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Con un número de proyectos que solo va a más y un crecimiento vertical, Pink Tiramisú, la empresa de management de Albert Petit, ha utilizado el parón que la pandemia ha ocasionado como un trampolín en sus aspiraciones y objetivos. El propio Petit detalla que «normalmente no tenemos tiempo de hacer estas cosas, pero el año pasado sí lo tuvimos» y eso se ha traducido en el paso de Pink Tiramisú a la editorial, manejando ahora los derechos de autor de los artistas. A ello se suman importantes proyectos que están por llegar y que tienen entre manos como el primer disco del actor de Élite, Aaron Piper, junto a Papi Trujillo, el nuevo álbum de la banda local Go Cactus, o lo último de Zowi, entre un larguísimo etcétera.

El propio Petit explica que, «aunque sea raro», el año pasado «ha sido un muy bueno». Es cierto que no económicamente, pero sí «para sentar bases sólidas y de reestructuración para llevar a cabo planes de futuro». Este cambio llegó con el arranque de la pandemia, que cogió a Petit «en Nueva York con Go Cactus, donde tenían seis fechas». Tras solo unas horas en Estados Unidos, «tuvimos que volver y vi que tras tener la empresa a velocidad de crucero, todo se fue a pique».

Catálogo

Fue entonces cuando se dijeron: «Es el momento de montar la editorial musical». De este modo, ahora Pink Tiramisú «gestiona los derechos de autor de los artistas, que es algo que nunca tuvimos tiempo de hacer». Ahora, solo unos meses después, ya cuentan con «un catálogo de 500 títulos y con proyectos de canciones para películas o series». Dicho de otro modo, les permite «una nueva vía de negocio con mucho futuro».

Entre manos tienen ahora suculentos proyectos como el primer disco de Aron Piper con uno de los pioneros del trap español, Papi Trujillo, Rafa Romera, de la última edición de Operación Triunfo, Goa, «la avanzadilla del nuevo rock alternativo en España», artistas emergentes como Broken Squad o Fran Lauren, así como bandas como Go Cactus, que publicarán tras el verano su nuevo disco grabado en Sevilla.

La colaboración firmada con la multinacional BGM para la gestión de la editorial musical también es «tranquilidad porque nos permite unas espaldas y una estructura física detrás» que, a su vez, les deja centrarse en «el déficit de contenidos de las plataformas, como Netflix o HBO, quienes en 2022 van a grabar muchísimo» o «trabajar con los artistas de manera transparente, haciendo que sepan qué están firmando». Dicho de otro modo, «sembrar ahora para recoger luego».

Su relación con los artistas, de hecho, se diferencia de otras empresas porque «las grandes compañías te hacen firmar los derechos de toda la vida del copyright, que son 70 años, y nosotros solo 15», porque «no somos una ONG, pero tampoco queremos hacerles el juego a las grandes compañías». Y añade «queremos hacerles crecer y si viene otra empresa con mejores condiciones, todo es negociable».

De hecho, ese trato estrecho con los creadores es una de las cosas que más gustan a Petit, quien asegura que «estar rodeado de talento y poder participar de los procesos artísticos, si te gusta eso, es genial». O, también, «encontrar un artista que está empezando y que luego le escuchen miles de personas es una pasada». Y con esa chispa al hablar de lo que le gusta, Petit reflexiona sobre el futuro del negocio y las oportunidades que los propios artistas tienen y que algunos fondos de inversión ya están viendo cono los ojos golosos. Pero todo con el amor a una profesión de quien confiesa «no saber hacer ya otra cosa».

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