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El creciente interés por la investigación del sueño canino se debe a sus ventajas para estudiar el sueño de una especie domesticada y adaptada al entorno humano. Las adaptaciones evolutivas a las circunstancias ambientales (como dormir en un entorno protegido) podrían haber configurado el sueño del ser humano a medida que progresó y ganó control sobre su entorno. Así, cabría esperar cambios similares en el sueño de otras especies adaptadas al entorno humano. Por ejemplo, los perros, al igual que los humanos, duermen de manera más superficial cuando están en un entorno desconocido.

 

Para comprender mejor los efectos que la domesticación y la convivencia con los humanos tienen en los fenotipos y en la fisiología del sueño, la comparación del perro con su homólogo salvaje, el lobo, ofrece una oportunidad perfecta.

 

Aunque ya se han realizado estudios comparativos entre el perro y el lobo, los procesos neurales del lobo siguen siendo un campo en gran medida inexplorado, tal como señala Anna Bálint, de la Universidad Eötvös Loránd en Budapest, Hungría.

 

Ella, Vivien Reicher de la citada universidad y sus colegas midieron mediante electroencefalografía la actividad cerebral de siete lobos mientras dormían. Estos lobos habían sido criados por humanos y estaban ampliamente socializados. La técnica para medir la actividad cerebral de los lobos dormidos es la misma que se ha utilizado para medir la de perros domésticos dormidos.

 

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Un lobo durmiendo mientras se mide con electrodos su actividad cerebral. (Foto: Department of Ethology / Eötvös Loránd University)

 

El equipo de investigación consiguió medir en los lobos las fases principales del proceso de dormir que experimentan los humanos y que también han sido detectadas en los perros: la del sueño ligero, la del profundo y la de los movimientos oculares rápidos (fase REM). Esta última fase ha sido tradicionalmente la que más interés científico ha despertado, ya que se trata de la fase en la que los humanos y otros animales superiores soñamos.

 

Puede parecer sorprendente que los lobos puedan ser medidos por electroencefalografía de la misma manera en que se hace con los perros domésticos. Sin embargo, al criar a un lobo en compañía de humanos y socializarlo intensamente desde una edad muy temprana, se les puede manejar y reconfortar de forma muy parecida a como se hace con los perros. Durante los experimentos, los lobos estaban rodeados de personas conocidas, que los acariciaban hasta que se calmaban, se adormecían y acababan por dormirse. Cuando los lobos se ponían nerviosos, el cuidador y el experimentador los calmaban con abrazos y carantoñas hasta que se dormían de nuevo.

 

Aunque los perros jóvenes y los lobos mostraban una distribución bastante similar de las fases del sueño, el tiempo que pasaban en la fase REM parecía ser menor en los perros que en los lobos, y esta diferencia resulta aún más evidente en los animales mayores. Este hallazgo resulta especialmente intrigante.

 

El estudio se titula “Non-invasive sleep EEG measurement in hand raised wolves”. Y se ha publicado en la revista académica Scientific Reports. (Fuente: NCYT de Amazings)

 

 

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