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Venus no es el planeta más cercano al Sol (esta posición la ocupa Mercurio), pero sí que es el más caliente. Su atmósfera, extremadamente densa y repleta de dióxido de carbono, provoca tal efecto invernadero que atrapa gran cantidad de calor, lo que se traduce en un fuerte aumento de la temperatura en todo el planeta.

Los científicos saben desde hace tiempo que Venus tiene una superficie más joven que los planetas como Marte y Mercurio, cuyo interior es más frío, y también tienen pruebas de la existencia de una actividad geológica interior que salpica a la superficie en forma de unas estructuras con forma de anillo llamadas ‘coronas’, formadas cuando los penachos de material candente se elevan hacia el exterior de la corteza, un proceso similar a la forma que adoptan las plumas mantélicas formadas en las islas volcánicas de Hawai.

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La comunidad científica pensaba que muchas de esas estructuras geológicas eran vestigios de actividades pretéritas. Ahora, un equipo liderado por investigadores de la Universidad de Maryland y el Instituto de Geofísica de ETH Zurich, en Suiza, ha publicado un estudio en la revista Nature Geoscience en el que se afirma que algunas de esas estructuras geológicas son más recientes de lo que pensaba. De hecho, todavía siguen activas. La investigación proporciona la primera prueba científica de que de que las coronas en Venus siguen evolucionando, lo que indica que el interior del planeta está en plena ebullición, aunque la corteza no parezca dar muestras de ello.

Vista del planeta Venus

Vista del planeta Venus


Foto: NASA

“Las coronas son estructuras geológicas con una gran concentración de fallas, formaciones volcánicas y flujos de lava. Son, por tanto importantes centros de actividad geológica», explica Laurent Montési, profesor de la Universidad de Maryland y autor principal del estudio, a National Geographic España. El equipo de investigación liderado este geólogo pudo demostrar que en la actualidad existe un buen número de coronas que muestra signos reveladores de estar sobre un penacho de manto activo, esto es, una zona mantélica de alta temperatura que asciende hacia superficie, lo que probaría la existencia de una actividad geológica muy reciente”, apunta el científico.




Para llegar a esa conclusión, los investigadores utilizaron modelos numéricos para medir la actividad termomecánica bajo la superficie de Venus. Luego, sobre estos datos elaboraron un mapa en alta resolución que simula la formación de coronas en la corteza planetaria. En total, contabilizaron hasta 37 estructuras activas que se desconocían hasta la fecha.

«Esta es la primera vez que podemos señalar zonas específicas y decir: ‘este no es un volcán antiguo. Puede que esté activo, pero no muerto- afirma Montési, quien advierte que el estudio cambia significativamente la visión del planeta se tenía hasta la fecha.

Un planeta sin tectónica de placas

“Debido a su tamaño, uno nunca esperaría que Venus se hubiese enfriado hasta el punto de que imposibilitar cualquier tipo de actividad geológica -explica el científico-. Las dimensiones del planeta y la composición general de sus materiales lo convierten en un posible gemelo de la Tierra, por lo que los científicos estamos muy interesados en descubrir por qué este planeta es geológicamente tan distinto al nuestro. Por ejemplo, no hay pruebas de que exista tectónica de placas, pero sabemos que se produjo un evento geológico bastante dramático hace aproximadamente 500 millones de años en el que se renovó la mayor parte de la superficie” apunta Montesi. Este hecho, explica el experto, debería haber enfriado el interior del planeta de manera significativa, además de reducir drásticamente su actividad geológica.

Lejos de apagarse, la actividad geológica sigue viva, pero no se evidencia en forma de coladas de lava que emergen hacia la superficie, sino a través de esas coronas que tapizan la corteza del planeta. “Es posible que la litosfera se haya vuelto demasiado gruesa para que la actividad interior no pueda manifestarse en la superficie. Lo que hemos demostrado es que incluso en ese modo de actividad reducida hay muchos lugares donde las corrientes de convección en las capas más profundas son capaces de generar actividad en la superficie en forma de corona”.

Anillo de Fuego de Venus

Los datos del análisis ayudaron a Montési y sus compañeros de investigación a identificar características que están presentes solamente en aquellas coronas que han estado activas recientemente, desvelando con ello las distintas etapas del desarrollo geológico del planeta. El estudio proporciona la primera prueba no solo de que las coronas están activas, sino que todavía están evolucionando, lo que indica que el interior del planeta todavía sigue vivo geológicamente hablando.

A partir de toda esa información, los científicos elaboraron un mapa en 3D de la actividad geológica del planeta, distinguiendo aquellas coronas activas de las aquellas que no presentaban pruebas de actividad.

“Es significativo que la mayoría de estos puntos activos formen una especie de anillo en todo el planeta en el hemisferio sur del planeta, lo que llamamos un «Anillo de Fuego de Venus».-aclara Montési-. Esto es importante a la hora de mapear el patrón general de convección en el planeta, lo que puede ayudarnos a comprender por qué Venus no ha adoptado la tectónica de placas”.

Los resultados de este estudio y otros posteriores ayudarán a la comunidad científica a identificar las zonas en las futuras misiones, como la EnVision, de la ESA, prevista para 2032, deberán colocar los instrumentos geológicos que sirvan para escudriñar el interior del planeta.

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