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Han querido los vaivenes de la pandemia que la poesía se haya convertido estos días en Gijón en el mejor y casi único ungüento. En medio de la incertidumbre provocada por el cierre de bares y comercios y con las calles semivacías, ha emergido con fuerza la primera edición de “Poex”, unos encuentros de autores que finalmente se celebran en formato telemático por las obvias exigencias del guion. El acierto de la propuesta es múltiple: hay muchos creadores jóvenes, bastantes asturianos, algunos consagrados y las sesiones se realizan por parejas, frente a los habituales “monólogos”, con tendencia al ensimismamiento y el tedio. Los versos no permiten llegar a fin de mes, pero sí alimentan el espíritu. Quizás estos tiempos sean malos para todo menos para la lírica.
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