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Los accionistas de grandes bancos y energéticas presionan contra los altos sueldos de los directivos

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Los accionistas de las grandes empresas no están contentos con las altas remuneraciones de los directivos. Cuando se consulta la lista de votaciones de las juntas de accionistas, hay una manera de detectar rápidamente cuál es el punto que se refiere a los sueldos de los consejeros y presidentes: es el que más rechazo genera. Un repaso a la lista de las grandes empresas energéticas o financieras permite comprobar que estos están dando toques de atención a los que llevan las riendas de las compañías, para que moderen sus retribuciones. 

Un ejemplo de este fenómeno es el acta de la última junta de accionistas de Iberdrola, celebrada el 17 de junio. Se votaron 20 puntos, todos con un voto favorable de más del 93%. Excepto uno, el punto 14, relativo a las retribuciones fijas y variables de sus directivos en 2021. Obtuvo el 75,6% de los apoyos. Es el informe que especifica que Ignacio Sánchez Galán, presidente de la compañía, ingresó en 2021 13,2 millones de euros.

Puede parecer un dato bajo. Solo el 25% del accionariado está presionando contra las altas retribuciones, mientras el 75% vota a favor. Para apreciar la importancia del gesto hay que ponerse las gafas del accionista. Estos nunca buscan un perjuicio para la empresa de la que tienen un porcentaje en propiedad. Es poco común que se rebelen contra la dirección de la empresa. Que los accionistas y los consejeros no estén alineados es una anomalía que puede generar rechazo en los potenciales inversores. No conviene a nadie. Por eso es común que en las juntas de accionistas la gran mayoría de los puntos a votar reciban una aceptación prácticamente total, de más del 90%. Obtener el no de un 25% es un tirón de orejas en toda regla


«A partir de un 10% de votos que no son afirmativos se considera un toque de atención«, explica Juan Prieto, director de Corporance, en conversación con infoLibre. Esta empresa es un proxy advisor, cuya actividad podría traducirse como “asesores de voto” para los accionistas institucionales de las compañías, como fondos de inversión. «Depende del tipo de compañía, por ejemplo, si el accionariado está muy disuelto o concentrado en pocas manos. Pero a partir de un 15% o 20% de votos que no son favorables, las compañías entienden que tienen que hacer algo. Igual no presentar un plan nuevo, pero sí hacer modificaciones al que se ha presentado», afirma Prieto.

Las consultas sobre las retribuciones son sólo consultivas pero, ante el rechazo, las empresas no pueden quedarse de brazos cruzados. El ejemplo más contundente ocurrió el año pasado en Amadeus, la proveedora tecnológica española para el sector del turismo, cuando la política de remuneraciones del consejo de administración no alcanzó el 50% de los votos a favor. «Este rechazo está creciendo. Es posible que se deba a la pandemia, los accionistas están más sensibilizados. Hay una crisis tremenda y los ejecutivos siguen mirando cómo subirse los sueldos y ganar incentivos mientras que sigue habiendo despidos. El inversor está sensible y cada vez se posiciona más en contra de estas posturas», explica Juan Prieto. Tras el castigo de los accionistas, Amadeus se vio forzada a reformar la política de retribuciones y este año sí ha sido aprobada por una mayoría de más del 91%.

Los proxy advisors suelen hacer hincapié en las votaciones sobre las políticas de los sueldos de los directivos. La empresa estadounidense Morrow Sodali publicó a finales de 2021 un informe que aludía a la postura de los accionistas de empresas europeas, entre las que estaban las españolas, ante las políticas de retribución. Constataron que en España el apoyo decae cada año que pasa. De media, en 2018 el 87,7% apoyaba las retribuciones de los consejeros del año anterior. En 2021 el dato cayó al 85,2%. 


Otras votaciones en las grandes entidades energéticas y bancarias

No es un hecho aislado. El ejemplo de Red Eléctrica de España es de los más destacables de las empresas consultadas. De 13 puntos, la mayoría de ellos con un 99% de apoyos a favor, los informes de las retribuciones de los directivos de 2021 y 2022 obtuvieron unos resultados muy bajos, del 59,7% y 65,4% respectivamente.

Acciona celebró su junta de accionistas el 22 de junio. Se votaron 14 puntos. 12 de ellos recibieron el favor de más de un 95% de accionistas. Solo hubo dos puntos donde el apoyo decayó al 82%: el informe de los salarios de los consejeros en 2021 y la política de remuneraciones para 2023, 2024 y 2025.

Fue también palmario en Naturgy. Su junta de accionistas se posicionó sobre 20 propuestas. Todas tuvieron alrededor del 90% de votos favorables, excepto dos: el apoyo de las remuneraciones de los directivos en 2021 cayó al 82%. En segundo lugar, una propuesta de política de incentivo a largo plazo para el presidente ejecutivo y otros directivos, solo recibió el 61,1% de los síes. Un 34,5% del accionariado se abstuvo. 

