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Parte de los restos humanos exhumados en enero del cementerio civil de Fuendejalón (Zaragoza, 817 habitantes) ya tienen nombre: pertenecen a María Domínguez, la primera alcaldesa democrática de España. Lo acaban de determinar los análisis de ADN. En la Segunda República Domínguez fue la primera edil de Gallur, también en la provincia de Zaragoza, hasta que la asesinó el bando sublevado el 7 de septiembre de 1936. El laboratorio Citogen ha informado este martes de que los huesos desenterrados son, con un 94% de fiabilidad, los de la mujer represaliada por el bando del general Franco.

Para identificarlos, el laboratorio cotejó las muestras con el ADN de un biznieto de la hermana de María Domínguez, Juan José Espligares, y con un sobrino nieto, José María Lostes, que tiene 88 años y reside en Málaga. De los dos, el primero ha sido el primero a quien Citogen ha comunicado los resultados. Luego ha llegado el turno de Pilar Gimeno, presidenta de la Asociación de Familiares, Amigos, Asesinados y Enterrados en Magallón (AFAAEM), la organización que impulsó la búsqueda de los restos junto al Ayuntamiento de Fuendejalón y la asociación ARICO. “Estoy muy contenta con esta noticia porque cuando se cierran las fosas, se acaba el dolor en las familias”, ha señalado Gimeno.

La identificación de los restos no acaba con el análisis genético. En un comunicado, el Gobierno de Aragón ha apuntado este martes que en los próximos días la Dirección General de Patrimonio Cultural va a complementar en los próximos días la información obtenida con un análisis histórico y antropológico de la alcaldesa, y que seguirán la colaboración con las asociaciones memorialísticas para exhumar otros cuerpos de las fosas de la Guerra Civil.

Una mujer pionera

María Domínguez nació en la localidad zaragozana de Pozuelo de Aragón, en 1882. Se hizo maestra en Zaragoza y ejerció en varios destinos. Fue socialista, republicana y feminista. Escribió tratados sobre los derechos de la mujer, que recogió en parte en el libro Opiniones de mujeres, y también impartió conferencias sobre la misma cuestión, además de sobre la educación de los niños. Ganó prestigio como conferenciante y además, desde 1916, escribió en los periódicos Ideal de Aragón, Vida Nueva o El País. Ya en los años veinte se instaló en Gallur y allí, tras dimitir el Ayuntamiento en pleno en 1932, presidió la comisión gestora que se hizo cargo del gobierno municipal. Se convirtió así en la primera mujer que rigió un Ayuntamiento en España.

Tras el golpe militar del 18 de julio de 1936, se refugió en su localidad natal, donde fue delatada y encarcelada. El 7 de septiembre fue fusilada en Fuendejalón (Zaragoza). Pocos días antes había sido asesinado también, en Tabuenca, su segundo marido, Arturo Romanos, socialista y vecino de Gallur.

Una tradición oral de la zona apuntaba a que sus restos habían sido sepultados en una fosa en el cementerio de Fuendejalón. El Gobierno de Aragón, a instancias de AFAEM, tomó a su cargo, de oficio, la localización y exhumación de sus restos. El viernes 29 de enero se practicaron los sondeos previos para localizar la fosa y, tras hallarla, se exhumó de ella el cuerpo de la mujer, con un mortal orificio de bala en el cráneo, que ha resultado ser el de María Domínguez.

La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, ha celebrado la recuperación de los restos de María Domínguez, a la que ha calificado de “gran luchadora socialista y feminista”. “Merece reconocimiento y que reivindiquemos su legado”, ha asegurado en su cuenta de Twitter.

El abogado Eduardo Ranz, especialista en procesos legales de memoria histórica, celebra esta “victoria para la democracia y la memoria” pero señala que este proceso no ha partido de una acción de justicia, sino de una decisión en el ámbito administrativo. “Las familias tienen que buscarse la vida y contactar para realizar los trabajos de extracción y practica forense”. Y añade: “No hay un solo caso en España que haya prosperado en vía penal. Nos queda todavía mucho por mejorar”. La historiadora Esther López Barceló, experta en memoria histórica, señala que se incumple el deber de investigación: “Hemos normalizado que asesinatos cometidos en un régimen franquista no se investiguen. Es una anomalía democrática”.

Junto a los restos ahora identificados de María Domínguez se localizaron también una peineta, cuatro horquillas del pelo, dos botones y restos de unas sandalias. Además, apareció el cuerpo de un varón con la mandíbula destrozada, presumiblemente también a causa de un disparo.

La voluntad de los miembros de la familia de la primera alcaldesa de España es enterrarla en el mismo cementerio de Fundejalón, donde en los últimos años se han celebrado actos de homenaje en su recuerdo.



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