a la defensiva. Sus representantes tendrán mañana sábado la oportunidad de pronunciarse, aunque por lo que dijeron el jueves en una reunión del Consejo de Seguridad, convocada por Francia para discutir la crisis de Ucrania, no se espera ese tipo de colaboración en la hipotética reforma de la ONU.

La guerra es cosa de todos

Rusia mantiene que Occidente calló mientras se cometían agresiones contra la población prorrusa en las regiones separatistas de Ucrania, con ayuda de EE UU. China dice estar por la paz, pero insiste en que no se intervenga en los asuntos soberanos de otros países. Michel cree que esta guerra es cosa de todos, al culparla de exacerbar la crisis de la pandemia y poner a casi una quinta parte de la humanidad en riesgo de caer en la pobreza y la hambruna.

Para evitar que se repita una situación así pide «más soberanía alimentaria», especialmente para África y América Latina, y un esfuerzo de inversión en renovables que impida a otros países volver a usar la energía como arma de guerra. El momento actual es, a su juicio, un punto de inflexión en la historia de la humanidad que vuelve a hacer válida la observación de Winston Churchill en 1946, en referencia al fracaso de la Sociedad de Naciones para evitar la II Guerra Mundial. «La Sociedad de Naciones –precursor de la Organización de Naciones Unidas– no fracasó por sus principios o concepciones. Fracasó porque esos principios fueron abandonados por los Estados que la fundaron», parafraseó. Este es, para la ONU, el momento de la verdad.

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