[ad_1]

Rodolfo Martín Villa, exministro de Relaciones Sindicales y Gobernación (Interior) en los primeros gobiernos tras la muerte del dictador Francisco Franco, comienza a cerrar en estas semanas el que quizá sea episodio más penoso de su trayectoria política: el procesamiento por crímenes de lesa humanidad a que se vio sometido entre noviembre de 2014 y el pasado diciembre por la juez argentina María Servini de Cubria. Martín Villa, de 87 años, ha pasado los últimos siete defendiéndose de una acusación “kafkiana”, según sus propias palabras este lunes, derivada de una querella contra él y contra otros miembros, ya fallecidos, de los primeros Ejecutivos de la Transición, como el exministro Alfonso Osorio o el expresidente Adolfo Suárez. En ella se les presentaba como parte de un “plan sistemático y deliberado” para aterrorizar y eliminar a los partidarios de la democracia en relación con una serie de homicidios policiales ocurridos durante su mandato, como la matanza de obreros de Vitoria a manos de la Policía Armada del 3 de marzo de 1976 o los sucesos de los sanfermines de Pamplona de 1978. Este supuesto plan, según la tesis de la llamada querella argentina investigada por la juez Servini, entroncaba con el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, que dio origen a cuatro décadas de dictadura franquista.

El 23 de diciembre, un tribunal de apelación de Buenos Aires revocó la decisión del pasado octubre de la juez Servini de procesar a Martín Villa. La corte entendía que la magistrada instructora no ha conseguido encontrar indicios racionales que le incriminen, por lo que no hay motivos para seguir actuando penalmente contra él en el país sudamericano. Esa decisión puede ser recurrida –de momento no lo ha sido– por los querellantes ante la Corte Suprema argentina. En caso de que lo hagan, Martín Villa ya ha manifestado su deseo de personarse en esa hipotética causa judicial.

El exministro y hombre de empresa leonés ha protagonizado este lunes un desayuno informativo en Madrid para explicar la estrategia de defensa y la posición política que ha mantenido en estos siete años. Martín Villa ha recordado que la decisión de someterse al largo proceso en el país sudamericano, pese a que podría haberse acogido a la prescripción de los supuestos delitos y a la cobertura de la Ley de Amnistía de 1977, buscaba, más que limpiar su honor y el de los suyos, defender la Transición. “Me he sentido en la obligación personal y moral de responder a la querella argentina ante las faltas a la verdad sobre la Transición, porque fue un proceso de consenso de concordia nacional para acabar con la más incivil de nuestras guerras civiles”, recordó.

“Tenía que responder a la afirmación de que aquellos Gobierno de la Transición aplicaron un plan para aterrorizar y eliminar a partidarios de la democracia. Máxime cuando el verdadero terror venía del terrorismo, el único enemigo por cierto de aquellos Gobiernos”, recordó el exministro ante un auditorio en el que estaban presentes muchos rostros de la política, la empresa o el sindicalismo de las últimas décadas. Entre otros, al acto acudieron la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, el diputado Adolfo Suárez Illana –hijo del expresidente Suárez–, el expresidente socialista del Senado Juan José Laborda, los exlíderes sindicales Cándido Méndez y José María Fidalgo, los exministros del Interior José Luis Corcuera (PSOE) y Jaime Mayor Oreja (PP), la eurodiputada Maite Pagazaurtundua o el exdirector de EL PAÍS Juan Luis Cebrián.

En su intervención, Martín Villa se presentó como un “político en la arqueología” y expresó su respeto “institucional” por la justicia argentina. No obstante, manifestó que su proceso en el país sudamericano, ha sido en realidad algo orquestado desde España para desprestigiar el proceso de transición a la democracia. “Más que un juicio, desde aquí lo que se ha montado ha sido un espectáculo kafkiano”, afirmó. El exministro, desde el atril, apeló a proteger esta herencia política. “No debemos incurrir en la omisión de no defender el consenso de concordia nacional que fue la Transición”.

“La Ley de Amnistía se hizo para ETA”

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.

Suscríbete

Antes del turno de preguntas, Martín Villa finalizó su intervención inicial agradeciendo uno por uno a los 20 líderes políticos y sociales que durante estos años han salido en su defensa –y en la de la Transición– durante el proceso judicial en Argentina. Entre ellos figuran los cuatro expresidentes vivos de la etapa democrática, Felipe González, José María Aznar, Mariano Rajoy y su “paisano” leonés José Luis Rodríguez Zapatero. En el turno de preguntas respondió sobre la idea, sugerida por ERC, de derogar la Ley de Amnistía para poder juzgar los crímenes de la dictadura. “La ley de Amnistía no se hizo para gentes como yo, ni era una ley de punto final de esas con las que un Gobierno de dictadura trata de salvarse en democracia. Se hizo para sacar de la cárcel a los últimos presos de ETA con la pretensión quizá ingenua -bendita ingenuidad- de que así podíamos acabar con el terrorismo”, afirmó.

El pasado noviembre, el Gobierno de PSOE y Podemos aceptó introducir una modificación en la Ley de Memoria Democrática para cambiar la interpretación de la Ley de Amnistía. “La música, y algo de la letra, del proyecto de Ley de Memoria Democrática se parece mucho al de las acusaciones de la querella argentina”, afirmó Martín Villa. El exministro dijo que por “sentido común” hay que “estar de acuerdo en lo referido a exhumar y enterrar con honores a los enterrados en fosas comunes”. Sin embargo, alertó de que en ese proyecto de ley “se está diciendo que hubo crímenes del franquismo desde 1936 hasta la Constitución, con lo cual no hubo Transición”.

[ad_2]

Source link