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La acumulación de plásticos en el medio ambiente es una preocupación creciente en todo el mundo. Sus efectos a escala macrométrica se ven a menudo, aunque el impacto de las partículas de plástico más pequeñas en nuestra salud todavía no se ha investigado en profundidad. La exposición a microplásticos y nanoplásticos deriva de actividades vitales como la ingesta de comida y agua y la inhalación. Es necesario poder identificarlos y medirlos, así como identificar qué efectos tóxicos causan en los organismos vivos.

 

En un estudio reciente, se ha utilizado por primera vez la citometría de flujo para detectar y cuantificar nanoplásticos en la sangre periférica humana. La investigación se ha hecho sobre personas con enfermedades muy diversas para estudiar posibles diferencias en su acumulación. También se han utilizado ratones de un entorno altamente controlado para comparar sus niveles de nanoplásticos con los de los humanos.

 

El estudio lo ha llevado a cabo un equipo que incluye a expertos del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP), vinculados al Instituto Catalán de Oncología (ICO) y a la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el Banco de Sangre y Tejidos (BST), el Instituto de Investigación Biomédica de Lleida (IRBLleida), el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, Thermo Fisher Scientific y Sartorius Stedim North America.

 

En este estudio, Roser Salvia (UAB) y sus colegas han utilizado técnicas de fluorescencia y nanocitometría, junto con la tinción del colorante rojo Nilo, para demostrar que se pueden detectar nanoplásticos en sangre mediante citometría de flujo. Se trata de una metodología rápida, precisa y altamente reproducible, que se convierte en una valiosa herramienta para futuros estudios sobre la exposición a los plásticos en humanos. Los autores del estudio han evaluado la acumulación de nanoplásticos en siete ratones y en una cohorte de 196 personas, incluyendo donantes de sangre regulares, bebés y pacientes con afecciones hematológicas y no hematológicas.

 

Los resultados demuestran la presencia de estas partículas en todos los individuos analizados, tanto humanos como ratones. Los niveles de los sujetos humanos son muy variados en todos los grupos; los más altos se han encontrado en pacientes con leucemia linfocítica aguda y los más bajos, en pacientes pediátricos con diabetes tipo 1. En cuanto a las diferencias por edad, se ha encontrado una bajada de 40 a 90 años, por lo que la acumulación de nanoplásticos en tejidos como el adiposo podría ser una posibilidad.

 

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Algunos vasos de plástico de usar y tirar pueden liberar billones (millones de millones) de nanopartículas. El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) de Estados Unidos realizó una investigación al respecto, publicada en 2022. (Imagen: N. Hanacek / NIST)

 

Los investigadores han aprovechado el hecho de estudiar personas que viven en el área metropolitana de Barcelona, una zona urbana con problemas de contaminación del aire y donde la exposición a partículas plásticas es alta, para comparar sus niveles de nanoplásticos con los de ratones en condiciones altamente controladas. El análisis de los ratones en el Centro de Medicina Comparativa y Bioimagen de Cataluña (CMCiB) muestra niveles significativamente más bajos en estos animales que en humanos, lo que sugiere que la inhalación de plásticos podría desempeñar un papel mucho más importante de lo que se pensaba hasta ahora. Habrá pues que explorar la acumulación de plásticos en poblaciones rurales y remotas en futuros estudios.

 

El doctor Jordi Petriz, del laboratorio de Citómica Funcional del IGTP e investigador principal del estudio, destaca la importancia de este trabajo para «comprender cómo nos afecta la exposición a partículas de plástico y cómo se acumulan a lo largo del tiempo». Pone en valor la citometría de flujo como una «nueva tecnología para detectar nanoplásticos de forma precisa y al mismo tiempo sencilla». Por último, señala que «hay que llevar a cabo más estudios para determinar la asociación entre la contaminación de los nanoplásticos y la salud».

 

El estudio se titula “Fast-screening flow cytometry method for detecting nanoplastics in human peripheral blood”. Y se ha publicado en la revista académica Methods X. (Fuente: UAB. CC BY-NC 4.0)

 

 

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