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   MADRID, 1 Dic. (EUROPA PRESS) –

   El músico James Rhodes regresa a Madrid, al Auditorio Nacional, el próximo 9 de diciembre con un concierto en el que interpretará piezas de Brahms y Beethoven y en el que llega precedido por una polémica en redes sociales tras unas palabras ante un grupo de jóvenes en las que se refería al género musical del reguetón.

   «¿Escucharemos a Bad Bunny en dos siglos? Ni de coña», señalaba hace unas semanas Rhodes, lo que le supuso muchas críticas en redes sociales. El músico ha aclarado en una entrevista con Europa Press que en esas palabras no había una crítica explícita al reguetón, sino que se trataba de «una pregunta genuina».

   «No estaba atacando al reguetón, no es mi esencia generar polémica. Era pura curiosidad, de la misma manera que cuando llegué aqui no sabía nada sobre Sabina o Serrat u otra música española y al final ha sido un descubrimiento», ha explicado el pianista británico, autor de ‘Instrumental’.

   Rhodes –quien no ha descartado con humor que el día en que celebre su boda suene este genero musical– ha lamentado la polémica generada por estas palabras. «De repente, soy clasista y racista. Menos mal que no he visto mucho, porque ya no tengo Twitter. Pero una cosa está clara: para mí, la música es la música, sea del género que sea«, ha defendido.

   El pianista, que recibió la nacionalidad española a finales del año pasado, ha recordado los motivos que le llevaron a dejar Twitter –no las redes sociales, puesto que tiene Instagram–, por motivos similares a las críticas recibidas estos días. «Estaba harto de gente enviándome mensajes tan crueles sobre violación o abusos. ¿Pero por qué?«, ha cuestionado.

«VETE A TU PUTO PAÍS»

   «Es algo súper triste para mí en España. He llegado aquí porque de repente surgió la oportunidad de hacer una ley para proteger a nuestros niños y yo esperaba una respuesta de todas las partes diciendo algo así como ‘estupendo, tío, cómo podemos ayudar’. Pero la respuesta fue, tanto de gente de derechas como de izquierdas, una cosa como ‘vete a tu puto país’«, ha lamentado.

   «Ahora que ya tenemos esta Ley en España, que se ha puesto el número uno en protección infantil y eso me hace sentir orgulloso, pues ya está. No necesito reunirme con políticos ni recibir ataques: estoy más feliz enfocándome en cosas que me dan alegría e Instagram es un poco más amable que Twitter, que es muy fea», ha criticado.

   La última vez que Rhodes estuvo en Madrid, el 13 de septiembre de 2019 también en el Auditorio Nacional, agotó todas las localidades. El músico considera que este recinto es su «Camp Nou particular», en un símil con el estadio del F.C. Barcelona para decir que es un lugar «superespecial».

    «El público de Madrid siempre ha sido muy acogedor y creo que hay pocos sitios como éste, donde se puede escapar del ruido y de la mierda de las noticias, redes sociales, polémicas o publicidad. Quiero ofrecer un concierto en el que cierres los ojos y tengas una hora y media para ti, como si fuera meditación», ha indicado.

«PELIGROSO Y GILIPOLLAS»

   De nuevo, Rhodes aborda la diferencia de público que asiste a sus conciertos con el «elitismo» de otros espectadores habituales en estos recintos. «Creo que ese tipo de público que piensan que escuchan un arte muy elevado y son muy educados y lo entienden todo no van a asistir a mis conciertos: para ellos, soy peligroso y un poco gilipollas«,

   «Ojalá esto cambie, porque siempre toco con todo el respeto del mundo», ha señalado el músico, quien reconoce no contar con muchos apoyos en el sector. «Lo más divertido es que a veces me he encontrado con críticas en un medio que decían que soy un milagro y a los pocos meses resulta que era el peor del mundo. Es de risa», ha comentado.

   Por ello, insiste en la importancia de «acercar la música clásica a los más jóvenes». «Mi propia experiencia es que he conocido a muchos adolescentes y la inmensa mayoría tiene mentes mucho más abiertas y respetuosas que los adultos. Lo triste es que no hay dinero para educación musical y me pregunto cuántos Sabinas o Serrats existen en este país y no lo saben«, ha concluido.

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