En la junta de Repsol se votaron 18 puntos el 6 de mayo. 15 de ellos obtuvieron más de un 97% de apoyo. En este caso la política de retribuciones fue el tercero menos apoyado con un respaldo de todos modos muy amplio, el 95% de los votos. No fue muy destacado, el dato se vio eclipsado por el voto consultivo sobre la estrategia climática de la compañía, que se saldó con 14,4% de los votos en contra. 

En los grandes bancos la situación es similar. El Banco Sabadell celebró su junta de accionistas el 24 de marzo de 2022. Se votaron 14 puntos. Todos obtuvieron un apoyo de más del 90% del accionariado, excepto el informe anual de remuneraciones, que consiguió un 61%. 

Bankinter pasó por el mismo trance el día anterior, el 23 de marzo. Todos los puntos recibieron más del 95% de los apoyos, a excepción del informe de retribuciones: 89%. BBVA celebró su junta de accionistas el 18 de marzo. Se votaron 16 puntos. 15 de ellos obtuvieron más del 95% de síes. El informe de las retribuciones: 88%. Igual en el Santander. 36 puntos a votar, 35 de ellos con más del 90% de los votos. Remuneraciones: 88%. Un ejemplo más: Caixabank. El 8 de abril se votaron 14 puntos en la Junta de accionistas. En este caso los pagos de los directivos de 2021 sí obtuvieron un 97% de apoyo, pero la política de remuneración en general solo alcanzó el 75%.

La asesoría de voto estadounidense Glass Lewis, que es una de las proxy advisors más conocidas, recomienda una serie de directrices generales. Por ejemplo, anima a votar en contra cuando se considere que los pagos que se realizan a presidentes o miembros del Consejo de Administración son “excesivos”. También insta a rechazar sus retribuciones cuando estos no consiguen cumplir los objetivos a los que se comprometen. Hay veces que los directivos usan una vía alternativa: cuando sus retribuciones están ligadas a unos objetivos que empiezan a ver que no van a cumplir, proponen otras metas más factibles, para mantener sus incentivos. Glass Lewis es tajante, también en este caso: hay que votar en contra

Unas remuneraciones multimillonarias

En todas las empresas mencionadas, las votaciones se refieren al informe que detalla las remuneraciones de los directivos en 2021, aunque también hay otros documentos posibles, como uno que recoja los criterios de la política de retribuciones o una previsión de las remuneraciones de los próximos años. Cada empresa contabiliza las remuneraciones de los altos cargos de diferente manera: existen pagos fijos, variables a corto y largo plazo, en especie, complementos por pertenecer a comisiones, dietas por la asistencia a reuniones, primas por cumplimiento de objetivos… El monto final no es baladí. El último informe de la CNMV al respecto, publicado en septiembre de 2021 con datos del año anterior, explica que la retribución media de los presidentes ejecutivos del Ibex 35 fue de 6,1 millones de euros (en 2019 fue de 4,1 millones, es decir, aumentó un 48,6%). Los consejeros delegados de estas grandes empresas percibieron de media 3,3 millones de euros (3,1 millones el año anterior).  

Entre las principales entidades energéticas y financieras, que se han beneficiado especialmente de la coyuntura económica por el aumento de los precios energéticos y de la subida de tipos de interés, en 2021 hubo salarios que superaron estas medidas, como por ejemplo la mencionada remuneración de 13,2 millones de euros al presidente de Iberdrola, Sánchez Galán. Le siguen Ana Patricia Botín, de Banco Santander (12,2 millones de euros), Josep Oliu, de Banco Sabadell (9,4 millones) o Carlos Torres Vila, de BBVA (7,8 millones). Hasta el año que viene no se conocerá exactamente cómo impactará el extraordinario rendimiento que están teniendo estas compañías en las remuneraciones de sus principales ejecutivos. 


Para encontrarle sentido a semejantes remuneraciones hay que atender a la alta competitividad que existe en el mundo de los consejos de administración. Es la forma de premiar a los ejecutivos que consiguen generar valor para el accionista, de gestionar la compañía de manera prudente o de atraer y retener a los mejores consejeros. Sin embargo, los accionistas están empezando a penalizar los excesos. Estos valoran más estas retribuciones cuando son variables y están vinculadas al logro de objetivos, porque así se aseguran de que los intereses de estos ejecutivos están alineados con los de la empresa. En 2020, en el 91,1% de las empresas del Ibex 35 y en el 74,4% de las cotizadas que no están en el mencionado índice tenían planes formales de retribución variable a un año para los consejeros ejecutivos. Suelen estar vinculados a la evolución de los resultados operativos, el beneficio neto, la cifra de ventas, o el rendimiento del cargo que se ostenta. En las votaciones de 2020, solo en el 26,4% de las empresas del Ibex 35 los informes de remuneraciones obtuvieron un apoyo de más del 95% de los votos emitidos. Son los toques de atención de los accionistas.

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