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Levante, 1992, final del verano en un pueblo de la costa. Sandra, Eva y Malena, de 15 años, desaparecen en una discoteca sin dejar rastro. La policía no parece estar buscando en la dirección correcta, por eso Javi, el hermano pequeño de Sandra, comienza una investigación junto a Quino y Álvaro, sus mejores amigos, y Zeta, el matón de la clase. Así comienza Paraíso, la nueva apuesta de teleficción de Movistar +, una serie que se interna en el género fantástico explotando la nostalgia por una época cercana pero tan distinta a la actual como los años 90, siguiendo la línea marcada en los últimos años por un fenómeno de masas como Stranger Things.

«Quería que con Paraíso el espectador tuviera la misma sensación que yo experimentaba con V cuando la ponían en televisión”, comenta Fernando González Molina (Pamplona, 1975), director de la serie. “Cuando tenía 10 o 12 años veraneaba en Portugal y obligaba a mis padres a cruzar la frontera para ver la serie en un bar de carretera. Durante 45 minutos te creías que el mundo estaba dominado por lagartos y eso, de una extraña manera, te hacía sentir como muy feliz. Era todo muy espectacular, un viaje. Aquí, sin embargo, teníamos más referentes: desde Verano azul al fantástico de Spielberg, pasando por la sensación de ver con la familia el 1, 2, 3… Responda otra vez. Una amalgama de cosas que pudieran desembocar en una serie para que toda la familia pueda sentarse junta a verla”. Podríamos incluir entre los referentes los nombres de Joe Dante, John Hughes, Robert Zemeckis y películas como Los Goonies (Richard Donner, 1985) o El vuelo del navegante (Randal Kleiser, 1986).

La serie reconstruye la época de los 90 con todo lujo de detalles, desde el vestuario hasta los peinados, incluyendo guiños a series que marcaron a los chavales de aquellos años como Bola de Dragón y dando especial relevancia a la música de Mecano u OBK. Incluso podríamos mencionar ese punto de partida de la desaparición de las niñas que tanto recuerda al hipermediático Caso Alcàsser

“Para nosotros era muy importante el punto de vista nostálgico”, asegura Gonzalez Molina, director de películas como Palmeras en la nieve (2015) o la adaptación cinematográfica de la trilogía del Baztán de Dolores Redondo. “Pero nostalgia española, queríamos hablar de nuestros 14 años. Ruth García (productora ejecutiva y guionista de la serie) es Olivia y yo soy Álvaro. Por eso baila Historias de amor de OBK, porque es la música que yo escuchaba. De hecho, llegué a mandar unas 400 cartas para conocer a Mecano en el año 89. Buscábamos que el viaje fuera visual, pero también emocional”.

Paraíso es, de hecho, una serie muy ambiciosa desde el punto de vista visual y el de los efectos especiales, pero aquí damos con un muro, ya que hablar de ello significaría revelar el gran giro de guión que guarda la serie en sus primeros compases. “La carcasa de Paraíso es la de un fantástico ambicioso y poderoso, que es en realidad lo que queríamos hacer, pero por debajo habla de la adolescencia, de sentirse perdido y solo, de cuando amas por primera vez, de cuando tu orientación sexual te marca y te sientes un poco distinto, habla de la perdida, habla de ser padre…”, comenta el director.  

Otro aspecto a tener en cuenta en Paraíso es la exhaustiva búsqueda y elección de localizaciones para dar a luz a ese pueblo ficticio que es Almazora. Así, el equipo localizó escenarios por toda la comunidad Valenciana, pero también en Castilla, Aragón y Madrid. “La discoteca Paraíso es la mezcla de muchas cosas, como ocurre tanto en el cine, donde normalmente todo es de mentira”, puntualiza Fernández Molina. “Construimos para crear la discoteca un gran decorado en Chichón y, por otro lado, rodamos planos en los que hubo mucho efecto digital en Altea. Todo para intentar construir un universo paralelo para ayudar al espectador a entrar en la historia”.

La producción, además, tuvo que lidiar con el parón provocado por el Estado de Alarma cuando llevaban 5 semanas de rodaje. Al reactivar el trabajo cuatro meses después, se enfrentaron a poner en pie unos protocolos sanitarios que en aquel momento todavía estaban en pañales. Una experiencia muy movida tanto para los actores que interpretan los papeles adultos, Macarena García, Gorka Ochoa e Iñaki Ardanaz, como para los jóvenes que dan vida al grupo de amigos. Para dar ellos, el reputado equipo de Luis San Narciso realizó un intenso casting al que se presentaron más de 3.000 adolescentes y del que salieron los nombres de Pau Gimeno, Cristian López, Leon Martínez, Héctor Gonzalbo, María Romanillos o Patricia Iserte, nuevas y prometedoras caras para el cine español. Ellos han sido indispensables para dar vida a estos personajes.

La serie tiene esas dos capas, la de los personajes y la del fantástico”, explica el director. “Nos preocupamos mucho de construir esos personajes poderosos, con conflicto, que hacen viajes muy bestias. Y es que los guiones son espectaculares y en todo momento sentí la obligación de estar a la altura”.

JavierYusteTosi



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