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Daesh ha tomado las flaquezas de Trinidad y Tobago, país petrolero, corrupto y criminalizado, para adaptar su narrativa yihadista. El pasado colonial y esclavista, sumado a la influencia del salafismo de países del mundo árabe, ha provocado que esta isla pegada a Venezuela sea desde 2014 un enjambre de yihadismo exportador de foreign fighters (combatientes extranjeros, en inglés) a Siria e Irak.

«El Islam ha crecido rápidamente porque la gente está desencantada con el cristianismo. Jesucristo está personificado como un hombre blanco con ojos azules y la gente odia la supremacía blanca«. Así lo explica por videollamada con EL ESPAÑOL un imán perteneciente a la mayor organización islámica del país, que ha solicitado mantener su anonimato. A pesar de que el Islam únicamente cuenta con un 3% de fieles, el islamismo ha marcado la historia del país.

En 1990, Jammat al-Muslimeen (JAM) dio el primer y único golpe de estado islamista en Occidente. JAM se consolidó como mesías y adversario directo del Gobierno, quien respondió con detenciones arbitrarias y masivas. La mala gestión agravó la radicalización y la fusión entre crimen organizado y yihadismo. «Aunque tengo prohibido identificar cualquier individuo de mi investigación, declaro que he observado a líderes religiosos con creencias islámicas extremistas», asegura el sargento Verson E. Jeanville.

Foreign fighters trinitenses en Siria junto a sus hijos.


Foreign fighters trinitenses en Siria junto a sus hijos.

País de inmigrantes con raíces indias, africanas, europeas y mestizas. En Trinidad y Tobago predominan los ciudadanos negros, llegados como esclavos desde África. Y, en segundo lugar, los indios, ambos enfrentados por la marginación y pobreza que sufre la comunidad afro, a pesar del apoyo del actual Gobierno, People´s National Movement (PNM).

«Tú, como un africano en diáspora, has tenido que dejar tu religión, tu lengua y tu cultura porque unos decidieron que tú eras un esclavo y tu historia comenzaría como esclavo«, justifica el mencionado imán mientras mira al horizonte, evitando mantener contacto visual con la periodista. El sentimiento de rencor por el pasado esclavo y la marginalidad influyen en el posicionamiento a favor de actitudes radicales.

Expansión del islamismo

Lennox Phillip, un policía nacido en un suburbio de Puerto España, la capital de Trinidad y Tobago, decidió convertirse al Islam por la influencia de un imán egipcio que visitó la isla, y cambió su nombre a Yasin Abu Bakr. Tras pasar varios años en Libia y recibir entrenamiento y financiación de Muamar el Gadafi decidió crear Jammat al-Muslimeen, organización afro-islamista fundada para acabar con el narcotráfico, la corrupción y la división étnica.

JAM inspiraba respeto y admiración en barrios en donde la policía temía pasar, lo que incitó a la unión de los propios criminales a la organización. Sumado a la radicalización en las prisiones, que se transformó en un caldo de cultivo de yihadismo como fruto de las detenciones masivas y arbitrarias llevadas a cabo por las autoridades.

Imágenes emitidas en directo del golpe de estado, con Yasin Abu Bakr en el centro.


Imágenes emitidas en directo del golpe de estado, con Yasin Abu Bakr en el centro.

El 27 de julio de 1990, 114 afro trinitenses dieron el primer y único golpe de estado islamista en Occidente, en protesta por la corrupción del Gobierno y su despreocupación por la comunidad negra, una acusación «falsa» según declara el entrevistado Dr. Raghunath Mahabir, experto en seguridad y ex oficial de CARICOM.

El salto al salafismo yihadista

El sargento Verson E. Jeanville asegura ante EL ESPAÑOL haber investigado a varios imanes que radicalizaban a favor de Daesh, «aunque tengo prohibido identificar cualquier individuo de mi investigación, declaro categóricamente haber observado a líderes y seguidores adoptar creencias islámicas extremistas».

Entre las mezquitas partícipes de la huída de los 130 foreign fighter destaca la de Río Claro, liderada por un ex miembro de JAM que participó en el golpe de estado y que dio el ‘sí, quiero’ a Daesh, Nazim Mohamed. La radicalización probada de este imán es desmentida por el imán entrevistado: «Todos los reclutamientos fueron online. Nosotros no tenemos ningún imán que propague ese tipo de violencia extremista«.

Sin embargo, la exsenadora Nafeeza Mohamed asegura a EL ESPAÑOL que abandonó su centro de culto cuando comenzó a experimentar «el estallido del fundamentalismo islámico«.

A partir de JAM han emergido otros grupos yihadistas, como Waajihat-ul-Islamiyyah y Jamaatul-Fuqra o Musulmanes de las Americas (MOA, en sus siglas en inglés). Esta organización planeó en 1991 un doble atentado yihadista en Toronto, Canadá; otro en 2007 en el aeropuerto JFK de Nueva York, Estados Unidos, y en 2018 en el carnaval de la capital trinitense.

Shane Crawford, Abu Sa'ad at-Trinitadi, retratado en la revista Dabiq el 15 de julio de 2016.


Shane Crawford, Abu Sa’ad at-Trinitadi, retratado en la revista Dabiq el 15 de julio de 2016.

Un falso paraíso

Actualmente, la mayor parte de los hombres huídos a Siria e Irak han muerto, mientras que 24 mujeres y 70 niños continúan encerrados en campos de refugiados sirios sin poder ser repatriados. El Islam se ha convertido en una excusa de expansión de la violencia y es utilizado por pandilleros del crimen organizado. A este factor se le suma, además, el apoyo del propio Gobierno quien, a cambio de votos, financia y encubre los delitos y asesinatos de JAM y sus otros socios. Incluyendo el asesinato de una senadora en 2014.

Tanto Nafezaa como el imán denuncian la manipulación llevada a cabo por los medios de comunicación. «Sólo marcharon 130 yihadistas trinitenses (a las filas de Daesh)» en comparación a los 2.000 foreign fighters franceses, «han exagerado los datos», denuncia el clérigo.

Según el Dr. Sanjay Badri-Maharaj del Oxford Research Group, el mayor desafío que enfrentan los funcionarios de Trinidad y Tobago es la falta de una política coherente sobre cómo combatir la radicalización, rehabilitar a quienes ya se han radicalizado y cómo repatriar a los combatientes que regresan. En particular, los niños nacidos en Siria e Irak de ciudadanos trinitenses.

Esta postura la comparte Nafeeza: «Las mujeres y los niños quieren ser repatriados. Hay evidencias de que ninguno de ellos han cometido ningún crimen, esto lo sabemos por la información que hemos obtenido a través de sus familiares».

‘En el nombre de la pobreza, la corrupción y la violencia’ se ha convertido en la nueva Trinidad para los yihadistas del Caribe. Y hasta que el propio Gobierno se purifique, individuos como, el renombrado por Daesh, At-Trinidadi, continuarán enunciando discursos que inciten a «hacer correr la sangre de los incrédulos por las calles de un lugar donde no se tiene honor y se obliga a vivir en la humillación».



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